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Cien años de la Revolución rusa ¿Acabar con el capitalismo o acotarlo? Debate en el centenario de la Revolución rusa

‘Espacio Público’ organizó este jueves un coloquio público en el que intervinieron grandes voces conocedoras de lo que ocurrió en Rusia en octubre del 17 y los cuales charlaron sobre la revolución y sus cien años de historia

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Mesa de debate formada por Enrique del Olmo, como moderador, y Núria Parlon, Juan Carlos Monedero, Laura Camargo y Gabriel Flores, como ponentes.

MADRID,

 ¿Podríamos organizarnos para acotar o limitar el capitalismo que actualmente opera sin control? ¿Existe algún partido que hoy en día pueda, o quiera, poner fin al sistema capitalista en nuestra sociedad?

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Preguntas como estas, junto a otras muchas reflexiones, se plantearon en el debate que, con motivo del centenario de la revolución rusa de 1917, "la revolución que reinventó el mundo", organizó Espacio Público para recordar y discutir sobre el legado y las consecuencias de aquel trascendental acontecimiento histórico. Fue el broche, que no el cierre, de meses de actividad de un debate abierto en la web por el profesor Josep Fontana, en el que se han recogido una treintena de aportaciones de expertos, analistas políticos, economistas, historiadores, militantes y activistas. 

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Los asistentes empezaron a llegar al lugar del encuentro, el Espacio Ecooo de  Madrid, con una hora de antelación, para presenciar y/o participar en el coloquio que cobró vida de la mano de Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Juan Carlos Monedero, profesor de Ciencia Política de la UCM, Laura Camargo, diputada en el Parlament de les Illes Balears, y Gabriel Flores, economista. La revolución blochevique, sus enseñanzas, la evolución del estado soviético, su repercusión mundial, las luces y las sombras que proyectó el viejo comunismo, los proyectos de la izquierda... serían algunas de las claves de la sesión presencial del debate.

El evento, que sirvió para recordar el cambio social de aquellos años y la lucha de la clase obrera que se organizó y luchó para hacer realidad una utopía, fue moderado por Enrique Del Olmo, que planteó al panel de ponentes cuatro grandes cuewstiones:
​¿La revolución rusa se produjo a destiempo, en un país económicamente atrasado? ¿Qué avances sociales se consiguieron con la revolución y en especial en materia de derechos de las mujeres? ¿La degeneración estalinista se encontraba en el propio germen de la revolución rusa? Y ¿qué elementos progresivos cabe atribuir al socialismo real?, ¿fue un elemento negativo para la humanidad la caída del muro que separaba occidente del este de Europa?

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Del Olmo acabó el planteamiento del debate presencial recordando dos tesis contrapuestas, planteadas en el debate por escrito. La de del urbanista Jordi Borja, segun la cual el socialismo real permitió civilizar el capitalismo, y la de Juan Manuel Vera, que sostiene que el coste humano del stalinismo fue tan grande que no cabe pensar en compensación posible. ​

Las enseñanzas

Los asistentes tomaron la palabra para ilustrar desde diferentes puntos de vista el recuerdo de una época que sirvió para, en palabras de Gabriel Flores, “extraer, entre otras cosas, enseñanzas negativas sobre hechos que no se pueden repetir”. Y es que, los participantes coincidieron en un aspecto: la revolución fue un hecho histórico del cual cabe extraer muchas lecciones pero no para repetir ninguna experiencia,  porque es imposible pero además, porque tal como dijo José Luis de Zárraga desde la la fila 0 del evento, la historia debe servir para reinventarla.

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Con el desarrollo del coloquio, que comenzó y finalizó poniendo de manifiesto discrepancias, varios participantes destacaron el hecho de que la revolución rusa fue un hecho irrepetible.

"La historia debe servir para reinventarse"

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Y también respecto a la situación actual, Juan Carlos Monedero explicó que "estamos en tiempo contrarrevolucionario", en el cual las minorías se atreven a enfrentarse a las mayorías.

Y también de lo que calificó como un “terrible error”: el divorcio entre revolución, y reforma. Cuando tomaron caminos diferentes, se volvieron el problema de la sociedad.

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Marga Ferré durante su intervención en el debate por el centenario de la Revolución rusa, organizado por Espacio Público.

El papel de la mujer

Núria Parlon fue la primera y más insistente ponente que mostraba su preocupación por clarificar lo que fue la mujer en la Revolución rusa del 17. “El principal fracaso fue renunciar a una revolución verdaderamente feminista”, dijo. El problema principal para que no funcionara esta revolución fue el tiempo. “Las mujeres tuvieron muy poco tiempo para conseguir una revolución real”, aseguró.

