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Los alcaldes del cambio reivindican en el Vaticano la obligación moral de acoger a los refugiados

En un encuentro organizado por la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, los regidores han reflexionado sobre cómo resolver la crisis migratoria del continente.

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Pedro Santisteve, Joan Ribó, Manuela Carmena y Ada Colau, posan en la plaza de San Pedro del Vaticano.- EFE

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CIUDAD DEL VATICANO.- Los alcaldes del cambio han reivindicado en un encuentro organizado por la Academia Pontificia de Ciencias Sociales la obligación moral y legal de acoger a los refugiados. En una cumbre en la que han participado 70 alcaldes de ciudades europeas, y bajo el epígrafe de “Europa: Los refugiados son nuestros hermanos”, han exigido el fin de la actitud pasiva del gobierno español en lo que respecta a la acogida de refugiados y al trato que se les dispensa a los inmigrantes. 

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Por su parte, el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, ha defendido que los ayuntamientos debe gestionar directamente la acogida de refugiados en sus ciudades, durante una cumbre en la que regidores europeos opinaron sobre cómo resolver la crisis migratoria del continente.

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Por eso, una de las propuestas que planteó para solventarlo es que "los ayuntamientos, a través de las secretarías generales de migraciones" puedan "gestionar (en sus ciudades) la acogida en centros a personas demandantes de asilo". "Estamos comprometidos a firmar convenios con las secretarías de estados de migraciones que permitan la llegada de un número significativo de refugiados a nuestras ciudades", expuso Santisteve, de Zaragoza en Común (ZeC).

El alcalde de Zaragoza lamentó cómo en España, a partir de los años 90, se fue "conformando todo un derecho de extranjería contrario a los derechos internacionales"

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También reveló la voluntad de su gobierno a "explorar las vías legales necesarias, revisando la normativa municipal, para dotar del derecho de ciudadanía, mediante tarjetas de vecindad, a personas demandantes de protección internacional que (...) no encajan en los requerimientos que llaman normalizados".

"Está en juego nuestra propia dignidad, nuestro modelo civilizatorio", concluyó Santisteve.

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Criticó con dureza los centros de internamiento de inmigrantes, que describió como "aberración jurídica", y reprochó que en ellos se prive "de libertad a personas por meras irregularidades administrativas" y se vulneren sus derechos fundamentales. También condenó la "degradación de los derechos fundamentales" que se da en muchas sociedades modernas y "esa economía alejada de la vida de las personas, ese capitalismo financiero" que trae consigo "una lucha entre pobres".

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