Este artículo se publicó hace 11 años.
Un escudo franquista preside un edificio cultural en Gijón
Se espera que dentro de la tarea de recuperación del Laboral Ciudad de Cultura se encuentre la eliminación del símbolo del franquismo y otros posibles restos de similar identidad que también se encuentran sobre el arco de
Félix Población
Lejos quedaron los tiempos en que, a raíz de un grave accidente laboral ocurrido a mediados de los cuarenta del pasado siglo en una mina de la cuenca del Caudal, un ministro de Trabajo del régimen franquista anunciara la construcción de un orfelinato minero en los alrededores de Gijón, en los terrenos que luego ocuparía la Universidad Laboral.
Lejos también queda la decisión de la Fundación José Antonio Girón, ministro asimismo de Trabajo, de llevar adelante esa misma universidad -en lugar del orfelinato-, a partir de 1946 y siguiendo el plan de universidades laborales puesto en marcha en aquellos años, con un periodo de construcción que se prolongó hasta 1956 y que dio como resultado la obra arquitectónica más importante verificada en Asturias en el siglo XX, con una extensión total de 270.000 metros cuadrados.
Dada la incidencia que la iglesia católica tuvo durante la dictadura, la dirección y gestión del centro, en el que llegaron a estudiar hasta 3.000 alumnos (externos e internos), corrió a cargo de la Compañía de Jesús. A partir de 1979, personal docente de las universidades laborales sustituyó a los jesuitas y, desde el año 2001, gracias al proyecto aprobado por el gobierno del Principado de Asturias, la que fuera Universidad Laboral inició el tránsito hacia lo que en 2007 sería Laboral Ciudad de la Cultura, que según su página web se define como una institución del siglo XXI, abierta, plural, en la que hay espacio para todo tipo de espectáculos y propuestas de ocio.
En los últimos años se han celebrado en Laboral todo tipo de espectáculos y conciertos tanto en el teatro como en el patio
En Laboral está radicada la Radiotelevisión del Principado de Asturias, el Centro de Arte y Creación Industrial, el Centro Integrado de Formación Profesional, la Escuela de Arte Dramático y Profesional de Danza, la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales, etc. A lo largo de estos últimos años se han celebrado en Laboral todo tipo de espectáculos y conciertos, tanto en su magnífico teatro como en el espacioso patio central del recinto. Es de destacar que el teatro, con un aforo de 1.500 localidades, está dotado de una sobresaliente acústica. Sobre su fachada helenística, sin embargo, encima del frontón central y tal como se refleja en la imagen, se yergue todavía un gran escudo de la España franquista, cuyas dimensiones sorprenden por su magnitud e indignan por su permanencia.
Sigue ahí después de que hayan transcurrido casi seis años (octubre de 2007) desde la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, promovida por el gobierno de Rodríguez Zapatero, y habiendo sido Gijón, hasta las últimas elecciones municipales, una ciudad cuyo Ayuntamiento ha sido permanentemente administrado por un equipo de gobierno socialista. Además de vulnerar dicha ley durante todo un sexenio, es igualmente deplorable que un espacio gestionado y promocionado como enclave de una cultura abierta y plural para el siglo XXI, mantenga sobre sus muros la enseña más carismática de un régimen que, además de arrojar al exilio o a las cárceles a las más valiosas personalidades de la cultura republicana, combatió durante casi cuarenta años todo asomo de cultura abierta y plural en España.
Las autoridades del Laboral decidieron prohibir un espectáculo creado por jóvenes aprendices de actores
Sin ir más lejos, quien suscribe este artículo participó junto a un grupo de muy jóvenes aprendices de actor en la elaboración de un espectáculo teatral, basado en textos de diversos escritores y poetas (Alberti, Hernández, Blas de Otero, Unamuno, Peter Weiss, Bertold Brecht, etc.), cuyos ensayos se verificaron en ese mismo teatro de Laboral durante varios meses. La autoridad incompetente, tres días antes del estreno (1969), presenció el espectáculo y decidió prohibirlo, alarmada acaso por la efectividad o significación escénica no controlada que esos textos cobraban sobre las tablas.
Hace algunos años, el gobierno del Principado de Asturias inició lo que entonces se llegó a titular en algún periódico como desmantelamiento del primer símbolo franquista localizado en el edificio. Con ello se refería un redactor del diario El Comercio a la restauración de la gran veleta que presidía el complejo, ubicada en el punto más elevado del extenso patio corintio, y a la que se le privó del yugo y las flechas. Esta simbología, sin embargo, también permanece hoy en día sobre el gran arco de entrada por el que se accede al recinto.
Se espera que en la tarea de recuperación del edificio se encuentre la eliminación del escudo franquista
En la página web de Laboral se puede ver este párrafo: La tarea de recuperación del monumental edificio con nuevos usos relacionados con la cultura, la formación y la creación, aún está en marcha, en un apasionante proceso que no cesa y en el que nuevos espacios se irán sumando de forma paulatina hasta completar una ciudad singular. No puede imaginarse nada apasionante, relacionado con la cultura y la creación, si quienes dirigen y organizan ese centro no han tenido hasta ahora la delicadeza y la decencia de evitar, a quienes forman parte de ese proceso y a quienes acuden a Laboral, la contemplación de esa imagen. Cabe esperar, pues, que la tarea de recuperación aún en marcha del monumental edificio incluya algún día la eliminación del escudo franquista y otros posibles restos de similar identidad.
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