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De Enrique Tierno, profesor, a Manuela Carmena, jueza

Los arquitectos del Plan General de Madrid que transformó la capital de España tras el franquismo de la mano del 'viejo profesor' apuestan ahora por el cambio que representa la jurista Manuela Carmena con la plataforma Ahora Madrid

EDUARDO MANGADA, JESÚS GAGO E IGNACIO SOLANA

Hace ya tres décadas y media se celebraron las primeras elecciones municipales. Tras años de movilizaciones masivas en nuestras ciudades, había ganado la democracia. Mucho tiempo ha transcurrido, muchas cosas han cambiado desde entonces, y sin embargo, volvemos a encontrarnos hoy en una situación que recuerda aquella. También entonces se enfrentaban en Madrid una candidatura que representaba el pasado y otras que reclamaban el cambio. La continuidad en el gobierno municipal de la vieja derecha, que había administrado Madrid según su conveniencia, la representaba un notario, José Luis Álvarez, que había sido el último alcalde designado del franquismo. Surgía, con gran fuerza e ilusión, una oposición ciudadana que ansiaba una nueva política. Y, a su servicio, unas candidaturas de cambio, más allá de su diversidad, confluyeron, para la Alcaldía, en la figura de Enrique Tierno Galván, el viejo profesor. La historia es conocida: ganó el viejo profesor encabezando un pacto por el cambio, y el cambio se produjo.

Recuperar Madrid fue en 1979 la consigna de aquel gobierno municipal. Recuperar Madrid de la especulación inmobiliaria, del abandono de los barrios, de la corrupción de décadas de dictadura. Se puso en marcha una gran campaña de información, de debate y de participación ciudadana para "recuperar Madrid". Y Madrid se recuperó, comenzó a cambiar. Durante unos años se convirtió realmente en la capital cultural de Europa, la ciudad de referencia, en vanguardia de la innovación y de las nuevas corrientes culturales.

"Una gestión profundamente insolidaria de la crisis ha arrasado los barrios, la sanidad y la enseñanza públicas, sus servicios sociales, su vida cultural, su actividad económica"

Han pasado tres décadas y media y este es otro Madrid. Aquel Madrid que salía de la larga noche del franquismo era una ciudad a la que faltaba de todo. Hoy es una metrópoli con grandes recursos, con una infraestructura hecha. Y sin embargo, hoy vuelve a haber un ansia de cambio y tenemos de nuevo que recuperar Madrid. Ahora, recuperar Madrid para los ciudadanos, vuelve a ser poner sus recursos al servicio de la gente, del bienestar de todos. Porque esta ciudad, recuperada por sus gentes con los primeros gobiernos de la democracia, ha ido perdiendo aliento público, ha sido privatizada, se han acentuado sus desigualdades. Una gestión profundamente insolidaria de la crisis económica ha arrasado los barrios, la sanidad y la enseñanza públicas, sus servicios sociales, su vida cultural, su actividad económica. Ha puesto los recursos urbanos al servicio de intereses privados, desahuciando a quienes han perdido sus medios económicos y entregando la vivienda pública, a precios de saldo, a fondos buitre. Junto a la desatención de las necesidades más elementales de los vecinos, campa el clientelismo y el desprecio de lo público, y en lugar de responder a las demandas ciudadanas se proyectan grandes y costosísimas operaciones especulativas, hechas a la medida de intereses privados. Hoy como ayer hay que recuperar Madrid, de nuevo para los ciudadanos.

Como en 1979, vivimos en una crisis económica agudizada por políticas que están sacando beneficios cuantiosos para minorías cada vez más ricas, a costa de las privaciones de la inmensa mayoría, cada vez más empobrecida. Hay formas distintas de enfrentarse a una crisis económica, y en Madrid se ha seguido durante estos años el camino que marcaban los intereses más especulativos. Esperanza Aguirre hoy, como José Luis Álvarez entonces, representa esos intereses, con unas políticas que inició desde la Presidencia de la Comunidad y cuya continuidad pretende asegurar ahora desde la Alcaldía.

Como en 1979, nos enfrentamos hoy a una candidatura prepotente, que no representa otra cosa que la continuidad de ese negocio privado en que el Partido Popular ha convertido sobre todo Madrid –y toda España– durante estos años de la crisis. Han tenido gobiernos municipales con mayorías absolutas cimentadas en un despilfarro que hizo posible una coyuntura económica excepcionalmente favorable. Ahora, podría quizás llegar a conservar los votos que, pese a representar una minoría exigua frente a la mayoría que reclama el cambio, pudieran bastarle para continuar gobernando. Una ley electoral hecha a su medida se lo permitiría, si las fuerzas de cambio no se ponen de acuerdo para impedirlo, organizando una alternativa que reúna mayoría absoluta. Tras las elecciones, veremos quién quiere realmente el cambio y quién puede llegar a frustrar, por omisión, el deseo de cambio de la mayoría.

Reconocemos la misma necesidad de un cambio profundo en la política municipal, que erradique la corrupción y ponga la ciudad al servicio del ciudadano

Frente a la prepotencia de continuidad, hay una ilusión de cambio en distintas candidaturas, con la juventud, las asociaciones vecinales, las mareas y cuantos se movilizaron el 15-M, y en definitiva, la gente con ilusión reclamando el cambio. En 1979, las ansias de cambio se polarizaron en la figura de Enrique Tierno, con su perfil de compromiso ético y su capacidad de hacer pedagogía ciudadana. Han de converger ahora en otra figura de semejante entidad y talante.

Los que firmamos este artículo participamos, en 1979, en aquellas elecciones municipales, y en la recuperación de Madrid que se emprendió luego. Y estamos orgullosos de ello. Lo evocamos desde la necesidad actual de volver a recuperar Madrid para la gente. Reconocemos la misma necesidad que entonces de un cambio profundo en la política municipal, un cambio que erradique la corrupción y ponga la ciudad al servicio del ciudadano. Como entonces, es necesario concentrar todo el voto de cambio, sin duda mayoritario, superar divisiones e impedir abstenciones que pueden permitir que una opción minoritaria, que es además la principal protagonista de la corrupción, pueda continuar gobernando Madrid en beneficio de unos pocos. Solo la unión de cuantos querían el cambio permitió entonces que dejásemos el pasado atrás.

Entonces fue un viejo profesor, Enrique Tierno, quien encabezó las fuerzas jóvenes que hicieron el cambio. Hoy es una jueza honorable, Manuela Carmena, encabezando fuerzas igualmente jóvenes, quien mejor puede hacerlo. Su figura, como la de Tierno, representa un compromiso ético que le dota de la autoridad necesaria para encabezar el cambio. El día 24 habrá que escoger entre corrupción y honestidad, entre los intereses privados de unos pocos y el interés público de la mayoría, entre más de lo mismo y el cambio. Entre Esperanza Aguirre y Manuela Carmena.


Eduardo Mangada, arquitecto, fue concejal de Urbanismo y Teniente Alcalde con el Alcalde Tierno
Jesús Gago e Ignacio Solana, arquitectos, dirigieron el primer Plan General de Madrid, de 1985, promovido por el Ayuntamiento del profesor Tierno

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