El 60% de los diplomáticos que atacaron a Santos Maraver por unirse a Sumar apoyan ahora un texto contra la amnistía
A raíz del acuerdo entre PSOE y JxCat, 36 de los 68 embajadores y emisarios jubilados que criticaron al segundo de Sumar firman una carta en la que equiparan el 1-O a un “golpe de Estado” y los socios de Gobierno a “los enemigos de España”.
El cierre del acuerdo sobre la amnistía entre PSOE y Junts per Catalunya ha provocado un terremoto político que ha resonado en todos los sectores de la sociedad española, incluida la vieja guardia del cuerpo diplomático del país. Bajo el título 'No en mi nombre, ni en el de España: no a la amnistía, no a la autodeterminación', 61 embajadores, cónsules y otros emisarios españoles jubilados han firmado una carta contra el pacto.
Entre ellos se encuentran Inocencio Arias, ex portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores con diferentes Gobiernos y embajador de España ante la ONU; o Alberto Buitrón, antiguo embajador de España en Etiopía o Eslovenia, entre otros. El escrito contra la amnistía es la segunda carta en la que los diplomáticos coinciden.
En junio de este año, 36 de los firmantes contra la amnistía también mostraron su aversión contra el diplomático Agustín Santos Maraver poco después de que fuera designado por Yolanda Díaz como número dos de la candidatura de Sumar por Madrid para las elecciones generales. Lo hicieron a través de una carta contra el embajador representante permanente de España en la ONU que fue publicada en la Tribuna del diario El Mundo bajo el titular “Embajador de día, tramposo de noche”.
La crítica principal del texto se centraba en la supuesta actividad de Santos Maraver como articulista en la revista de análisis político de corte progresista, Sin Permiso. El exembajador habría desarrollado esta tarea en paralelo a su carrera diplomática bajo el pseudónimo de Gustavo Buster.
Los firmantes invocaban la neutralidad política necesaria en el ejercicio diplomático para señalar la supuesta irresponsabilidad de Santos Maraver al pronunciarse sobre cuestiones tales como la monarquía o los límites del sistema parlamentario heredero del ‘régimen del 78’.
Pero a la vez que subrayaban el peligro de que su actividad diplomática e ideología política se mezclaran, incidían en las contradicciones internas que el número dos por Madrid de Yolanda Díaz podría haber sufrido al haber contribuído a ciertos “éxitos del “régimen del 78” como la Expo de Sevilla, los Juegos Olímpicos de Barcelona o la Cumbre Iberoamericana.
En la carta hacían hincapié en que “la razón de ser del diplomático no puede ser otra que la defensa de los intereses de su país por medio de la negociación, la persuasión y la representación”, mientras que “el político se orienta a hacer primar los éxitos de su bandería de acuerdo con su propia iniciativa o con un programa determinado”.
Muchos de los firmantes de aquella tribuna habían desarrollado cargos políticos antes o después de ejercer como embajadores o cónsules. Así fue en el caso de Javier Rupérez, diputado y senador en los 80 por Partido Democrático Popular y PP. Entre el año 2000 y 2004 fue nombrado embajador de Estados Unidos, bajo el Gobierno del popular José María Aznar. Siguiendo la tradición de muchos expolíticos del bipartidismo, ocupó el cargo de consejero en la eléctrica Abengoa Energy.
El relato contra la amnistía
En la carta contra la amnistía los diplomáticos defienden una postura similar a la de la oposición al hablar del 1-O en términos de golpe de Estado. También consideran “un desprestigio” la política exterior del Gobierno español: “Los colegas se han esforzado por contrarrestar el falso relato del independentismo y explicar a las Cancillerías el golpe de Estado dado desde el poder por las autoridades catalanas”.
Desde su punto de vista, el marco desde donde construyen su crítica contra la amnistía no es político, sino que se sitúa en un plano que consideran superior y apolítico: la nación española. Así, la amnistía “no es un problema de izquierdas o de derechas, sino de dignidad nacional”, mientras que los partidos independentistas como “enemigos de España”.
El relato es compartido también por la extrema derecha, con quien simpatiza alguno de los firmantes de la carta. Es el caso de Ignacio Camuñas Solís, que pasó de ser ministro de Relaciones con las Cortes en 1978 y conformar varias veces la Delegación española en la ONU, a fundar Vox. Posteriormente, durante la etapa de Pablo Casado como líder del PP, Camuñas Solís volvió a frecuentar los actos públicos del partido.
El exdiplomático contrario a la amnistía también firmó la carta contra Santos Maraver, en la que una de las tesis sobre la esencia del trabajo diplomático era proteger los intereses del país sin señalarse políticamente. Esta idea fue suscrita incluso por el antiguo diplomático Rafael Spottorno Díaz-Caro, el director de Asuntos Políticos de Europa Oriental en 1979 y director de la Casa del Rey entre 2011 y 2014, que fue condenado a dos años de prisión por el caso de las ‘tarjetas black’.
Ambas cartas también han sido firmadas por Yago Pico de Coaña, quien fue presidente de Patrimonio Nacional entre 2005 y 2010. Este diplomático se mantuvo en el cargo hasta que fue cesado por oponerse al cierre de la Basílica del Valle de los Caídos, tal y como había decretado el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. De allí pasó a ocupar el cargo de embajador en Austria.
Durante su etapa en Patrimonio Nacional nombró como gerente de la institución a otro diplomático que también coincide en ambas listas: José Antonio Bordallo. Este permaneció en el cargo algo más que Pico de Coaña, pero también fue cesado por un Gobierno socialista en 2011. Bordallo, después de su paso por Patrimonio Nacional, fue nombrado embajador en Libia por el PP y, más tarde, en el Sultanato de Omán hasta que fue cesado, ya con el PSOE en 2020.
Bordallo sustituyó en Omán a otro diplomático que curiosamente también aparece en ambas listas: Juan José Urtasun. Su nombre salió a relucir en la investigación internacional Football Leaks por haber estado presente en la firma de los confusos contratos del Real Madrid en aquel país.
Esta es la lista de todos los diplomáticos que firman ambos textos:
Inocencio Arias
José Ramón Barañano
José Antonio Bordallo
Alberto Buitrón
Manuel Cacho
Manuel de la Cámara
Ignacio Camuñas
José de Carvajal
Antonio Cosano
Carlos Díaz Valcárcel
Miguel Ángel Fernández-Mazarambroz
Rafael Fernández-Pita
María Jesús Figa
Juan Luis Flores
Juan González Cebrián
Javier Jiménez Ugarte
Rafael Jover
José Ángel López Jorrín
Ramón de Miguel
José Luis de la Peña
Arturo Pérez Martínez
Joaquín Pérez Villanueva
Yago Pico de Coaña
Juan Prat
Eduardo de Quesada
José Ramón Remacha
Javier Rupérez
Carlos Sánchez de Boado
Antonio Sánchez Jara
Luis Fernando de Segovia
Leopoldo Stampa
José Luis Tapia
Antonio Viñal
Eloy Ybáñez
José Antonio de Yturriaga
Pablo Zaldívar
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