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Ana Rosado (APDHA): "La Europa de los derechos humanos no existe"

Coordina desde 2017 el informe Frontera Sur, que publica cada 12 meses la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía y documenta las migraciones desde hace ahora 20 años.

Ana Rosado, coordinadora del informe Frontera Sur, de la APDHA.
Ana Rosado, coordinadora del informe Frontera Sur, de la APDHA. Eduardo Briones / Europa Press

Ana Rosado coordina desde 2017 el informe Frontera Sur, que publica cada 12 meses la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía y documenta las migraciones desde hace ahora 20 años.

Es una obra colectiva que analiza desde diferentes ópticas, con mirada interdisciplinar –filosofía, antropología, economía, sociología...– el fenómeno migratorio que ha dejado, ante la máxima indiferencia, miles de muertos en su camino a Europa.

Estos, asegura Rosado en esta entrevista con Público, han aumentado en estos últimos años, desde que se han cerrado nuevos acuerdos con Marruecos.

"Ya es que no hablamos de derechos vulnerados, ni de derechos de las personas migrantes, sino que ya estamos hablando de muertos. Parece como que nos hemos resignado a que va a haber muertos", lamenta en conversación telefónica desde Chiclana (Cádiz), donde vive.

Veinte años después del primer informe frontera sur, ¿cómo han evolucionado las migraciones en ese tiempo?

Cuando empecé en 2016, la diferencia es que volvían a llegar pateras de madera, según Salvamento Marítimo. Y ahora lo estamos viendo, más frecuentemente. Hubo muchos años que no había pateras de madera y ahora vuelven. La zona del Estrecho es ya residual porque todo se ha trasladado a Canarias. Ya no hay toys de juguete.

Sí es verdad que siguen llegando personas a nado, con neumáticos de camiones. La población marroquí que venía eran fundamentalmente hombres, las mujeres solían venir por arraigo. Ahora, ante la negativa de la Administración de hacer los arraigos o de poner problemas, vienen muchas veces con sus hijos.

Hay muchas mujeres que vienen ya con su proyecto migratorio propio

Y hay muchas madres que vienen también con los niños, porque los niños quieren venir solos y ellas dicen que no, que para que se muera el niño en el Estrecho, se muere ella también con ellos.

Y han cambiado mucho las nacionalidades. Hubo un tiempo en que llegaban muchas personas de Guinea Conakry y ahora, bueno, llega mucha gente de Senegal y de Camerún.

Y la zona de Argelia siempre ha sido una zona que que empezó más o menos en verano, pero llevamos un par de años que es durante todo el año: la ruta que sale de Argelia hacia Almería sobre todo y hacia las costas de Levante. Entonces ha cambiado un poco esa configuración.

Casi todas las mujeres que venían casi nunca acceden a través de vallas. Siempre han llegado por patera. Hay muchas mujeres que vienen ya con su proyecto migratorio propio. También jóvenes que no tienen oportunidad en Marruecos y y se vienen para acá solas.

Y mujeres subsaharianas, ya de Nigeria no llegan casi nunca y eso porque la ruta de Nigeria se ha desviado a Libia. Están ahí atrapadas con los controles que hay a lo largo del camino. Esto, claro, depende también de lo que estén reforzados los acuerdos con el país de origen.

¿El tema de las mafias, del que se habla tan a menudo, cómo está?

En el Estrecho no hemos visto que existan mafias, crimen organizado, como a lo mejor existe en Mexico para cruzar hacia EEUU. Aquí hay una persona que tiene una barquita y pone la barquita o se la compran entre todos que es una de las cosas que está prohibida ahora mismo en Marruecos.

Un mafioso no se va a montar en la patera ni un yihadista va a traer a la gente

La gente, los migrantes no pueden comprar ahora mismo ningún balsa ni nada. Antes la compraban, ponían el dinero y cruzaban. Hay tablas de surf y neumáticos y quienes van solos cruzando a nado. Eso no hay mafia que obligue a hacer eso. Otra cosa es que haya gente que organice estas historias. Pero claro, eso pasa porque no hay vías legales: si pudieran coger un ferry por 35 euros...

Y también hay mucho mito en cuanto al tema del camino. Normalmente la gente que viene y salta la valla: para saltarla no hay mafia que te empuje a eso. Muchas personas vienen hasta Marruecos en avión, porque no hay visado. Y el problema se produce ahí porque ya con los acuerdos que hay con Marruecos pues no los dejan salir.

