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Baños: "El independentismo que ganará es el que se está construyendo en las áreas metropolitanas"

El candidato de la CUP para las elecciones catalanas del 27-S sostiene que el Parlament
"es uno de los lugares donde combatir para recuperar el lenguaje de la lucha popular” aunque admite que desde esta institución "no se transforma la sociedad, pero sí se puede dar ejemplo" 

Antonio Baños es un escritor y periodista que acaba de dar el salto a la política con las Candidaturas de Unidad Popular (CUP). MF

MARC FONT

BARCELONA.- Periodista con más de 20 años de trayectoria, Antonio Baños da el paso a la política institucional como cabeza de lista de la CUP en las elecciones al Parlament de Catalunya del próximo 27 de septiembre. Baños, que no es militante de la formación de la izquierda independentista, se proclama anticapitalista y plantea los comicios en una doble clave rupturista: nacional y económica. Autor de los libros La economía no existe (2009), Posteconomía (2012) y La rebel·lió catalana (2013), recibe a Público después de estrenarse como portavoz de la CUP en el Parlament valorando el decreto de convocatoria de los comicios autonómicos.

P: Los tres cabezas de lista de las candidaturas partidarias del derecho a decidir de Catalunya son personas que actualmente no militaban en ninguna formación política. ¿Casualidad o se busca complacer la aversión de parte de la ciudadana hacia los aparatos de los partidos?

La CUP ya es la segunda vez que lo hace, porque David Fernàndez tampoco era militante. A mi me emociona que una organización política sólida, con las ideas muy claras y que tiene cuadros y militantes que llevan años picando piedra tenga la generosidad y la confianza de llevar gente de fuera. Quiere decir que están muy seguros de lo que representan y de lo que hacen y confían en que la gente de fuera pueda aportar otros puntos de vista y que no es necesario promocionar sólo a los suyos. Es un partido que viene de la calle y de los movimientos sociales, y del mismo modo se permea con la calle y los movimientos.

P: Hiciste el paso hacia el independentismo cubriendo como periodista la campaña que dio la mayoría absoluta a Aznar en el 2000, pero ¿cuando y por qué das el paso de entrar en la política institucional?

Se me tantea desde hace un tiempo, un poco diciéndome "¿y tú qué?". Si gente que trabaja como bestias para extender unas ideas, una praxis y una cultura política con la que siempre has sido coincidente, si gente que pierde horas de sueño y neuronas dentro del Matrix que es el Parlamento te pregunta "¿y tú qué?", tienes dos opciones, o te escaqueas o respondes con responsabilidad. Si la gente que amas, en la que crees y que está haciendo una tarea política que encuentras admirable te lo pregunta, la respuesta es binaria y o dices sí o tienes que irte del país por vergüenza [ríe].

P: Algún cambio ha sido inmediato. Desde hace unos días tienes cuenta en Twitter. 

“Tengo la esperanza de que la gente de las entidades que está dentro de Junts pel Sí recuerde que viene de la calle y obedezca antes a la voluntad popular que las consignas de los dos partidos de la candidatura”

En Twitter todavía estoy mirando dentro de la caja las instrucciones, que se ve que no venían y estoy intentando ver cómo funciona un mundo que para un señor mayor como yo tiene un punto de jungla. Entiendo que participo de una dinámica como candidato que es pública y tengo que estar donde está la gente y las redes sociales forman parte del trabajo.

P: Antes del acuerdo que hizo posible 'Junts pel Sí', la CUP propuso una lista unitaria independentista sin políticos para el 27­S y la celebración de dos elecciones casi consecutivas, primero plebiscitarias y después constituyentes. ¿Habrías formado parte de esta lista?

Si hubiera existido y me lo hubieran pedido, sí. Era una lista que no sólo era propuesta de la CUP, sino que también estaba avalada por la ANC y Òmnium. Era una idea muy seductora e interesante, pero por suerte o por desgracia en cualquier proceso insurgente o revolucionario cuando estás en un punto el punto anterior deja de tener valor y en este momento hablar de lo que podía haber sido puede ser una discusión recreativa.

Lo único interesante es que tenemos una fecha convocada. Pero la encontraba una idea de la hostia y creo que era un artefacto político brutal. Implicaba apartar los políticos y hacer que gente no encuadrada políticamente okupara el parlamento. Esto de cara al exterior, también el Estado español, habría sido un artefacto indescifrable, indestructible y políticamente hubiera visualizado todo lo que queremos, que es la ruptura con un statu quo y dar la soberanía a la gente.

P: ¿Esta lista habría dinamitado el llamado procesismo [la gestión del cómo se concreta el proceso soberanista catalán], que en cambio con la lista de 'Junts pel Sí' se sigue alimentando?

