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Está pasando, te están robando, ¿no lo estás viendo?

ANTONIO AVENDAÑO

Cualquiera que tenga coche sabe que la competencia en el mercado de las estaciones de servicio de carburante es una burla. Nos da igual llenar el depósito en una estación u otra porque la experiencia nos certifica una y otra vez que los precios son prácticamente los mismos en cualquiera gasolinera. ¿Que por qué sabemos que los precios apenas varían? Pues porque si de verdad variaran seguro que nos habríamos enterado. Cuando el sector era un monopolio estatal, los expertos hablaban de 'mercado cautivo y poco eficiente'. Una vez liberalizado, los expertos hablan de 'asimetrías en la velocidad de ajuste de los precios minoristas'. Los que ponemos gasolina preferimos llamarlo robar.

El célebre eslogan promocional de los informativos de la CNN ‘Está pasando, lo estás viendo' era tan astutamente fiel a la realidad que la realidad ha acabado apropiándoselo a todos los efectos y sumando cada día nuevas versiones que enriquecen la ingeniosa idea de los publicitarios de la cadena de noticias. La última recreación del eslogan podría ser ‘Está pasando, te están robando, ¿no lo estás viendo?', cuya involuntaria autoría habría que atribuir a los redactores del Informe de Seguimiento del Mercado de Distribución de Carburantes de Automoción en España, difundido hace unos días y elaborado en junio pasado por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC).

Abundando en esa elegante tesis de la asimetría que algunos preferimos llamar atraco, la conclusión del informe de la CNC es ésta: 'Las asimetrías suponen que cuando se produce un incremento en los precios internacionales, los precios minoristas nacionales reaccionan más rápidamente que cuando los precios internacionales disminuyen. Esta asimetría, tiene efectos perjudiciales para los consumidores finales, puesto que no se benefician rápidamente de las bajadas de los precios internacionales y sí sufren con mayor rapidez las subidas de los precios internacionales'.

Pero lo llamativo no es que Competencia diga eso. Lo escandalosamente llamativo es que lo viene diciendo desde hace años. Este de 2012 no es el primer informe sobre el asunto que realiza la CNC. De hecho, en 2009 y 2011 ya realizó otros dos igualmente exhaustivos para determinar si existía verdadera competencia en el mercado de las estaciones de servicio de carburantes. En la primera página de esta última entrega se afirma textualmente: 'El Informe de 2011 tenía por objeto, entre otras cuestiones, valorar el grado de cumplimiento de las recomendaciones efectuadas en el anterior Informe de 2009, estudiar la evolución reciente de los principales indicadores del grado de competencia en el sector y valorar y revisar las recomendaciones realizadas en el Informe de 2009'.

Resumiendo: en 2012 han hecho una investigación oficial para comprobar si los operadores del mercado habían cumplido en 2011 las recomendaciones formuladas tras la investigación oficial hecha en 2009. En realidad, podrían haberse ahorrado cualquiera de estos informes: con haber preguntado a cualquier conductor que llene habitualmente el depósito habría sido suficiente para saber que en ese sector no existe la dichosa competencia. Es más, cualquier conductor le habría dicho lo mismo que se lee en el informe, si bien habría escogido otras palabras entre las cuales nunca habría figurado esa tan elegante de ‘asimetría': 'Estos cabrones nos suben la gasolina cuando sube el petróleo, pero no nos la bajan cuando el petróleo baja'. Eso le habría dicho.

El apasionante caso de los informes de la Comisión Fantasmal de la Competencia es revelador porque nos ayuda a comprender un poco mejor cómo funciona este país cuyos gobiernos vienen atracando a los ciudadanos cada dos años (10 de mayo de 2010 con Zapatero; 11 de julio de 2012 con Rajoy), sin que tales atracos mejoren la economía pública aunque no por ello dejan de destruir la economía privada. Si la Comisión de la Competencia necesita hacer cada año un informe para llegar a las mismas conclusiones a las que llegó el año anterior y para repetir las recomendaciones ya recomendadas en años anteriores porque las recomendaciones hechas entonces no han sido cumplidas, la pregunta es obvia: ¿para qué diablos sirve una Comisión Nacional de la Competencia cuyas recomendaciones para que haya competencia nadie cumple?

Esa ineficacia da que pensar. Si está pasando, si nos están robando, si lo estamos viendo y si los polis (se llamen CNC, CNMV, Cámara de Cuentas, Banco de España o como se llamen) que hemos puesto para evitar que pase todo eso también lo están viendo, pero no hacen nada, ¿para qué diablos sirven esos polis? ¿Cuántas veces nos engañan sin que lo sepamos o incluso sabiéndolo? Es como el escándalo ese de Barclays en el que los tipos de ese banco de la City londinense manipulaban los tipos de interés de referencia. Es como aquellos ladrones de Enron que saquearon a los usuarios californianos del servicio eléctrico. Es como lo de Bankia saliendo a Bolsa con unas cuentas que eran de mentira. Es como lo del escándalo de los ERE en el que se repartieron decenas de millones sin control político ni administrativo alguno. Es como las cajas de ahorro y los bancos que iban a la ruina a la vista de todos sin que nadie hiciera nada. Es como esos ejecutivos de las grandes corporaciones de comunicación o de lo que sea que cobran 10 o 12 millones en ‘bonus' por una gestión que ha conducido a una deuda descomunal de sus empresas y al despido de cientos de trabajadores.

Los atracadores son gente eficiente. Es obvio que están haciendo bien su trabajo. Lo hacen bien incluso cuando no lo hacen bien, dado que ni siquiera entonces suelen acabar en la cárcel. En tal caso, la pregunta es: ¿están los polis haciendo bien su trabajo? ¿Está el Estado haciendo bien su trabajo? ¿Está el sentido común haciendo bien su trabajo? ¿Está la indignación haciendo bien el suyo?

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