Ahora hay mucho mito también. Un mafioso no se va a montar en la patera ni un yihadista va a traer a la gente. O sea, hay una persona que puede entender un poco más y es el que lo lleva. La gran mayoría de estas personas que son acusadas de tráfico, están 24 meses máximo de preventiva, luego no hay pruebas. Y los echan a la calle.

Y en España como sociedad, ¿cómo hemos afrontado el fenómeno migratorio? ¿Estamos preparados para ello? Porque esto es una cuestión muy natural del ser humano, el moverse, el migrar.

La gran mayoría de la gente que se queda en situación administrativa irregular entra por Barajas, por el Prat. No vienen en patera. He vivido siempre en Chiclana, tengo 39 años y la palabra patera siempre ha formado parte de mi memoria. Antes las pateras llegaban a la playa. Ya no. Desde que se hizo el protocolo de interceptación.

Salvamento marítimo, traslado a puerto, Guardia Civil, atención de Cruz Roja y después filiación por parte de Policía Nacional, eso invisibilizó muchísimo. Todo depende del Ministerio del Interior: en España no hay un sistema de acogida. Solo se ha activado el sistema acogida cuando venía gente de Ucrania, no cuando vienen de otros países en conflicto o en guerra.

Ponen el foco sobre todo en un perfil étnico determinado, pero todo tiene mucho que ver con la aporofobia también. Abrimos la puerta. Los saudíes no tienen problema para los visados. La cuestión yo creo en el fondo es que mientras que Europa siga esquilmando los recursos de países africanos y apoyando gobiernos corruptos y dictaduras en otros lados, la gente va a seguir viniendo y además la gente que viene no es la pobre, es la gente que puede permitirse emigrar.

Los que no pueden se quedan allí. Entonces la gente piensa que solamente viene gente que viene a quitar el trabajo. Y es verdad que el discurso de la ultraderecha con la desinformación ha calado bastante. Pero, por ejemplo, cuando en 2018 hubo ese repunte de llegadas la gente fue muy solidaria y estaba ahí porque estaba viendo de primera mano cuál era el drama.

Entonces, bueno, una cosa es el discurso y otra cosa es el acto en sí. O sea, que la gente puede hablar mucho, pero después, a la hora de actuar, actúa de manera diferente.

El informe Frontera Sur viene dando cuenta prácticamente cada año de miles de muertes y no hacemos nada contra eso. ¿La indiferencia es máxima? ¿Qué se puede hacer?

Debería reconocerse el derecho a la movilidad humana como un derecho universal

Los tres últimos años han muerto el 40% de los contabilizados en la serie histórica que tenemos registrada. Han muerto casi 6.000 personas en los tres últimos años, cuando más se han endurecido los acuerdos con Marruecos. Las cifras las recopilamos por denuncias de familiares, por lo que sale en prensa y lo verificamos siempre con la Guardia Civil.

Es verdad que obviamente no llegamos a todo y siempre se dice, la OIM (Organización Internacional de Migraciones), que por cada cadáver que aparece hay otros tres más que nunca vamos a encontrar, sobre todo muchos que se quedan en el desierto, en la travesía o que naufragan nada más salir y, bueno, la gente tiene miedo de hablar. A veces es un tema tabú para los familiares. No hablan de ellos.

Nosotras siempre decimos que son muertes totalmente evitables y que eso primero se salvaría con vías legales y seguras: la gestión de los visados en los países de origen. Visados de turista o visas de estudiantes o lo que fuese y también los visados que se necesitan a veces en países de tránsito.

Y además debería reconocerse el derecho a la movilidad humana como un derecho universal. Lo han ratificado casi todos los países, pero no lo respetan, claro. Tú te puedes mover libremente por la Unión Europea y casi por medio mundo con el pasaporte español, pero si tienes un pasaporte camerunés o maliense no te puedes mover. El privilegio blanco.

Y luego está el Gobierno y cuando hablamos de gobierno no hablamos de colores: [queremos] que el Gobierno reconozca que existen personas que mueren, porque Aylan murió en la playa de Turquía y aquí a los dos meses falleció otro niño, que era Samuel, y al final somos las ONG y la gente de a pie las que nos movemos para que la gente pueda venir a reconocer a sus familiares, repatriar el cadáver o enterrarlo aquí con una mínima dignidad.

Por ejemplo, los familiares de los muertos del Tarajal no han podido hacerse todavía ni las pruebas de ADN porque no les dan pasaporte humanitario para que puedan venir aquí. Esto desde 2014.

