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La lucha por la memoria en Grado: la ARMH retoma los trabajos para recuperar los cuerpos de catorce republicanos 

La exhumación en el terreno fue paralizada por orden judicial. Las investigaciones revelan que puede haber una nueva fosa que albergue más víctimas. 

La Guardia Civil acudió a la fosa común de El Rellán acompañando a la jueza del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Grado.
La Guardia Civil acudió a la fosa común de El Rellán acompañando a la jueza del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Grado. Óscar Rodríguez (ARMH)

Tras años de obstáculos, la reparación se abre paso en el municipio asturiano de Grado. El que fuese conocido por sufrir una de las represiones más cruentas durante la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista continuará su camino hacia la memoria este lunes 21 de marzo, cuando se retoman las exhumaciones paralizadas en la fosa de El Rellán en la que, hasta el momento, se han hallado catorce víctimas.

Gracias a la continuación de esta labor y durante el tratado del hipotético recorrido, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha barajado la posibilidad de exhumar otra nueva fosa. Se trata de la llamada fosa de La Garba, cuya ubicación a pocos kilómetros de El Rellán ya constaba en los mapas del Principado y aprovecharía un trozo de trinchera del antiguo frente de guerra, al igual que la primera, para sepultar a las víctimas. Ha sido el interés de un vecino de la zona con un familiar sepultado en La Garba el que ha puesto en marcha un nuevo episodio de recuperación que comenzará esta semana con las primeras prospecciones.

Las investigaciones en Grau han encontrado hasta llegar al día de hoy numerosas trabas de carácter técnico, como la dificultad para retirar el suelo de hormigón que cubría la fosa o la preocupación por el estado de los restos que podrían encontrarse, los cuales podrían estar gravemente deteriorados hasta el punto de resultar imposible la comparación con el ADN de los familiares de las víctimas.

La gran cantidad de víctimas que agrupa la fosa de El Rellán, así como la heterogeneidad de las mismas (varones, mujeres, niños y ancianos), supone también un impedimento a la hora de poder ser identificados. Es por ello que desde ARMH insisten en hacer un llamado a todos los que desconozcan el paradero de sus familiares represaliados. A estas trabas técnicas se suman los constantes riesgos de inundación por su cercanía al río, lo que provocaría el último receso en la exhumación, o la parálisis, aún por motivo desconocido, de la exhumación a su inicio por parte de una jueza que, tras la extracción de restos de dos víctimas y su envío a Madrid para ser analizados sin arrojar mayor luz sobre el asunto, mandó detener la labor tras el parón por el confinamiento. Sin embargo, esta sucesión de impedimentos no es una novedad en la turbulenta historia de El Rellán.

La fosa ha sufrido desde su inicio la peor de las suertes: la cercanía al río ha hecho que en algunas crecidas restos que no han podido ser identificados hayan aparecido en las márgenes del mismo. No obstante, el mayor de los escarnios es la construcción que en el siglo pasado se realizó sobre buena parte de la fosa. Una granja de cerdos en la que varios obreros, al encontrar restos humanos mientras emprendían las labores de construcción, se negaron a participar y la cual ha ralentizado las labores de exploración al tratarse de un derribo peligroso por la presencia de amianto en los techos. 

A partir de este lunes, tras la compra hace años de los territorios por parte del ayuntamiento y el derribo llevado a cabo por el Principado, el territorio que comprendía la granja podrá ser al fin investigado para desvelar el escenario que la represión en Grau dejó tras de sí.

La fosa, que la tradición oral describe de gran tamaño y con un gran número de víctimas, es tan sólo uno de los numerosos escenarios trágicos que se agrupan en torno a Grau. En la zona estuvo instalado uno de los primeros campos de concentración del franquismo, para lo que hubo de alambrarse parte del pueblo (tal y como documenta el periodista e investigador Carlos Hernández en su libro Los campos de concentración de Franco (Ediciones B).

A aquella época de represión, recuerda Arantza Margolles, arqueóloga de ARMH, pertenecen los versos de Alfonso Camín que sentencian: "Si pasas por El Rellán / no pises jamás el prado; / dieciocho mozas de Grado / allí enterradas están".

Tal vez, la huella más atroz que ha dejado tras de sí aquel tiempo oscuro fue, sin embargo, la casa Patallo. Un chalet empleado por el bando nacional para emprender torturas contra los capturados del bando republicano para más tarde ser enviados frente al pelotón de fusilamiento. La cercanía de este lugar con la Garba ha sido otro de los factores decisivos que han fomentado el proyecto de apertura de esta nueva fosa.

Aunque los resultados de la exhumación, que se estima de en torno a una semana de duración, son aún desconocidos y ha de cumplirse en todo caso la voluntad de los familiares de las víctimas, el Ayuntamiento de Grau ha propuesto una solución para asegurar el descanso digno de los que, durante tanto tiempo, han sido privados de sepultura. Tras la última renovación del cementerio, un columbario en homenaje a aquellas víctimas fue edificado para albergar a las víctimas halladas en todas las fosas del concejo, fuesen reclamadas o no, en una labor que desde ARMH reconocen como ejemplar.

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