Felipe VI llega al discurso de Navidad con el dilema de hablar de la amnistía que ha tensionado su último año
El rey afronta un nuevo discurso de Navidad tras la caída en picado de audiencia registrada el año pasado y con varias incertidumbres sobre la mesa tras un año en el que la ultraderecha asedió la sede del PSOE y quitó el escudo de la bandera.
Bilbao-
Pesarán las palabras, pero sobre todo los silencios. Este 24 de diciembre, antes de que lleguen los regalos navideños, Felipe VI intentará volver a captar la atención de una ciudadanía que, en buena parte, se mantiene distante de la monarquía. La clave estará en lo que dirá, pero también en lo que callará.
A la hora de plantear su discurso, el rey enfrenta un dilema o encrucijada que sí ha captado un amplia atención mediática y política: la ley de amnistía a independentistas catalanes que tanto enfurece a la derecha y ultraderecha, quienes a su vez se erigen en principales defensores de la Casa Real.
La "renovación" que tanto ha prometido la monarquía española no incluye de momento la suspensión del discurso navideño, un evento televisivo que suele lidiar con complicados datos de audiencia.
El año pasado, por ejemplo, se registró la mayor caída en seis años, y no por problemas para sintonizarlo: 30 cadenas emitieron en 2022 la intervención navideña de Felipe VI. Aún así, perdió un millón de espectadores en relación a 2021.
La desafección hacia este discurso resulta de proporciones bíblicas en Euskadi o Catalunya, territorios donde existe un amplio sentimiento nacionalista que choca frontalmente con todo lo que representa la jefatura del Estado. ETB y TV3, las cadenas autonómicas vasca y catalana, respectivamente, volvieron a optar por emitir otra cosa a esa hora.
Más allá de los índices de audiencia, el discurso del rey suele despertar interrogantes previos sobre cuáles son los temas elegidos para afrontar esta cita con la pantalla. "Felipe VI tiene un gran dilema: hablar o no en torno a la ley de amnistía", afirma a Público Pablo Sánchez León, investigador en el Centro de Humanidades CHAM de la Universidade Nova de Lisboa.
Ahí está precisamente una de las claves que se dilucidarán en su intervención. La ley de amnistía ha ocupado durante los últimos meses el discurso político y ha servido de justificación a la ultraderecha para protagonizar manifestaciones frente a sedes del PSOE, particularmente en Madrid. Las movilizaciones nacieron de Vox, un partido que se erige como uno de los grandes defensores de la monarquía.
Existe un "apoyo instrumental" por parte de sectores de extrema derecha hacia Felipe VI
Paradójicamente, durante esas protestas los activistas de ultraderecha que se situaban en el ámbito de partidos xenófobos, como Democracia Nacional, la Falange o Hacer Nación, sacaron a relucir banderas españolas que llevaban el escudo recortado en señal de distanciamiento y repudio hacia el rey Felipe VI, lo que se ha visto acompañado con la difusión en redes sociales de lemas y carteles contra el rey por no impedir el acuerdo entre el PSOE y Junts.
"Este año se han visibilizado las posiciones de una ultraderecha antimonárquica y bastante beligerante contra el rey, tal como se apreció en los altercados en la calle Ferraz a raíz del proceso de la ley de amnistía", afirma Ricardo Feliú, profesor de Sociología de la Universidad Pública de Navarra.
Este investigador destaca además que existe un "apoyo instrumental" por parte de sectores de extrema derecha hacia la figura de Felipe VI "si puede beneficiar a sus intereses o a una visión concreta de España". "Pero si el actual rey tomase posturas diferentes en relación por ejemplo con el modelo del Estado o similares, nos vamos a encontrar en la ultraderecha unas posiciones ferozmente antimonárquicas", remarcó.
¿Habrá algún guiño del rey hacia estos problemas? "Creo que el espíritu general de su discurso será la normalización en el sentido de que se tiene que acabar la crispación y colaborar con las instituciones, pero sólo si fuese un hombre osado debería decir también que en España tiene que abrirse un periodo de reconciliación, sin nombrar siquiera a Carles Puigdemont ni a Junts", sostiene Sánchez León.
"Diálogo y concordia"
La politóloga Cristina Monge cree que el discurso navideño de este año girará en torno a "cosas genéricas" y un tradicional llamado "al diálogo y la concordia" –de forma muy general–, aunque también podrían aparecer ciertos elementos interesantes enfocados en la actualidad internacional.
"Habrá que ver qué dice sobre Gaza. No se puede mojar a favor de Palestina, pero es posible que, utilizando un discurso suave, hable de la necesidad de un alto al fuego", señala.
En cuanto a la situación en España durante estos últimos meses, Monge recuerda que Felipe VI ha tenido al menos tres momentos especiales. "El primero tiene que ver con su padre: cada vez que el rey emérito viene a España, la figura de la monarquía vuelve a estar en escena", apuntó.
La politóloga sitúa en segundo lugar la consolidación de la imagen de su hija Leonor a partir de la jura de Constitución que protagonizó el pasado 31 de octubre y que ha vuelto a "plantear el debate público acerca del papel de la monarquía".
"En tercer lugar, no olvidemos que cuando se conocieron los resultados de las elecciones y se planteó a quién encargaría el rey tomar la iniciativa para la investidura, hubo un momento en el que algunos quisieron hacerle asumir competencias que no tiene, diciéndole que no se le ocurriese nombrar a Pedro Sánchez", recordó.
"Tópico tras tópico"
Cada Navidad surge otro interrogante. ¿Tiene sentido el discurso navideño del rey en un país donde existe un amplio apoyo hacia la República? "Creo que no. Sería mejor que hablase cuando haya algo de relevancia institucional que reseñar o señalar", afirma de forma categórica Iñaki Anasagasti, exportavoz del PNV en el Congreso y el Senado y autor de Una monarquía nada ejemplar (Catarata).
El veterano político vasco cree que Felipe VI hará girar el discurso de este año "tópico tras tópico, sin mojarse en nada", algo que definió como "buenismo de todo a cien". Todo ello enmarcado, según Anasagasti, en "una monarquía a la defensiva, con un rey emérito que nadie quiere cerca, salvo los juerguistas".
Sentido simbólico
"Creo que este discurso de Navidad tiene sentido desde el punto de vista de lo simbólico. El rey, que no sabemos muy bien qué funciones cumple en el día a día, sale en Nochebuena a dar un discurso, y eso le permite estar presente en la vida de los ciudadanos y ser objeto de comentario al día siguiente, pero no va más allá", agrega Monge.
En cualquier caso, la politóloga recuerda que no siempre importa lo que se dice, sino también "lo que se calla". Este 24 de diciembre, independientemente del número de espectadores que se sitúen frente a la pantalla, Felipe VI tendrá que valorar sus palabras y silencios.
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