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Extrema Derecha Melisa D. Ruiz, de Hogar Social: "Somos más de Amanecer Dorado que de Le Pen"

La líder del grupo de extrema derecha abre las puertas de su sede a 'Público'. Rechaza el término neofascistas y asegura que ellos son "socialistas", poniendo como ejemplo de Estado socialista a la República Social Italiana de Mussolini. 

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Melisa, líder de Hogar Social Madrid.- EFE.

MADRID, Actualizado:

VÍDEO: JAIRO VARGAS

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Melisa D. Ruiz tiene el tobillo bien. No cojea. Dice que no va a responder preguntas sobre si tiene un símbolo nazi o no tatuado. Considera que es una manera de "deslegitimar un proyecto político a través de una cuestión personal". Es más, Melisa cita a un rapero de izquierdas, Día Sexto, para referirse a su tobillo (VER CANCIÓN). Es la líder indiscutible de Hogar Social Madrid, el grupo ultra que está reinventando a la extrema derecha española con un discurso centrado en la acción social antiinmigrante. Dice que es la líder por "meritocracia". Porque ella lo ha montado. Porque este es su proyecto. No queda muy claro, no obstante, qué tendrían que hacer sus compañeros si algún día quieren cambiar de líder. Le resulta gracioso que se le pregunte si funcionan de manera asamblearia o democrática. No es el caso. "La meritocracia es lo que importa".

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El proyecto de Melisa es buscar de manera insistente la transversalidad. El viaje desde la ultraderecha a la transversalidad es largo, pero Melisa quiere dejar atrás la pesadísima mochila ultra y sus banderas tradicionales, aunque una de ellas, por lo que parece, vaya tatuada en su piel. "No se hace política con nostalgia", dice esta joven, que rechaza los términos 'neonazi', 'fascista' o de 'extrema derecha' para su organización. Tampoco es sorprendente. Para Melisa, Amanecer Dorado, las JONS o la Falange tampoco eran de derechas. También reniega del franquismo. "La derecha es liberal, nosotros no. Somos socialistas". Y es que Hogar Social no tiene ni programa político. La única consigna es la de "los españoles primero". "No tenemos programa político. Si dices esta postura es la mía, pues eso separa", reconoce. 

"No estamos definidos como proyecto a día de hoy. Queremos cambiar las cosas. Queremos cambiar el mundo, aunque suene a florecillas. Esa es la mentalidad con la que me levanto y me acuesto. Los programas políticos se construyen, no se parte con un programa político. Las estrategias y las herramientas para tomar el poder se van construyendo. Si el día de mañana veo que no tenemos el suficiente apoyo social y que nos gustamos... pues me voy a mi casa y a vivir de las subvenciones", dice con sarcasmo. 

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"No estamos definidos como proyecto a día de hoy. Queremos cambiar las cosas. Queremos cambiar el mundo, aunque suene a florecillas"

Melisa sólo acepta las etiquetas de anticapitalista, antiglobalización y antiestablishment. También la de "antiprejuicio" y "antitaurina". Pero conforme va avanzando la conversación y se va profundizando en diferentes temas, asoma el lobo debajo de la piel de cordero. Así, Melisa pone como ejemplo de "estado socialista" a la República Social Italiana de Mussolini; alaba la "acción social" de Millán Astray; el pensamiento de Ramiro de Ledesma, que bautiza a su grupo en Madrid, y, lo más peligroso de todo, dice lo siguiente del régimen nazi y el holocausto judío: 

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"Los nazis hicieron cosas buenas y cosas malas. Como todos. Pero este no es un tema del que se pueda debatir libremente. Si lo debates, incluso con total honestidad, vas a la cárcel. En Alemania ha ido gente a la cárcel por cuestionar los crematorios de Auschwitz con datos científicos", dice Melisa, así, de primeras. "Entiendo que usted no niega el holocausto", replica el periodista. "Considero que es una parte de la historia que tiene que ser analizada por los especialistas. (...) Creo que hay cosas en las que se ha mentido. Pero, como en eso, en muchas cosas. El problema es que en este país no se puede decir. Cuando vas contra la historia oficial, directamente eres un enemigo del sistema. No se puede decir. Me encantaría decirte que he leído esto, esto y esto. Y ahí se dice tantas bajas y aquí otras bajas. (...) En muchas cosas nos han engañado. Igual que nos engañan a día de hoy con imágenes de bombardeos de Rusia por televisión", zanja Melisa.

