Cargando...

El mal trago de Fernández Díaz sacude la bucólica campaña de Rajoy

La conspiración del ministro del Interior para minar el proceso soberanista fuerza al candidato del PP a variar su repetitivo discurso sobre la estabilidad y el miedo a Podemos

Publicidad

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, durante el mitin en Sevilla. / MARCELO DEL POZO (EFE)

Actualizado:

MADRID.- Mariano Rajoy ha tenido que tomar el mando para aterrizar en los colegios electorales este domingo, segunda cita con las urnas en seis meses tras el fracaso de los pactos de investidura que siguieron a las elecciones de diciembre. El Partido Popular volaba con el piloto automático desde el inicio de la campaña, convertida en una previsible sucesión de actos de pequeño formato, alejados de los baños de masas de antaño y organizados a medida de la escaleta del telediario.

Publicidad

Esta mañana, durante una visita a localidad onubense de Santa Olalla del Cala, se mostró convencido de que la grabación, realizada supuestamente en el propio despacho de Fernández Díaz, “no va a producir ningún efecto”. El presidente del Gobierno mostró su preocupación porque haya salido a la luz dos años después de la conversación y justo antes de los comicios, pero añadió que “no deja de ser una broma” que el encuentro haya sido interpretado como una “conspiración contra el independentismo catalán”, pues el director de la Oficina Antifrau fue nombrado por tres quintas partes del Parlament.

Click to enlarge
A fallback.

El candidato del PP, mientras, advierte a los electores de que “no estamos para jugar con fuego”, por lo que a partir del 26-J “hay que perseverar en lo que funciona”. Rajoy sigue dirigiéndose a un votante maduro que no quiere experimentos ni con gaseosa. “España necesita seguridad, certidumbres, reglas de juego claras y una fuerza política que afirme que con las cosas de comer no se juega”, dijo por la tarde en el sevillano Paseo de Cristina, donde estuvo acompañado por el cabeza de lista al Congreso por la provincia, Juan Ignacio Zoido, y el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno.

Publicidad