Cargando...

ENTREVISTA Raül Romeva: "Incluso en un marco de obstrucción, estamos en condiciones de hacer el referéndum"

El conseller de Asuntos Exteriores de la Generalitat reconoce que, en caso de victoria del 'Sí' en la consulta del 1 de Octubre, el reconocimiento internacional del nuevo estado "no vendrá de la noche a la mañana". Piensa, sin embargo, que Catalunya está en condiciones de afrontar este periodo" y que "debería ser lo más corto posible, por interés de todos, de España, de Europa e incluso del resto del mundo".

Publicidad

Raül Romeva, conseller d'Afers i Relacions Institucionals i Exteriors

BARCELONA, Actualizado:

Durante 10 años y dos legislaturas, Raül Romeva (Madrid, 1971), se ganó el reconocimiento como uno de los diputados más trabajadores en el Parlamento Europeo. También ganó significación como una destacada voz crítica independentista dentro de Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV). Este carácter transversal seguramente lo hizo el candidato perfecto para encabezar la lista de Junts pel Sí (JxSí) en las elecciones del 27S. Su experiencia europea lo hacía igualmente idóneo para convertirse en la cara del proceso independentista en la importante batalla ante la comunidad internacional, como conseller de Asuntos Exteriores. Y del factor internacional del referéndum -y del postreferèndum- ha hablado en profundidad con Públic. Insistiendo constantemente en una misma idea: que la política internacional responde exclusivamente a hechos y "realidades", y que el reconocimiento internacional de una Catalunya independiente no sería una excepción. Una manera elegante -como es el propio Romeva- de referirse más o menos entre líneas a lo que muchos llamarían 'hechos consumados'.

Publicidad

¿Hasta dónde cree que llegará la presión del Estado para intentar impedir el referéndum?

Honestamente, no lo sé. No sé qué pueden hacer. Sé lo que nosotros estamos en condiciones y lo que estamos determinados a hacer, como Govern y como sociedad, que es permitir que todo el mundo, piense lo que piense, tenga el proyecto de país que tenga, pueda expresarse. Y, obviamente, escuchar el resultado e implementarlo.

Click to enlarge
A fallback.

¿El Govern está preparado para una posible intervención por la fuerza, como requisar urnas o papeletas? ¿Se trabaja en este escenario?

Yo lo que constato es que la gente, a nivel de calle, de sociedad e incluso de Parlament, está mucho más tranquila. No hay tensión, ni dificultad de convivencia. Esto es un relato artificial.

'Nosotros tenemos las herramientas para hacer el referéndum'

Publicidad

Por lo tanto, se me hace muy difícil imaginar un escenario como éste. En cualquier caso, repito, nosotros tenemos las herramientas para hacer el referéndum. En estos momentos tenemos un mandato legal para hacerlo. De hecho, siempre lo hemos tenido, ahora lo único que hemos hecho es ratificarlo en el marco de la legalidad catalana. Y hay una demanda social para resolver esto por la vía democrática, y no a través de ninguna otra. Desde esta triple perspectiva, creo que no hay alternativa a que el 1 de octubre la gente vaya a votar.

A falta de tres semanas para el 1-O, hay todavía dudas sobre aspectos organizativos, tales como cuántas mesas habrá o qué ayuntamientos colaborarán. Más de la mitad de municipios del país han dejado claro que apoyarán, pero esto no está tan claro en el área metropolitana de Barcelona. ¿La Generalitat está preparada para cubrir estos vacíos?

Del todo. La Generalitat está preparada para que todos puedan ejercer libremente y con seguridad su derecho a expresarse y votar. Esto es un hecho. Es una cuestión que me parece absolutamente relevante, porque demuestra que, a pesar de no sólo la falta de colaboración, sino directamente la obstrucción por parte del Estado, no se podrá impedir la celebración de este referéndum.

Publicidad

Si vamos a casos concretos, el Ayuntamiento de L'Hospitalet o el de Santa Coloma ya han dicho que no colaborarán. ¿Cómo se hará el referéndum en estas ciudades?