Interior de la sede de Hogar Social Madrid.- JAIRO VARGAS

La líder indiscutible de Hogar Social Madrid llega a estas frases después de varias horas de conversación. Sabe que esas ideas gozan de muy poca popularidad y que para llegar al mayor número de gente posible y seguir creciendo debe dejar esos postulados en su casa. Ante de llegar a este punto las respuestas sobre el régimen nazi se limitaban a "Hitler hizo cosas bien y cosas mal".

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"No tenemos programa político. No hemos formado una especie de pensamiento o programa complejo. Hay gente aquí que proviene del movimiento de izquierdas, del 15M o Stop desahucios", dice. Pero tampoco habla mucho de su pasado. Reconoce su militancia en el neonazi Movimiento Social Republicano y que salió porque "no se hacía todo lo que se decía" y que por eso montó Hogar Social Madrid. Asimismo, reconoce ciertas 'tiranteces' con los grupos de extrema derecha tradicionales. Aunque no aclara los motivos:

"La 'bandera del pollo' no representa este proyecto. Quizá a algunos de nuestros miembros sí, pero no a todos. Aquí hay sensibilidades políticas diferentes"

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"Es un conjunto de varios factores y no voy a hablar de ellos porque sería hablar de las rencillas del submundo del submundo (...) Dicho esto, creo que hay estrategias erróneas y yo pienso que la política es una ciencia de la calle y no historia. A la gente le importa tener casa, trabajo, sanidad y educación. Eso es hacer política, estar donde están las preocupaciones de la gente". 

A Melisa, sin embargo, no le importa que acudan a las filas de su grupo fascistas o neonazis, le preocupa, más bien, que exhiban esos símbolos en actos de Hogar Social Madrid. "En las libertades personales de lo que cada uno puede tener en su casa no me meto. Pero sí que considero que meter una bandera franquista en nuestra sede es una desviación del proyecto. La 'bandera del pollo' no representa este proyecto. Quizá a algunos de nuestros miembros sí, pero no a todos. Aquí hay sensibilidades políticas diferentes y no va a haber banderas que nos dividan", dice esta mujer.  

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Y es que Melisa incide una y otra vez en que Hogar Social Madrid "no tiene programa político". Así, para conocer mejor la esencia de Hogar Social Madrid vale el dicho popular de dime con quién andas y te diré quién eres. Y es que HSM tiene dos especies de "hermanamiento" con otras organizaciones. A saber: Amanecer Dorado, en Grecia, y Casa Pound, en Italia. El partido heleno es, en palabras del periodista Dimitris Psarras, autor de El libro negro de Amanecer Dorado, una "organización nazi formada en la tradición del NSDAP de Adolf Hitler y sus objetivos son los mismos, los subhumanos, que ahora son los inmigrantes". Casa Pound, por su parte, es un colectivo que nació en 2003 con la ocupación de un edificio en Roma y ahora tiene más de un centenar de sedes en toda Italia. Ellos mismos se definen como "fascistas del tercer milenio"

 "Somos más de Amanecer Dorado. Comenzaron repartiendo alimentos a los ciudadanos griegos en situación de necesidad y eso puede ser una proyección de futuro de cómo va a ser España. Ellos comenzaron dando alimentos a griegos necesitados y se ganaron el apoyo popular suficiente para ser la tercera fuerza política. La base principal de Amanecer Dorado es la acción social", dice Melisa, que no ve con malos ojos el auge del Frente Nacional aunque rechaza sus postulados. "En una ocasión los escuché decir que eran sionistas. Nosotros no somos sionistas. No, no. Nunca voy a apoyar eso", dice. 

