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Demetrio Madrid, la dignidad de una dimisión

Presidente de rebote y “entrenamiento” de Aznar

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Demetrio Madrid

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Es una rareza en un país en el que pocos osan conjugar la primera persona del presente del verbo dimitir. El lo conjugó en futuro. 24 horas antes de que se hiciera efectiva una imputación de la que posteriormente fue absuelto, Demetrio Madrid (Villaralbo, 1936) anunció que dejaba la presidencia del Gobierno de Castilla-León. “Yo sabía que iba a ser absuelto. Pero no es obligatorio estar en política. Y sabía también que, mientras se mantuviera mi situación, estaba poniendo en cuestión la institución a la que representaba. Tome la decisión absolutamente solo. Hay vida después de la política”.

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Y aquel episodio poco tuvo que ver con sobres, mordidas o pitufadas. Fue fruto de un conflicto laboral en la empresa textil que Madrid vendió, por aquello de las incompatibilidades, con el dolor que supone dejar toda una vida. Porque se crió entre hilos, agujas y telas Demetrio, hijo de un técnico textil y de una bordadora de mantones de Manila que le parió pocos días después de que estallara la Guerra Civil. “Y mi padre, que se iba a librar de la mili porque mi abuelo era sexagenario, no se libró de la Guerra, que no libraba a nadie”.

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Madrid, primero por la izquierda, en una reunión semiclandestina del PSOE en Toro.

A pesar de la ausencia del padre llamado a filas, dice que tiene “recuerdos entrañables” de una infancia difícil pero de cariño familiar y de escuela de monjas –“eso no lo digas, que fue porque no había escuela pública para los infantiles”, pide entre risas. Y, con una carcajada, explica que cuando se jubiló tenía 60 años cotizados porque, terminado el conflicto, el cabeza de familia le obligó a trabajar mientras estudiaba.

Bastante culpa tuvieron también las radios que se escuchaban con puertas y ventanas cerradas en la casa de la familia Madrid: Radio París, el Vaticano o Radio Pirenaica que, cuando se instaló en la capital francesa, en 1968, propició el encuentro de Demetrio con Santiago Carrillo. “La dirección del PC tenía mucho interés en tener gente en España. Y hubo muy buen rollo… hasta que descubrimos que algo no funcionaba, como esa forma de llevarte a los sitios sin tu pleno conocimiento”.

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“Ahora se echa de menos aquel empuje que teníamos, aquella capacidad de riesgo que ya no puede ser. Y que ojalá no vuelva a ser”

De regreso a casa, y tras interesarse por la historia del Partido Socialista y conocer a Felipe González y Alfonso Guerra, “que por entonces recorrían el país para hacer organización”, Demetrio se decide por la militancia en la clandestinidad. En 1974, “con un grupito de otras cuatro personas”, constituye la Agrupación de Zamora y se convierte en el primer secretario y secretario de Organización de la UGT.

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Demetrio Madrid y Ernest Lluch en 1984.

Presidente de rebote y “entrenamiento” de Aznar

“Ahora se echa de menos aquel empuje que teníamos, aquella capacidad de riesgo que ya no puede ser. Y que ojalá no vuelva a ser”, dice en referencia a los años anteriores a la muerte del dictador, “una liberación tremenda”, apostilla. Explica que, en el 77, cuando Adolfo Suarez convocó las elecciones, “la base ideológica estaba organizada pero, claro, ¿quién encabeza las listas?. Hubo que improvisarlo todo”. Y esa improvisación obligó a Demetrio a mudarse a Madrid, diputado de la Legislatura Constituyente, “un tiempo emocionante, iniciático, en el que estrenábamos la libertad y la democracia y construíamos futuro”.

Gobernó tres años una región “desestructurada socialmente, con 9 gobernadores civiles, 2248 alcaldes y 13 obispos”

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Gobernó tres años una región “desestructurada socialmente, con 9 gobernadores civiles, 2248 alcaldes y 13 obispos”, se ríe con las cuentas. Hasta que el 29 de octubre de 1986, por la querella de los trabajadores incluidos en un ERE de la que ya no era su fábrica, tomó la decisión de dimitir. De aquel episodio insiste en narrar “la maldad” de quien entonces era diputado por Ávila y presidente de Alianza Popular en CyL: José María Aznar.

Demetrio Madrid, primero por la derecha, en Villalar de los Comuneros.

Demetrio Madrid fue absuelto en 1989 de todos los cargos que se le imputaban. Volvió a las Cortes en junio del 93. Fue senador por Zamora hasta 2004. Y objeto de más de una docena de distinciones, como las medallas de Oro de la Comunidad de Madrid y de las Cortes de Castilla y León, la Orden del Mérito Constitucional, e Hijo Preilecto de su tierra, Villaralbo, y de Villalar de los Comuneros.

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Fue absuelto en 1989 de todos los cargos que se le imputaban. Volvió a las Cortes en junio del 93

Dice que hoy es un “jubilado activo”. Pasa las mañanas en el despacho que le quedó como presidente de la Junta –“¡pero no cuesto un euro a los ciudadanos, sólo cobro mi jubilación!”, matiza. Va dónde le llaman, sean institutos o instituciones como la UGT, que visitará esta semana. Disfruta de las tardes en su casa de Zamora o viajando con Cati, su mujer –“con ella vivo muy bien”. Y escribe.

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