Son los grandes invisibilizados. Es el fracaso de Europa. Piensan que son sustituibles porque lo que quieren es usarlos como mano de obra. La reforma de extranjería se hace por el tema del trabajo, no para otras cosas. Vemos cómo vive la gente aquí, hacinados y siempre con miedo.

Habría que cambiar muchas cosas, también que se vuelva a poder solicitar asilo en la Embajada o el consulado del país de origen porque hoy hasta que no llegas a territorio europeo, no puedes solicitar asilo.

¿Europa se está bunkerizando, blindando frente a las migraciones?

Es la Europa fortaleza. La Europa de los derechos humanos fue una ilusión. Los derechos humanos no existen a pesar de esos discursos de pompa.

Ahí está el tribunal de Derechos Humanos europeo: una de las últimas sentencias fue decir que las devoluciones en caliente son legales. Eso viola todas las convenciones internacionales y el estatuto de los refugiados de la convención de Ginebra.

¿El avance de Vox tiene que ver con esto?

Eso tiene que ver mucho con el contexto de crisis de valores y la batalla cultural. Estamos en un contexto económico en el que estamos acojonados. Siempre nos están metiendo miedo con la inseguridad, la incertidumbre. Que este va a venir, te va a quitar el trabajo.

Bueno, no es que me vaya a quitar el trabajo, es que trabajo no hay y el trabajo que hay es precario. Te vamos quitando poco a poco la sanidad, te quitamos la escuela pública, te quitamos las prestaciones.

¿En España se sensibiliza lo suficiente a los niños y niñas con la integración, las migraciones, la igualdad?

Yo creo que hay bastante compromiso por parte del profesorado. Esa es nuestra experiencia. Damos talleres de sensibilización en los coles. El problema está en que ya no educa solo la escuela. Están los medios de comunicación, que esa batalla casi que la tenemos perdida y casi siempre parece que estamos como contrarrestando la desinformación y llega un momento en que te marcan la agenda y es bastante agotador.

Pero los últimos programas que hemos tenido nosotras aquí, el que no te confundan con los discursos de odio y el de la realidad de la juventud migrante, la verdad es que han sido súper bien acogidos.

También estamos aquí en una zona en que la gente conoce el tema de las pateras. Conoce cómo funcionan las cosas. Andalucía en general, excepto Almería, es un sitio de tránsito. No es un sitio de destino. Muchos chicos y chicas tienen algún compañero migrante que es de padres migrantes en los coles y lo ven de otra manera diferente, claro.

Ya el discurso es diferente cuando hablan de los chavales que están solos o de los extutelados. Pero aquí, por ejemplo, hay una comunidad senegalesa muy importante que tiene regularizada la situación administrativa por el tema de la venta ambulante y eso es algo aquí que está totalmente normalizado.

Se mueven por Puerto Real, en Chiclana, en las ferias de toda la provincia y lo compaginan con el trabajo en el campo.

Que se te quite de la cabeza que España va a ser una grande y libre, porque nunca lo fue

La verdad es que hay que buscar estrategias para combatir esa desinformación y seguir haciendo pedagogía desde lo positivo. Claro. No se le puede decir a una persona: tú eres un racista.

A ver, racistas somos todos porque estamos en el mismo sistema, pero cuando tú estás desmontando un discurso con datos objetivos, ya de repente te llega otro y otro. Entonces, como que vamos un poco como a rebufo, pero creo que sí, que se hace un trabajo importante.

Otra cosa ya es lo que esté en el imaginario colectivo y esas soflamas que sueltan ahí de que vienen a no sé qué cosa y se llevan todas las ayudas. Eso por mucho que tú lo digas con datos objetivos -mira, no es así porque para eso tienes que tener residencia legal y tienes que llevarte aquí tiempo viviendo-, nada.

Hace poco estuvimos con la campaña por el voto de las personas extranjeras residentes extracomunitarias aquí en la municipales. Nos poníamos en la calle y preguntábamos a la gente y había personas que decían que si era su vecino y vivía aquí pues normal que votara a su alcalde o alcaldesa.

Pero, claro, había gente que decía que no, porque entonces eso va a ser un efecto llamada, o sea argumentos sin fundamento.

Pero la gente tiene miedo a eso. Que se te quite de la cabeza que España va a ser una grande y libre, porque nunca lo fue. Pero te van metiendo ese miedo. En resumen, diría que va fluctuando y una cosa es el discurso político o partidista más bien, y otra cosa es la realidad de la gente que en general está muy comprometida.

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