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Miles de concentrados en Sol mantienen críticas a la clase política y se organizan

Miembros del 15-M, ayer, en la Puerta del Sol.-

EFE

MADRID.- Unas dos mil personas mantienen esta madrugada en la madrileña Puerta del Sol su protesta pacífica para pedir una "democracia real" y la mejora de las condiciones de vida, con críticas constantes a la clase política.

En un ambiente lúdico y festivo, los manifestantes han tomado nuevamente la emblemática plaza madrileña y la han dotado de una amplia decoración por medio de pancartas con continuas referencias a una mejora de las condiciones de vida y críticas a la clase política.

Una gran lona azul, que recuerda a la plaza Taarir de El Cairo, sirve de techo a los asistentes que pasan la noche entre cánticos, juegos, coloquios y debates.

No se ha producido hasta el momento enfrentamiento alguno y la tranquilidad domina la plaza madrileña, que permanece custodiada por medio centenar de efectivos policiales apostados frente al edificio de la Comunidad de Madrid.

La espontaneidad del movimiento, apoyado en las redes sociales, ha dado paso a una progresiva organización de los manifestantes.

Muestra de ello son las diferentes comisiones como infraestructura, comunicación, alimentación, legal, acción y actividades, limpieza, y coordinación interna, encargadas de coordinar y establecer una hoja de ruta para los próximos días.

Si bien el objetivo es permanecer hasta el próximo domingo, día de la cita con las elecciones municipales y autonómicas, no se descarta que el movimiento se pueda prolongar en el tiempo.

"El fin es debatir, crear y difundir un mensaje con la fuerza suficiente para despertar la conciencia de más gente", indica Carlos, estudiante de Periodismo, de 21 años y uno de los manifestantes, que no quiso dar su identificación completa.

"Aquí no hay líderes, sino que reina la unidad", asegura Bruno, de 25 años, que acaba de ingresar en las listas del paro y reclama el fin del bipartidismo político así como la instauración de una verdadera democracia social.

Andamios, farolas y fuentes no son ajenos a la presencia de eslóganes y carteles que han colocado los convocantes, en su mayoría jóvenes.

"Lo llaman democracia y no lo es" es el grito unánime de los asistentes, como refleja una enorme pancarta que han colgado de una valla publicitaria de la zona.

Los manifestantes defienden el derecho a la reunión evocando el artículo 21 de la Constitución española, que reconoce la reunión pacífica y sin armas, sin autorización previa, e ironizan sobre ello: en este país "Se puede acampar en un concierto de Justin Bieber, pero no para defender tus derechos", reza una de las pancartas de la plaza.

Hay tres demandas fundamentales en las que la mayoría coincide: trabajo, vivienda y reforma de la ley electoral para un sistema más justo y equitativo.

Justo al lado, los reunidos hacen cola para conseguir comida donada por bares, supermercados y personas anónimas en una de las barras improvisadas del campamento en que se ha convertido la Puerta del Sol.

Y es que todos quieren colaborar y participar para contribuir al éxito de la convocatoria y de este modo "mantener viva la llama de la ilusión", aseguran un grupo de chicas universitarias.

Un ejemplo es la instalación de "urnas democráticas" en varios lugares de la plaza donde "lo que se pretende es recoger ideas del pueblo para que la sociedad sea escuchada", dice Cyntia, una joven trabajadora de una ONG, quien alude a las redes sociales e Internet como herramientas del movimiento.

Los convocantes destacan la difusión que ha tenido el movimiento tanto en Twitter como en Facebook, donde se pretende internacionalizar el mensaje, aseguró a Efe Bruno, uno de los organizadores.

Asimismo se han lanzado consignas para evitar convertir el campamento en un "botellón" y sí en una "enorme asamblea ciudadana", afirma Salvador, estudiante de 24 años.

Y es que como señalan los manifestantes, "se buscan ideas".

Ideas que pueden brotar en la asamblea convocada para las tres y media de la madrugada bajo la estatua del Oso y el Madroño, aunque también un megáfono sugería a los asistentes que era momento de irse a dormir para no molestar al vecindario.

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