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De Casa Pound dice mucho menos. Señala que el fundador, Ianluca Ianonne, es "un líder nato" y que aunque a veces aparezcan como fascistas, dice que ellos se definen como de "extremo centro alto" aunque 'aclara' que el "fascismo en Italia significa una cosa diferente a lo que significa aquí". En una estancia del edificio aparecen banderas del partido alemán NPD que, según los jueces del Tribunal Constitucional de Alemania, es una formación que "desprecia la dignidad humana y es incompatible con los principios de la democracia".

En esa misma habitación hay un cartel que señala: "Este refugiado fue rescatado mientra su barco se hundía en Grecia. Lo agradeció asesinando a decenas de personas en París". Melisa cree que no es racista y que no entra dentro de un discurso de odio. "Dime qué parte es mentira. Dímelo", insiste. "Melisa, ese mensaje criminaliza a los refugiados. Estáis criminalizando víctimas". "Ese cartel no dice ni una mentira", insiste. 

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Melisa, líder de Hogar Social, ante uno de los lemas del grupo de extrema derecha.- JAIRO VARGAS.

El resto del pensamiento de Hogar Social es más que difuso. Bien por una indeterminación buscada para poder aglutinar al mayor número de gente bien porque no les interesa ir más lejos. Resulta curioso escuchar, por ejemplo, una defensa de la lucha de clases como la que hace Melisa. Al mismo tiempo que te dice que "la lucha de clases está legitimada", te cuenta que "la izquierda nunca ha entendido muy bien esto de la lucha de clases" y muestra muchas dudas cuando se le pregunta que de qué clase es ella y contra qué clase lucha. No obstante, termina diciendo que ella es de la "clase trabajadora" y que también defiende una "fraternidad" entre las clases. 

"La palabra proletariado me da mucha pereza. Soy clase trabajadora luchando contra élites capitalistas. Pero aunque yo no procediera de la clase trabajadora... he hipotecado mi vida por involucrarme en la defensa de los demás. Podría tener mi vida solucionada. Tengo mi piso. Me independicé joven. He podido vivir bien y he renunciado a muchas cosas por mejorar la vida de los demás", dice Melisa, que insiste en que la izquierda se equivoca en la manera de conceptualizar la lucha de clases: 

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"El que tiene un espíritu mediocre se limita y el que tiene un espíritu excelente se supera"

"No me gusta nada cómo lo hacen. Considero que no es la lucha del proletariado contra el resto de clases. Creo que puede haber incluso una fraternidad dentro de las clases".  

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Melisa se pone a ella misma como ejemplo de superación, de cómo ser madre joven y dice que ella se ha crecido ante las dificultades. De hecho, hablando sobre el aborto, señala que ante las dificultades que uno se puede encontrar en la vida hay dos actitudes: "El que tiene un espíritu mediocre se limita y el que tiene un espíritu excelente se supera". Ya se pueden imaginar en qué categoría se autoincluye la líder del grupo ultraderechista.

Hogar Social Madrid, por ejemplo, tampoco tiene una postura definida sobre el aborto. Melisa, sí. Melisa no tiene dudas de que abortar es matar a un niño y se muestra radicalmente en contra del aborto. Ella, como ejemplar del espíritu excelente, tuvo un hijo con 22 años y terminó su carrera de Filosofía y comenzó a estudiar Antropología. "He sufrido comentarios en la facultad por estar embarazada por parte de niñatas que seguramente se abrían de piernas tres y cuatro veces a la semana", ataca. 

Melisa tampoco se considera feminista. "No soy ni machista ni feminista", dice esta mujer, que apunta que el feminismo actual está más centrado en la "libertad sexual y el aborto" que en la lucha por la igualdad, la equiparación salarial o contra la discriminación salarial. "No he encontrado grandes barreras por ser mujer. Me he labrado mi propio destino y mi propio proyecto. (...) El feminismo militante es incoherente. Se basa en deconstruir a la mujer y eso es machista. Las convierte en esclavas del sistema capitalista que tanto critican. Una feminista de verdad debería reivindicar la maternidad", insiste. 

