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La tortura también es terrorismo

“El diccionario de la Real Academia Española define terrorismo como sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”, y tortura como “grave dolor físico o psicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo”. No son términos sinónimos, pero casi, de lo que se deduce que utilizar la tortura para conseguir informaciones que contribuyan a evitar actos de terrorismo es un sinsentido. Porque tan terrorista es el que aplica la picana en los genitales de un detenido o le sumerge la cabeza en agua hasta el límite del ahogamiento, como el que se ciñe un cinturón explosivo y lo detona para causar el mayor dolor posible al enemigo, aunque se lleve por delante a un puñado de inocentes. Por añadidura, la frontera entre buenos y malos, entre ellos y nosotros, es difusa porque, casi siempre, los bandos se definen por ideologías y comportamientos que esconden intereses económicos e ideológicos egoístas o

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“El diccionario de la Real Academia Española define terrorismo como sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”, y tortura como “grave dolor físico o psicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo”.

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A la postre, la historia, como casi siempre, impondrá su particular justicia y convertirá en malos a los vencidos y en buenos a los vencedores, que serán quienes la escriban.

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Peor aún: estas prácticas, que un reciente informe del Senado ha vuelto a recordar, sirven de detonante o pretexto del imperdonable salvajismo con el que Al Qaeda, sus franquicias y el emergente Estado Islámico actúan en sus áreas de influencia: ejecuciones masivas en Irak y Siria, degollamientos filmados y difundidos por Internet de inocentes rehenes occidentales, matanzas y secuestros de centenares de niñas en Nigeria... Por tópico que suene, la violencia engendra más violencia; el odio, más odio; el terror, más terror; y la injusticia, más injusticia.

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