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Montilla evoca el sentido institucional de Josep Tarradellas

Ferran Casas

La Genereralitat conmemoró ayer con solemnidad los treinta años del retorno de Josep Tarradellas. Una vuelta que no fue la de un exiliado más. Con el president volvía la institución que encarna el autogobierno. Su sucesor en el cargo, José Montilla afirmó que el 'gran activo' del catalanismo son 'las instituciones'.


Por eso Tarradellas preservó la institución contra viento y marea en el exilio y se rompió la cara con Suárez para que restituyera lo que Franco abolió. Y Madrid cedió. La restitución por decreto de la Generalitat fue el único acto en que la legalidad republicana engarzó con la nueva democracia.


Tarradellas llegó a la presidencia de la Generalitat con 78 años. Antes lo había sido todo menos eso en la política catalana. Con Macià (que era su suegro) y Compays fundó ERC, de la cual fue secretario general. En la Generalitat de la Segunda República fue conseller de Gobernación, de Hacienda y Conseller Primer. También le tocó frenar a los incontrolados y bastir la industria catalana de la guerra que sostuvo el frente del Este. Dejó el cargo a Pujol en 1980 y murió en 1988.


‘Ja sóc aquí'
El acto recordó la calurosa acogida que 300.000 catalanes dieron a Tarradellas en Barcelona. Y cómo exclamó des del balcón de la Generalitat a los 'ciudadanos de Catalunya' su célebre Ja sóc aquí (ya estoy aquí) y pidió el Estatut para un país 'próspero, democrático y lleno de libertad'.


Montilla recordó que la restitución de la Generalitat (que nació como institución en las cortes de Cervera de 1.359) fue previa a la Constitución y el Estatut.


Ante los presidents Pujol y Maragall, la familia Tarradellas, personalidades de la época y la plana mayo de la política catalana Montilla avisó contra 'la tentación del pesimismo' cuando, con el actual Estatut, Catalunya dispone 'del mejor instrumento de autogobierno'.

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