Este artículo se publicó hace 4 años.
¿Puede un monumento del franquismo ser patrimonio de la humanidad?
La inmensa Universidad Laboral de Gijón, considerada el edificio más grande de España con sus 270.000 metros cuadrados construidos, vuelve a situarse en el centro de la polémica ante la propuesta de promoverla como patrimonio de la humanidad, pese a su condición de obra emblemática del franquismo.
Madrid-
Proyectada como orfanato para hijos de mineros fallecidos y reconvertida en ciudad de la cultura, la inmensa Universidad Laboral de Gijón, considerada el edificio más grande de España con sus 270.000 metros cuadrados construidos, vuelve a situarse en el centro de la polémica ante la propuesta de promoverla como patrimonio de la humanidad, pese a su condición de obra emblemática del franquismo.
Construida entre 1948 y 1957 a instancias del entonces ministro de Trabajo, José Antonio Girón de Velasco, la nunca terminada Universidad fue diseñada por el arquitecto Luis Moya para ser emblema del modelo educativo diseñado por la dictadura para los hijos de los trabajadores.
De la Asociación de Antiguos Alumnos ha surgido ahora la propuesta de que la Unesco reconozca el edificio por tratarse "de una joya arquitectónica". A la propuesta se sumaron PP, Ciudadanos y Vox, pero la iniciativa trasladada al pleno municipal por los populares para poner en marcha el proceso contó esta semana con el rechazo de PSOE e IU, que gobiernan el consistorio, y Podemos.
"La añoranza por el lugar donde hemos pasado la infancia o unas vacaciones no puede llevar a promover ciertas cosas que no podemos desvincular de lo que significó su construcción y su porqué", afirmó la alcaldesa Ana González para justificar el rechazo.
Tres días después, ha anunciado que apoyará que sea declarado patrimonio mundial, haciendo constancia de que es "un símbolo de un régimen dictatorial que no debe repetirse". "Es una auténtica ciudad grecorromana de estilo purísimo en perfecto estado de conservación", replica el presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos, Jesús Merino, decidido a llevar ahora su propuesta al Gobierno asturiano, titular del inmueble desde el año 2000.
El pasado oscuro al que alude la izquierda es el de un edificio construido, al igual que el Valle de los Caídos, por presos de la dictadura sin que nunca fuera el orfanato minero previsto, pero sí una universidad laboral que funcionó hasta que en los años ochenta gran parte de sus instalaciones quedaron en desuso.
El Principado ejecutó obras para convertirlo en una gran ciudad de la cultura y abrió sus puertas como centro de arte y sede de la televisión autonómica, entre otros usos.
El catedrático de Derecho Administrativo y presidente de la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia, Leopoldo Tolívar Alas, nieto del rector Alas, fusilado por el franquismo, y bisnieto de Clarín, entiende el temor a pedir un reconocimiento para una obra del franquismo, pero aboga por "gobernar sin miedo" y a mirar la historia con perspectiva "múltiple".
El presidente de Federación Asturiana de Memoria y República, Rafael Velasco, cree que la propuesta planteada es rechazable porque el valor arquitectónico es "discutible" y la iniciativa omite la "resignificación del espacio en relación con su origen franquista".
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