EL JUEGO DE LA CIENCIA // CARLO FRABETTI

*Escritor y matemático

La anterior columna (La cuarta pregunta) suscitó en el blog un animado debate del que, entre otras cosas, emergió una quinta pregunta, que se podría formular así: ¿la actual fase “preguntona” de la especie humana es definitiva o evolucionaremos mentalmente hacia otros tipos y niveles de pensamiento? Por lo que respecta a la filogénesis (el origen y desarrollo de la especie como tal), esta quinta pregunta formaría parte de la tercera (¿adónde vamos?), pero presenta peculiaridades que justifican un tratamiento aparte.

Aunque la evolución biológica de nuestra especie no ha cesado de forma tan total y definitiva como algunos creen, lo cierto es que la posibilidad de que se produzcan saltos cualitativos a partir de mutaciones accidentales es muy remota. Pero tanto los científicos como los escritores de ciencia ficción llevan mucho tiempo especulado sobre otras posibles vías de transformación del ser humano. Una de estas posibilidades, ya apuntada por John von Neumann a mediados del siglo pasado, es la de que nuestras criaturas electrónicas acaben siendo más inteligentes que nosotros. Según algunos, el más firme candidato a Homo sapientissimus es un superordenador. Pero otros opinan que es más probable que el próximo estadio de la evolución de la conciencia lo protagonice, más que una única máquina, una red de ordenadores, una Internet emancipada de sus usuarios y extraordinariamente tupida en la que cada nodo será como una superneurona de un vastísimo supercerebro electrónico.

Otro firme candidato a supermente es el híbrido máquina-persona. La posibilidad de conectar el cerebro humano con todo tipo de prótesis informáticas ha salido del ámbito de la ciencia ficción y empieza a ser una realidad, aún incipiente pero de perspectivas ilimitadas. Y, por último, no hay que olvidar la evolución biológica, pero no ya ciega y azarosa, sino provocada y encaminada a un fin preestablecido. La ingeniería genética es otra puerta que ya ha sido irreversiblemente abierta y por la que el ser humano podrá salir de sí mismo para convertirse en algo que ahora no podemos ni concebir.

¿Superordenadores inteligentes, superredes autorreguladas, ciborgs y mutantes de diseño? ¿Cuál será el siguiente peldaño de la escala evolutiva? En cualquier caso, cada vez más científicos y futurólogos opinan que a lo largo del siglo en curso se producirá una “singularidad tecnológica”, un punto de inflexión en la historia de la humanidad, un salto cualitativo de consecuencias inimaginables.