La líder de Hogar Social Madrid se pone a ella misma de ejemplo para muchos de sus argumentos. Incluso para atacar a los inmigrantes pone como ejemplos situaciones de su propia vida. Dice que su hijo, que ahora tiene cinco años, se quedó sin guardería pública porque los baremos de admisión benefician a los inmigrantes. "Yo no tenía dónde dejar a mi hijo, mientras otras madres latinas se pasaban el día en el parque sin hacer nada y tenían a su hijo en una guardería. Como madre, siento discriminación hacia mi hijo por ser español", denuncia esta mujer, que también asegura que su pequeño está a día de hoy en un colegio privado por culpa de estos baremos y porque "la educación pública está fatal". 

"Mi hijo va a un colegio privado aunque yo soy defensora de la educación pública. No estaba dispuesta a que mi hijo fuera a un colegio en Tetuán. Ni público ni concertado. Hay colegios concertados que presumen de que sólo tienen un niño español y eso es obligar a un niño a que no tenga amigos españoles", asegura esta mujer que preguntada sobre si transmite sus postulados antiinmigrantes a su retoño, contesta: "No le voy a condicionar y mucho menos con un discurso de odio". "Mi hijo tiene amigos extranjeros en el colegio, lo que pasa es que son inmigrantes que no vienen para quedarse". 

A pesar de la vaguedad de ciertos de sus postulados, no se puede decir que bajo el discurso algo ramplón e indefinido de Hogar Social Madrid se esconda la personalidad de una líder con escasa capacidad de análisis, sectaria y encerrada en su micromundo ultra. Melisa habla tranquilamente de Marx y Engels, de Unamuno, de Ortega y Gasset, de Nietzsche, de Schopenhauer y de Gramsci. Eso sí, no duda en lanzar a la cara del periodista los conceptos Paracuellos y Carrillo si sale el tema de la Guerra Civil. No obstante, no rehúye el debate. Habla y deja hablar. Escucha. Pregunta. 

De hecho, Melisa se confiesa seguidora de los programas de Pablo Iglesias Otra Vuelta de Tuerka y Fort Apache, reconoce su interés en las ideas de Errejón y dice que preferiría tomar un café con él antes que con una "paleta venida a más", en referencia a Cospedal. Así, asegura también haber visto varios vídeos de Juan Carlos Monedero sobre las ideas de Gramsci. "Me parecen fundamentales las aportaciones de Gramsci. Estoy muy de acuerdo en que para conquistar el Estado hay que conquistar la cultura y las herramientas que rodean al Estado. Tenemos que politizar la cultura, la música, la poesía... Es fundamental... y en eso la izquierda nos lleva mucha ventaja", dice.

"Preferiría que se fortaleciese el concepto de la España guerrera y no el de la picaresca del Lazarillo de Tormes"

Tan claro tiene esto Melisa, que Hogar Social Madrid tiene planes para ofrecer cada vez más servicios en su sede. Al habitual reparto de comida y ropa de los domingos, el espacio dice acoger a personas sin hogar (españoles, por supuesto), esperan abrir en breve una ludoteca para los más pequeños y tienen en mente habilitar una especie de biblioteca/sala de estudio. Asimismo, Melisa quiere impulsar conferencias y debates en el enorme espacio que tienen ocupado en el centro de Madrid y que, curiosamente, fue sede de los Caballeros Mutilados de Guerra por la Patria y el lugar donde falleció el fundador de la Legión, José Millán-Astray.

Y así, con estos mensajes centrados en la antiinmigración, el lema de los españoles primero y eludiendo todo tipo de posicionamiento, Melisa espera que Hogar Social Madrid vaya extendiéndose por España. De momento, asegura que en breve abrirán una nueve sede.

"En los españoles hay un ímpetu, un instinto guerrero que está adormilado. Hay hitos en la historia que se demuestra que el pueblo español es de una forma. Preferiría que se fortaleciese el concepto de la España guerrera y no el de la picaresca del Lazarillo de Tormes. Eso es una banalización de España y eso infuye en la sociedad", sentencia Melisa. El fascismo 2.0 ya está aquí. 

Imagen del interior de Hogar Social Madrid.- JAIRO VARGAS.

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