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Ni ganador, ni perdedor: un Podemos para ganar

Debatir con seriedad para ganar

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El ciclo político-electoral 2014-2016 ha concluido. El balance para las fuerzas del cambio es positivo. Después de las elecciones europeas, municipales, autonómicas y generales (con repetición y vodevil tragicómico incluido), aunque no se haya alcanzado el principal objetivo (gobernar el Estado), no es poca cosa: 71 diputados, importante presencia en todos los parlamentos autonómicos y los principales municipios del Estado gobernados por las fuerzas del cambio. La irrupción de Podemos ha removido y cambiado la política del Estado español. El fin del bipartidismo ha supuesto un terremoto en la base del régimen, que se ha visto forzado ha apuntalarse mediante lo que hemos denominado como turnismo por abstención.

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Nos encontramos, pues, ante una oportunidad histórica para densificar la organización popular y construir una cultura política de y para beneficio de las grandes mayorías, garantizando espacios, no ya de acción social y política, sino espacios de producción y reproducción de los valores e ideas que informan y nos identifican el proyecto de Estado y de sociedad que queremos construir entre todos y todas. Esta es la única manera, junto a la colaboración con el movimiento popular y la promoción del protagonismo de la gente en la defensa y autotutela de derechos, de ganar a medio plazo, rompiendo el cordón sanitario cada vez más descarado que nos imponen las fuerzas del régimen tanto en las instituciones como en los medios de comunicación.

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Debatir con seriedad para ganar

Confrontar y debatir ideas y proyectos son elementos constitutivos de nuestra comprensión de lo político, habida cuenta de las variadas y diferentes visiones estratégicas que, bajo un mismo paraguas común (ser alternativa política), conviven en el interior de nuestra organización. No obstante, para que el debate sea efectivo, sano, productivo y respetuoso, debemos evitar que los verdaderos debates estratégicos sean sustituidos por falsos debates que no existen en la práctica y que simplemente sirven para caricaturizar los debates reales que sí están sobre la mesa. Nadie en Podemos quiere abandonar su espíritu “original” popular y transversal, nadie quiere renunciar a ser herederos de las enseñanzas que el 15-M puso sobre la mesa en la política estatal, nadie quiere una organización que renuncie a ser la voz de una nueva voluntad popular más democrática y participativa, y, por supuesto, huelga decirlo, nadie quiere un Podemos que renuncie a ganar. Podremos estar en desacuerdo en las formas, la estrategias, las tácticas y los programas que necesitamos para alcanzar ese objetivo compartido por todos y todas (la victoria), podremos tener visiones distintas a la hora de valorar lo hecho hasta ahora y lo que debemos hacer en el futuro, podremos incluso emocionarnos con autores distintos y canciones diferentes, podremos tener diferentes ideas sobre cómo nos tenemos que organizar o quiénes son las personas más aptas para formar parte de las diferentes direcciones orgánicas del partido, y sobre eso es sobre lo que tendremos que discutir en Vistalegre II, pero en lo esencial, en todos esos planteamientos citados que dan sentido al origen y existencia de Podemos, no discrepamos.

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