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EEUU se prepara para una hipotética confrontación con China en el Pacífico

Sara Serrano en La Base.
Sara Serrano en La Base.

El pasado jueves, se hacía pública la presencia de un artefacto que sobrevolaba a casi 20.000 metros de altura el estado de Montana. Montana es uno de los Estados menos poblados de Estados Unidos y alberga uno de los principales silos de misiles del país. Según ha informado el Pentágono, la Fuerza Aérea de Malmstrom alberga 150 silos de misiles balísticos intercontinentales con una potencia explosiva 20 veces mayor que la bomba atómica de Hiroshima.

El viernes Pekín confirmó que el dirigible, (un globo aerostático del tamaño de tres autobuses), procedía de China, pero aseguró que se trataba de una aeronave civil que realizaba investigaciones meteorológicas y que se había desviado de su ruta, (entrando en el espacio aéreo estadounidense), por causas de "fuerza mayor". Sin embargo, el Pentágono señaló que, claramente, el propósito del globo era el espionaje y el sábado aviones de caza del Departamento de Defensa lo derribaron sobre aguas territoriales estadounidenses del océano Atlántico.

La primera consecuencia de la incursión del globo chino en el espacio aéreo estadounidense ha sido la cancelación del viaje que el secretario de Estado, Antony Blinken, tenía previsto hacer a China. Se trataba de la primera visita de un alto cargo estadounidense a Pekín en los últimos cinco años. La última vez fue en 2018, durante la Administración Trump, y antes de que las relaciones entre ambas potencias entraran en barrena por los aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos chinos.

La visita de Pelosi, (entonces presidenta de la Cámara de Representantes), fue leída como una afrenta a los intereses chinos en la isla, y Pekín respondió con una serie de maniobras militares en las aguas que rodean Taiwán. Dispararon 11 misiles balísticos, cinco de los cuales impactaron en zona japonesa. Aunque la Administración Biden se desligó de la visita de Pelosi a Taipéi, (con el argumento de la separación de poderes entre el Congreso y la Casa Blanca), lo cierto es que su viaje ha acelerado las tensiones entre ambas potencias.

Solo una semana después del viaje de Pelosi, la Oficina de Información del Consejo de Estado chino, publicó un nuevo "libro blanco" en el que no dejaban lugar a dudas sobre su posición respecto a Taiwán. "Estamos dispuestos a crear un amplio espacio de cooperación con el fin de lograr una reunificación pacífica, pero no cederemos ni un ápice ante las actividades separatistas, sea cual sea la forma que ellas tomen. La cuestión de Taiwán es un asunto interno que concierne a los intereses fundamentales de China, ninguna injerencia externa será tolerada".

Esto sucede desde 1979, (un año después de que Carter restableciera las relaciones con la República Popular China), cuando el Congreso estadounidense aprobó la ley de Relaciones de Taiwán, (que define las relaciones de Estados Unidos y China en la isla), y establece la entrega de armas ofensivas de Washington a Taipéi y considera todo intento chino de modificar el estatus de la isla por la fuerza como "extremadamente preocupante".

Estados Unidos definía así una política que ha mantenido hasta hoy, por un lado, mostraba cierta ambigüedad estratégica en caso de que Taiwán declarase su independencia o China invadiera la isla y por otro, reconocía la existencia del vínculo China-Taiwán. Sin embargo, Estados Unidos parece que se está alejando de la política de "una sola China" y la visita de Pelosi a Taiwán se interpretó como la culminación de una campaña que sugiere la existencia de dos Estados: China por una parte y Taiwán por otra. Este, (según algunos analistas), podría ser un primer paso para el reconocimiento, (por parte de Estados Unidos), de Taiwán como estado independiente.

Estados Unidos parece estar reordenando sus apoyos militares en Asia y el Pacífico y ha organizado encuentros de alto nivel con sus aliados en la región buscando su compromiso en caso de una guerra contra China. Un ejemplo es el acuerdo alcanzado con Filipinas hace apenas unos días, por el que el Ejército estadounidense tendrá acceso a cuatro bases militares "estratégicas" en el archipiélago, que se suman a las cinco que ya utiliza desde que ambos países firmaran el Pacto Mejorado de Cooperación en Defensa en 2014. El nuevo acuerdo, prevé además la cooperación militar directa entre ambos ejércitos a la hora de planificar operaciones y realizar ejercicios conjuntos.

Pocas semanas antes, Washington, (tras una reunión entre Biden y su homólogo japonés), había anunciado la reubicación de 4.000 infantes de la marina del archipiélago de Okinawa a la isla de Guam. Además, Biden ha respaldado la apuesta de rearme del Gobierno japonés, que ya ha anunciado que duplicará su gasto en defensa en los próximos cinco años, hasta alcanzar el 2% del PIB.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha visitado Corea del Sur y Japón, para reclamar más armas para Ucrania y, de paso, fortalecer sus alianzas en la región. En ese viaje, (según fuentes gubernamentales chinas], Stoltenberg, no dejó de referirse a China como "amenaza" sembrando la discordia entre los países de la región: "Hemos visto lo que la OTAN ha hecho a Europa, y la OTAN no debe tratar de sembrar el caos aquí, en Asia-Pacífico, ni en ningún otro lugar del mundo". Esto es lo que ha dicho la portavoz de Exteriores china.

Recordemos que hace apenas dos meses, (durante la cumbre celebrada en Madrid), la OTAN incluyó por primera vez a China en su concepto estratégico y lo hizo refiriéndose a ella como "desafío". El martes pasado, (durante su viaje a Japón), Stoltenberg hizo la siguiente advertencia: "Lo que está pasando en Europa hoy podría pasar en Asia Oriental mañana. Así que debemos permanecer unidos y firmes".

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