Se hará. Se hará. ¿Alguien cree que en L'Hospitalet no se podrá votar? En Barcelona se votará, en L'Hospitalet se votará, en Cornellà, en Lleida, en Tarragona se votará, claro que sí. ¿Qué razón objetiva hay para que no se pueda votar? ¿Qué razón objetiva hay para que la gente no pueda expresarse libremente y democráticamente? Ninguna. En este sentido, no tengo ninguna duda. ¿Son los términos en los que hubiéramos querido hacerlo? No. Pero la carga de la prueba está donde está.

En qué marco?

En un marco de legitimidad, de principios fundamentales. Internacionalmente, ¿es un problema votar en un referéndum de autodeterminación? No. ¿La ley lo permite? Sí. ¿El derecho europeo lo impide? No. Ya se demostró en el caso de Escocia. Situémonos en este marco. Situarse en el marco de una urna o una mesa es mirarse el dedo y no mirar la luna. Me parece que encallarnos en pequeñeces es perder de vista la trascendencia del problema global, y no nos ayuda a resolverlo. Lo que tenemos que hacer es superarlo por arriba, hablando de lo que realmente tenemos que hablar: del derecho legítimo de la gente a expresarse en un sentido u otro, y de ser respetada. Tan sencillo como esto.

Publicidad

Se han dado órdenes a los cuerpos policiales para que impidan el referéndum. Esto incluye los Mossos. ¿El Govern tiene controlada su reacción?

Todo el mundo sabe la importancia de lo que estamos haciendo, y eso me parece especialmente importante. Los servicios de la administración pública saben también que hay unas normas que debemos respetar todos, desde la situación que se ha establecido con la nueva ley del Referéndum y los decretos que se derivan, y éste es el escenario en el que nos movemos. No tengo ninguna duda que esta será la norma. También hemos explicado muchas veces que aquí no se obliga a nadie a hacer nada. Hay una responsabilidad colectiva para que todos puedan expresarse el día 1 de octubre. Esto lo podemos garantizar.

Raül Romeva en un momento de la entrevista con diari Públic

Una parte de la estrategia del Gobierno central ante el 1-O se centra en lo que podríamos llamar represión económica, dirigida a personas concretas. ¿Hay capacidad de resistencia en este terreno?

Nos centramos mucho en cuestiones de carácter puramente circunstancial. Creo que hay entender cuál es ahora el verdadero problema. Ninguno de los intentos de los últimos meses o años para intentar detener esta demanda -por vía judicial, por vía de querellas, del Tribunal de Cuentas o de amenazas- no ha funcionado. No han funcionado y no funcionarán. Este tipo de medidas se han demostrado no sólo ineficaces para detener cualquier cosa, sino que lo que han hecho es dotarnos de cada vez más argumentos para decir que, si lo mejor que puede ofrecer el Estado es este tipo de reacciones, se trata de un proyecto muy poco estimulante.

Publicidad

Sobre esta apelación al diálogo, el presidente Puigdemont ha dicho que estaría dispuesto a negociar hasta el 'último minuto de la prórroga'. Si ahora hubiera algún tipo de propuesta razonable desde el Estado, ¿podría esto hacer variar el calendario?

Lo que pasa es que esta pregunta, en condicional, hace años que la estamos planteando. Quizás que pasemos del condicional a los hechos. ¿Hay alguna propuesta? ¿Alguna oferta? Dejemos de especular sobre qué pasaría si hubiera una propuesta. Si hay alguna, que se ponga encima de la mesa. En todos estos años, incluso meses, se ha insistido por nuestra parte, y muy particularmente por parte del President, para sentarse con el presidente Rajoy y hablar de ello, de los términos, de cómo debemos afrontar esta situación. Y la respuesta ha sido no sólo negativa, sino hostil.

Una parte importante de este choque de legitimidades es la batalla de la opinión pública internacional. El soberanismo coincide en que la estaba ganando, en los últimos meses. ¿Cree que esto sigue siendo así, tras el pleno de la semana pasada en el Parlament?