La ponente trató de explicar que la mujer es un sujeto pasivo en la propia revolución. Criticó duramente que cuando se estudia el movimiento ruso del 17 las grandes figuras que se recuerdan son hombres: Lenin, Trotski, Stalin. No hay mujeres en los libros de texto cuando se habla de la Revolución rusa.

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"La teoría lo aguanta todo", afirmó Núria Parlon, para poner en duda la existencia  del ‘hombre nuevo’ del que hablaba Karl Marx. Las mujeres de la revolución rusa, sin embargo, dieron pasos de gigante en la lucha feminista que en el mundo occidental llevamos a cabo muchos años después y consideramos un logro. Esos triunfos fueron, principalmente, el amor libre, el divorcio y el aborto.

"El principal fracaso fue renunciar a una revolución verdaderamente feminista"

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Un elemento clave que destacó la ponente fue la necesidad de emplear una perspectiva de género en cualquier revolución. El principal aprendizaje para un cambio social en la actualidad es intentar descubrir por qué duró tan poco en el tiempo la lucha feminista en Rusia. Parlon intentó esclarecer que este hecho perpetuó lo peor de un tiempo viejo como es la desigualdad entre iguales y culpó a Stalin de acabar con el movimiento de las mujeres.

En apoyo a estas ideas se manifestaron varios de los presentes. En concreto, Laura Camargo, subrayó las aportaciones a la lucha feminista de las mujeres rusas, que lograron entenderse y organizarse, un problema del feminismo actual, apuntó, pero replicando a Parlon recordó que el papel clave en la revolución rusa de mujeres como Alexandra Kollontai.

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La derrota del comunismo

La revolución fue, para los participantes, sin duda, un movimiento único en todo el planeta. Enrique del Olmo había planteado otra idea esencial, muy discutida desde siempre: ¿fue una revolución prematura en un lugar inadecuado?

Para Laura Camargo la cuestión fundamental cien años después es reflexionar sobre lo ocurrido, porque se sigue necesitando hacer política hoy y hay que aprender a mirar hacia atrás. “Las masas decidieron organizarse para tomar las riendas de su destino”, dijo. Citando a Rosa Luxemburgo, presente en muchas de las intervenciones que ha habido en este debate, la ponente explicó que la revolución se hace por necesidad, y que ese requisito se encuentra en la necesidad de salir de un atasco histórico.

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Muchos de los participantes lo dejaron claro: no se trató de un golpe de Estado.

Cabezalí se refirió en este punto a Rajoy y a quienes identifican la democracia con el Estado de Derecho. "La base de una democracia real es la soberanía popular", afirmó. 

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Pedro Chaves durante su intervención en el debate por el centenario de la Revolución rusa, organizado por Espacio Público.

El politólogo Pedro Chaves indicó que había que felicitarse por el hecho de ser capaces de reflexionar sobre las enseñanzas de octubre del 17. Recordó que Lenin, Trotski y Bujarin ya señalaron que la revolución sólo era posible si se extendía a otros países. "No hay que sacralizar la revolución", pero según él también es preciso rebajar "la sobreestalinización de la URSS".  "Hay que tener en cuenta las reivindicaciones históricas", del momento"¿Nos creemos los procesos de empoderamiento popular?”, preguntó.

Fernando López Agudín, otro de los participantes, aportaba una premisa sin la cual no se entiende un hecho como este. “No hay revolución sino se rompe lo establecido”, dijo el periodista y analista político, que recordó no obstante que Lenin señaló que lo más dificil para los revolucionarios no era tanto la toma del poder como saber qué hacer con él.

El sociólogo José Luis de Zárraga, por su parte, opinó que lo que demuestra la historia es que "no hay modelos a copiar", de la Revolución rusa, ni de ninguna, recordando además que lo que se planteaba la mayor parte de la sociedad rusa en 1917 no era una mejora en las condiciones de vida. Se trataba de una cuestión de supervivencia.

Gabriel Flores se encargó de dar la puntada final a este denso debate con una breve reflexión sobre el momento actual de la izquierda: El comunismo perdió con la contrarrevolución, y en la actualidad cualquier idea naciente desde las raíces comunistas es aplastada."No tenemos un proyecto político alternativo", dijo. El que surja vendrá dado por la "acumulación de experiencias", "tendremos que acostumbrarnos a vivir con discrepancias" y “a trabajar en la penumbra”, "sin prejuicios", en ausencia de un nuevo proyecto emancipador.  

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