Esta lista es ni chicha ni limonada porque es con figuras civiles, pero su espina dorsal son los partidos: ERC y Convergència. Pero habrá que ver cuando se tenga que pedir disciplina de voto que pasa. No es el mejor de los mundos que era una lista civil, ni el segundo mejor de los mundos, que eran tres listas separadas, pero tampoco es el mejor de los mundos para Artur Mas y CDC, que querían una lista única encabezada y controlada totalmente por ellos. Todavía tengo la esperanza de que la gente de las entidades que está dentro recuerde que viene de la calle y cuando esté en el Parlament obedezca antes a la voluntad popular que a las consignas de los dos partidos que hacen de andamio de esta candidatura.

P: La CUP afirma que tras el 27­S ni investirá Mas ni hará el juego en Madrid. ¿Qué papel jugará si 'Junts pel Sí' no obtiene la mayoría?

La CUP hace una cosa que es transmitir una cultura política que para nosotros es natural y a mucha gente le suena marciana. Cuestiones como la renovación de cuadros cada cuatro años, el no entrar en un ayuntamiento para hacer de muletas de unas mayorías, la idea de que no vamos a generar mayorías sino que queremos que la mayoría sea la nuestra, la popular, el no tener prisa...

“Decir que pondremos condiciones es exactamente lo mismo que decir que haremos política”

Lo que decimos de que no haremos ni una cosa ni la otra forma parte de nuestra cultura política, que es el asamblearismo, que parece tan rara y ha sido tratada entre la comedia y la condescendencia. Según lo que pase habrá una negociación política tanto de la CUP y su asamblea como de la CUP y sus actores sociales y políticos. No hay automatismos ni apriorismos, sino que en cada situación política se responde con una actuación contingente del momento. Pero no hacer ni lo uno ni lo otro no quiere decir que no vayamos a hacer nada, significa que no haremos ni A ni B, sino que quizás haremos C.

P: El diputado Quim Arrufat decía que no se daría un “apoyo incondicional” a Artur Mas. Se puede interpretar que en según qué condiciones se puede dar un apoyo.

La política es el juego de las relaciones de fuerza y el juego de las condiciones. La CUP no se levanta de las mesas, sino que se sienta, no marcha y no falla. No nos escondemos, pero pedimos condiciones cuando se negocia para llegar a otras condiciones que son síntesis de las primeras. Así es como entendemos que se hace la política y así se hacen las asambleas. Decir que pondremos condiciones es exactamente lo mismo que decir que haremos política.

P: En la presentación de los candidatos para el 27­S, la CUP defendió que no va a hacer ningún gobierno, sino que a buscar la ruptura. ¿Cómo?

Es más complicado hacer un gobierno que hacer una ruptura, que es algo bastante sencillo. Ganas soberanía, esta soberanía se entiende que es un mandato democrático que debe ser amplio y a partir de aquí vas de ley en ley pasando de la soberanía española a la soberanía catalana. Y se empieza a construir un proceso constituyente. Se ha hecho bastantes veces en bastantes países.

La ruptura sólo pide voluntad de desobediencia y voluntad de construcción al mismo tiempo. No tiene más misterios. Lo que sería un misterio y muy complicado es cómo narices construyes un gobierno bajo los parámetros autonómicos pero que va deslizando hacia una soberanía republicana. Esta cosa de la mutación de humano a zombi si la encontramos extraña. Pero la ruptura es clara, el pueblo otorga un mandato con el que creas unas instituciones políticas y la soberanía política propia.

P: Las encuestas indican un cierto estancamiento del independentismo. ¿La CUP puede jugar un papel clave para expandirlo en el área metropolitana de Barcelona, en zonas donde seguramente Junts pel Sí no arrastrará votantes?

“La ruptura sólo pide voluntad de desobediencia y voluntad de construcción al mismo tiempo”

Lo único que quiero matizar es el tiempo verbal, porque la CUP ya ha expandido el
independentismo en el área metropolitana y sólo hay que mirar los resultados de las elecciones municipales. El independentismo que ganará es el que se está construyendo en las áreas metropolitanas de Barcelona, Girona y Tarragona. El nuevo votante independentista saldrá de áreas populares, áreas golpeadas por la crisis y será un voto que ve que España no se reforma y que el gobierno autonómico catalán le traiciona porque obedece a España y, por lo tanto, obedece a la Troika. Además entiende que el nuevo independentismo implica un empoderamiento civil y encaja con las aspiraciones de las áreas metropolitanas y las áreas populares.

P: ¿Este ensanchamiento del independentismo hacia las clases populares de las áreas metropolitanas puede servir para captar votantes independentistas de ICV­-EUiA?