¿Cómo se mide eso? Entra dentro del terreno de las subjetividades. Lo que me parece a mí, desde lo que yo conozco, es que existe cada vez más la conciencia de que el problema no radica en el hecho de que el 80% de la sociedad catalana quiera votar. Éste no es el problema. El problema es que, ante esta situación, no hay una propuesta por parte del gobierno del Estado, una voluntad de sentarse alrededor de una mesa. Esto es lo que sorprende.

Publicidad

Tiene aliados internacionales el independentismo?

La gente. El mejor aliado que puedes tener, también a nivel internacional, es demostrar que esto es inevitable y creíble. A nivel internacional se reacciona ante los hechos. No a razones, intenciones o deseos. A hechos.

'Las relaciones internacionales no se mueven en el terreno de las simpatías, sino en el de los hechos'

Publicidad

Y la reacción estará en función de lo que ocurra aquí. Las relaciones internacionales no se mueven en el terreno de las simpatías, sino en el de los hechos. Las realidades son las que determinan los cambios. No es un problema de marcos legales ni de razones, es un problema de realidades. Si hay una participación masiva el 1-O, y el resultado es claro, en un sentido u otro, obviamente la reacción internacional vendrá condicionada por ello. No se trata de esperar lo que harán desde fuera, sino de hacer lo que tenemos que hacer. Las reacciones vendrán a partir de lo que hagamos nosotros, no al revés.

Acaba de decir que la comunidad internacional reaccionará ante una participación masiva. La ley del Referéndum no marca ningún umbral de participación. ¿Cree que habrá que establecer, en la práctica, un porcentaje mínimo?

Una de las cosas que propusimos hablar con el gobierno de España, además de fecha y pregunta, era el mínimo de participación. En un escenario acordado, esto habría sido absolutamente normal. No hay un escenario acordado.

Publicidad

¿Qué papel tendría la comunidad internacional en el periodo de negociación que se abriría tras una hipotética victoria del 'Sí'?

En este tipo de procesos, hay dos términos absolutamente asociados: democracia y negociación.

'Desde 1991 ha habido 53 referéndums de autodeterminación, la mitad de los cuales no contaban con el acuerdo del Estado matriz'

Publicidad

Desde 1991 ha habido 53 referendos de autodeterminación, la mitad de los cuales no contaban con el acuerdo del Estado matriz -no estamos haciendo nada tan extraordinario, y todos ellos han dado lugar a un proceso de negociación cuando el resultado ha sido favorable a la independencia. Desde el punto de vista racional, todo lo que no pase por democracia y negociación, difícilmente tendrá ningún recorrido.

¿Y la comunidad internacional no ve diferente un referéndum acordado de uno unilateral?

No. Al final, lo que cuenta son los hechos. Es evidente que es preferible, siempre, un escenario acordado. Facilita las cosas a todo el mundo. Es lo que nosotros hubiéramos querido y para lo que hemos estado trabajando durante todo este tiempo. Pero, al mismo tiempo, en todos estos casos en los que no ha habido acuerdo previo, también ha habido un reconocimiento.

Publicidad

Dentro del soberanismo hay quien confía en que será la comunidad internacional la que forzará al Estado a negociar, en caso de proclamación de la independencia

No ponemos la carga de la prueba en lo que pase fuera. A mí no me encontrará ninguna frase ni ningún escrito en el que diga que desde fuera han de hacer tal cosa, porque creo que no es correcto. La historia nos demuestra que en casos similares no ha ocurrido casi nunca. Siempre ha habido reacción a un hecho. Si el hecho no se produce, no hay que reaccionar a nada.

En este sentido, ¿tiene Catalunya la fuerza necesaria para afirmar y hacer efectiva su independencia, en caso de victoria del 'Sí'? ¿En aspectos prácticos, como el control del territorio o la capacidad para recaudar impuestos?

La capacidad institucional existe. De hecho, lamentablemente hemos tenido un escenario triste, con el ataque que sufrimos el 17 de agosto, en el que ya se demostró de manera clara, en diferentes frentes, que tenemos la capacidad de reaccionar con todas las garantías de un Estado en un aspecto tan sensible como es la seguridad.

