Una jueza investiga las amenazas de la Federación de Caza al director de las políticas animalistas del Gobierno

La jueza Carmen Valcarce Codes, titular del Juzgado de Instrucción 5 de Madrid, abre diligencias previas por un presunto delito de amenazas por el vídeo publicado por la Real Federación de Caza donde se simula la diana de una mirilla apuntando sobre el rostro de Sergio García Torres, director general de Derechos de los Animales, del Ministerio de Derechos sociales y Agenda 2030. 

El director general denunció el pasado mes de septiembre que la Real Federación Española de Caza había difundido un vídeo en su cuenta de Twitter con objeto de criticar la Ley de Bienestar Animal, que se encuentra en trámite parlamentario, en el que aparece su cara en el centro de la diana de un arma de fuego. El tuit fue también difundido por la revista de caza Jara y Sedal.

En un auto, al que ha tenido acceso Público, la jueza ordena a la Unidad Adscrita de la Policía Nacional que se practiquen las gestiones tendentes al esclarecimiento de los hechos e identificación de las personas

intervinientes.

En su vídeo, publicado en Twitter, la Real Federación de Caza acusaba al Gobierno de haber construido "chiringuitos animalistas" para imponer su ideología. En ese punto, señala directamente a García Torres, responsable de la política animalista del Gobierno, a quien tildan de "animalista radical sin estudios", que ha sido colocado a dedo. Todo ello, acompañado primero de una imagen donde se simula una diana de tiro sobre su rostro y después de otra fotografía acompañada de su supuesto sueldo público y el gasto de su cartera. 

Sergio García Torres alega en su denuncia que las imágenes difundidas tratan de "amedrentar a uno de los responsables de la elaboración del proyecto de ley señalado y frente al que se alza el sector de la caza", y que "invitan al disparo de arma de fuego contra el director general, nada menos que desde una federación de caza, cuyos miembros, casi por definición, poseen armas de fuego", lo que es de extrema gravedad y se enmarca dentro de un delito de amenazas.