El votante que venga a la CUP puede venir de dónde quiera. No se trata de robar votos ni de competir con nadie, sino de ampliar espacios. La lista de Catalunya Sí que es Pot en ningún momento ha dicho que no quiera un proceso constituyente, ni que la soberanía no resida en el pueblo catalán, ni ha negado la realidad como nación de Catalunya. Hay un voto que puede ir a Catalunya Sí que es Pot o puede ir a la CUP. Es un espacio muy permeable y esto es interesante. Si quieres es una decoloración muy permeable entre un votante de la CUP muy independentista y uno de ICV que no lo tenga claro. Hay una diferencia muy transitable en términos políticos. No se trata de que el votante de ICV caiga en el ámbito de la CUP, sino que todo este espacio se puede ir ampliando. Para encontrar a alguien que niegue la soberanía catalana te tienes que ir a la derecha ­derecha o al PSC.

P: ¿Como valora las primarias de la CUP, con un cambio en el formato una vez ya se habían presentado y que generó malestar en alguna asamblea local?

No soy militante de la CUP y, por lo tanto, por decencia no puedo criticar los procesos con los que se toman las decisiones.

P: La ruptura con el actual modelo económico es la otra pata fundamental de la CUP. Pero, ¿se puede articular desde el Parlament o se deben construir las alternativas desde fuera de las instituciones?

“No se trata de que el votante de ICV caiga en el ámbito de la CUP, sino que igual todo este espacio se puede ir ampliando”

Estamos en un momento de maduración del anticapitalismo muy interesante y práctico. El capitalismo es una inercia, un movimiento, algo mutante y cada vez que te enfrentas a él se te come, porque cambia. Lo que hay que hacer es crear zonas temporalmente liberadas donde puedas generar unas relaciones de producción y de distribución absolutamente propias y que te permitan no acabar con el capitalismo como San Jordi mató al dragón, sino darte un espacio donde se puedan generar experiencias acapitalistas, es decir, fuera del ámbito del capitalismo.

P: ¿Y desde el Parlament qué se puede hacer?

Una de las principales maneras de combatir el capitalismo es el lenguaje. Hemos perdido el lenguaje marxista, el libertario y el de la clase obrera. Hemos perdido las palabras que nos permitían explicar las relaciones de dominio, como lucha de clases. Y el Parlamento y la prensa son lugares donde recuperar un lenguaje con el que las clases populares puedan entender su situación a partir de dinámicas anticapitalistas. Cuando explicas la realidad con tu propio lenguaje estás creando una realidad. Y el Parlament es uno de los lugares donde combatir para recuperar el lenguaje de la lucha popular.

P: Hasta ahora el papel de la CUP era relativamente cómodo, en el sentido de que sus votos no eran decisivos. A partir del 27­S esto puede cambiar y es probable que en algunas votaciones aparezcan contradicciones. ¿Estáis preparados?

Sí. Por la edad que tengo sé que el anticapitalismo, el independentismo y las luchas feministas venimos de muchas derrotas y de ser ignorados durante muchos años. Si por una vez tenemos un espacio central y podemos ser decisivos en cualquier decisión sería muy tonto si tuviéramos miedo y nos paralizaran las contradicciones. Con todo, entendemos que el Parlament no es la institución desde la que se transforma la sociedad, pero sí es una institución desde donde se puede dar ejemplaridad sobre cómo transformar la sociedad.

P: ¿Los periodistas deben tomar partido hasta involucrarse en candidaturas electorales o es una cuestión propia de un momento excepcional?

“En Catalunya se dan fenómenos sordos, que si no estás a pie de calle no ves, pero son los que dentro de una década habrán transformado el país de pies a cabeza”

Creo que hay tantos periodistas [en política] porque no hay trabajo [ríe] y esto dibuja la precariedad de nuestro oficio. Cuando uno entra en una candidatura deja de ser periodista temporalmente. No creo que un periodista pueda estar encuadrado en una organización política y continuar ejerciendo. Al igual que está lleno de abogados o economistas, ¿por qué los periodistas no deberíamos participar de lo que pasa en el país? Es un trabajo más y es absolutamente normal que entren.

P: David Fernàndez se ha definido como periodista en excedencia y punki de base. Con tu perfil, también te puedes sentir identificado.

Él se considera un punki de base, yo todavía estoy aspirando a hacer las oposiciones para ser punki. Lo que me gustaría en la vida es ser un auténtico punki. Por edad, por condición y por barrio, el punk y lo que representa ha sido uno de mis modelos de comportamiento, aunque no necesariamente estético. ¡No llevaba cresta! Esta rebeldía entre libertaria y nihilista, esta organización social de base, es uno de los espacios de donde he bebido, como hay otros. Punki de infantería me parecería también una definición correcta. Está muy bien que en un parlamento entren punkis y creo que no estamos valorando suficientemente lo que pasa en Catalunya.

Más allá de las formalidades del proceso, se están dando unas situaciones paradójicas que tienen una potencia tremenda. Como es la entrada en el Parlament de gente desorganizada políticamente, la trituración del orden previsible y la politización de personas que nunca habían ido a ninguna actividad política. Son fenómenos sordos, que si no estás a pie de calle no ves, pero son los que dentro de una década habrán transformado el país de los pies a la cabeza.

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