Toca hacer un mapa de las reacciones políticas al caso Pegasus que puede ser útil para entender cómo se están reconfigurando los bloques de gobernabilidad.
En primer lugar, tal y como adelantábamos ayer en La Base, el caso de espionaje ha abierto un cisma dentro del PSOE, enfrentando la posición del Estado profundo, representada por Margarita Robles por un lado, con la posición de la presidencia del Gobierno por otro. Esto se hizo patente en la divergencia de explicaciones que dieron Defensa y Moncloa sobre cuando tuvieron constancia del espionaje de Pegasus a miembros del Ejecutivo. 

Mientras que Bolaños, la mano derecha de Sánchez, asegura que se enteraron del espionaje a los móviles de Robles y Sánchez hace apenas unos días, la filtración que ha hecho Robles a sus medios afines, ha ido en una dirección completamente distinta: según ha filtrado Defensa, un informe del CNI probaría que el Ejecutivo conocía el espionaje desde hace casi un año, exactamente desde julio de 2021. 

De hecho, ayer la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, fue más allá en la escalada de tensión dentro del PSOE, acusando directamente al CNI del espionaje. 

Por su parte, Robles animó a los periodistas a dedicar un minuto a repasar a qué organismo corresponde velar por la seguridad de los teléfonos del presidente del Gobierno y de los ministros. Con estas declaraciones Robles desviaba la responsabilidad del CNI y señalaba, directamente a Félix Bolaños, como ex Secretario General de la Presidencia, como principal responsable. 

Pues la principal deriva política del caso Pegasus tiene que ver con la estabilidad del bloque de investidura, que podría llegar a poner en peligro la viabilidad de la legislatura. De hecho, el caso de espionaje ha servido para explicitar las estrategias y prioridades políticas de las distintas fuerzas políticas que integran la mayoría de investidura. 

Esquerra Republicana ha puesto en suspenso las relaciones con el Gobierno hasta que se asuman responsabilidades y ha pedido una comisión de investigación en el Congreso. Además, el Parlament catalán, ha aprobado llevar a los tribunales el espionaje de Pegasus. 

Esto difiere de la posición que ha tomado EH-Bildu, que a pesar de ser una formación que también ha sido víctima del espionaje, decidió votar a favor y salvar el decreto antiguerra de Sánchez escudándose en una posición de responsabilidad. 

Podemos ha pedido explicaciones  y ha solicitado que se depuren responsabilidades al máximo nivel. Jaume Asens, del partido de Ada Colau, no ve tan claro que Robles tenga que dimitir.

Y a muchos les ha sorprendido que en este contexto, Yolanda Díaz preguntada por Ana Pastor en el Objetivo de La Sexta se haya mostrado favorable a la posibilidad de presentarse junto al PSOE de cara a las próximas elecciones generales.

La derecha está aprovechando la crisis abierta por Pegasus en el bloque de la izquierda para avanzar posiciones antidemocráticas. Los que más lejos han ido en su defensa del Estado profundo han sido los ultraderechistas de Vox: No sólo han justificado el espionaje a líderes independentistas, sino que han llegado a decir que no se les ha espiado lo suficiente. 

Como venimos comentando en la Base los últimos días no es una sorpresa que la derecha salga en defensa de Margarita Robles y se alinee con los intereses del Estado profundo. Esto ha vuelto a ocurrir durante la Comisión de Defensa del Congreso de ayer, donde tanto el PP como Ciudadanos señalaron a Bolaños y no a Robles como responsable del espionaje. El diputado del PP Carlos Rojas, garantizó que su partido “será leal a las instituciones del Estado” y ha pedido a Sánchez que cese a todos los ministros que no defiendan al CNI.

Por su parte, Edmundo Bal, ha agradecido a Robles haber defendido a los funcionarios del CNI ante “los ataques del separatismo".