'El día D más uno, el cambio será muy poco visible desde el punto de vista de lo cotidiano'

Lo mismo ocurre desde el punto de vista de la acción exterior, la proyección internacional o el turismo. El día D más uno, el cambio será muy poco visible desde el punto de vista de lo cotidiano. Porque ya tenemos todas las herramientas. Sólo falta la soberanía, que cuando el Parlament de Catalunya vota una cosa, lo que sea, se acepte. Que no ocurra que cuano toma decisiones -a veces por unanimidad-, y desde el Congreso o incluso desde el Tribunal Constitucional, un actor no elegido democráticamente, se puedan tumbar. No es un problema de capacidad. El problema es que no nos dejan.

Hay, sin embargo, dudas de que Catalunya pueda tener suficiente capacidad coercitiva en este escenario. Por ejemplo, ¿cómo puede hacer para que la banca obedezca a las autoridades catalanas y no a las españolas?

Por la vía de los hechos. Es la realidad la que se ha de acabar imponiendo. Lo que no tiene ningún recorrido es que el Estado pretenda imponer, como está haciendo, una convivencia forzada y artificial en términos institucionales.

En este escenario, ¿qué tipo de presión cree que hay que ejercer desde Catalunya para obligar al Estado a sentarse a negociar, sean movilizaciones ciudadanas u otros métodos?

Si el 1-O la mayoría decide crear un Estado nuevo, España estará obligado a negociar en la medida que esto afectará directamente sus propios intereses. Hasta ahora ha habido una tendencia a creer que esto no pasaría. Cada vez que el Estado ha dicho "esto no pasará", al final se lo ha tenido que encontrar. Si alguien cree que este escenario puede mantenerse eternamente, es que no ha leído bien la realidad. Desde esta perspectiva, el Estado tendrá que hacer la lectura que el resultado del 1-O es imparable.

¿Está diciendo que, simplemente declarando la independencia y ejerciéndola, el Estado se verá obligado a negociar?

No sé qué hará. Lo que sí sé es que, hasta ahora, la no negociación no ha dado ningún resultado positivo. Esto es un hecho. Ni por Catalunya, ni para el Estado, ni para Europa. La no negociación no es una opción. Hubiera sido mucho mejor una negociación 'ex ante'. Si no han querido, la deberán hacer 'ex post'. Porque lo que sí hay es una determinación clara, por parte de Catalunya, que esto lo tenemos que resolver democráticamente. Tanto si sale que 'sí' como si sale que 'no'. En una negociación, uno debe dejar muy claros los términos. La fuerza más grande de esta negociación debe ser el mandato popular, si éste existe el 1-O.

'No es un tema sólo de España y de Cataluña, aquí hay muchos intereses en juego'

Aceptaríamos una mediación internacional en todo este proceso? No hay problema, lo hemos dicho muchas veces. El problema no lo tenemos nosotros. No es un tema sólo de España y Catalunya, aquí hay muchos intereses en juego. Estoy hablando de 6.000 empresas multinacionales, de 17 millones de turistas, de importaciones y exportaciones que afectan a muchos ámbitos, de un aspecto geoestratégico ... Si el resultado del 1-O claro, por mucho que el Estado español no quiera negociar, tú no puedes mantener una situación irresuelta 'in aeternum'.

En este escenario de negociación, hay quien cree que el Estado, tal vez forzado por la comunidad internacional -o por "la realidad", como insiste usted- podría proponer un nuevo referéndum, en este caso, acordado

Repito: es una hipótesis. Puede suceder esto y mil otras cosas. Queríamos pactar los términos del referéndum y el Estado no ha querido. Hemos hecho lo que teníamos la obligación democrática de hacer. Lo que pase como consecuencia de ello, lo valoraremos cuando pase. Si esta es una reacción, la discutiremos. Porque obviamente habría que ver los términos. El problema es que estamos hablando siempre de posibles propuestas del Estado, pero no vemos ninguna. No podemos estar moviéndonos permanentemente en el marco de la especulación.

Publicidad