Este artículo se publicó hace 2 años.
Las multinacionales que operan en Amazonía (y qué tienen que ver con los incendios)
Inna Afinogenova
Madrid-
Lo que está pasando estos días en España, lo vemos anualmente en Latinoamérica. Seguramente a muchos les suenan titulares del tipo "arde el pulmón del planeta", "la Amazonía en llamas", "quemadas tantas hectáreas en los bosques amazónicos de varios países".
Entre otras cosas, por su biodiversidad: se estima que una décima parte de todas las especies de plantas y animales del planeta habitan allí. Pero, principalmente, por su enorme capacidad -declarada- de absorber el dióxido de carbono, al ser selva húmeda: si no se absorbe, queda en la atmósfera y aporta al calentamiento global. ¿Por qué digo "declarada"? Porque existen estudios que apuntan que actualmente la selva amazónica (la brasileña más concretamente) ya emite más dióxido de carbono del que es capaz de absorber.
Y esto está vinculado directamente con las actividades de grandes empresas en la zona. Es todo una cadena de engranajes que nos llevará a esas grandes empresas y a las compañías multinacionales. ¿De qué manera? Se trata de la relación que se establece entre la ganadería, el agro negocio con enormes plantaciones de soja y la deforestación que generan.
La deforestación -o lo que es lo mismo, la eliminación del bosque- ha jugado un papel clave para el agro negocio. Para plantar soja necesitas limpiar terrenos. ¿Qué se hace para limpiarlos? Quemas controladas que muchas veces pasan a estar fuera de control.
En Brasil durante el mandato de Lula se han hecho esfuerzos notables por frenar la deforestación. Pero Bolsonaro ha llegado a la presidencia apoyado por un fuerte lobby agrícola y ha reabierto las puertas a la deforestación.
En 2019, cuando los bosques amazónicos registraban incendios récord durante semanas, el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil publicó un estudio en el que afirmaba que con la llegada de Bolsonaro la deforestación aumentó en un 278%. La respuesta de Bolsonaro a todo esto fue inmediata y acorde con la gravedad del problema: despidió al director de ese Instituto y culpó a las ONGs de provocar incendios con el objetivo de dañarle.
No importa que luego trascendiera que hasta los grandes agricultores de la Amazonía celebraran el 'Día del Fuego' para homenajear sus políticas.
Y cuando hablamos de esto, no nos limitamos solo a Brasil: la deforestación, los incendios y la tala de la Amazonía es transnacional. En Bolivia y Paraguay encontramos más de lo mismo: se queman hectáreas de bosque, se planta soja, se potencia la ganadería, eso hace que se emita más dióxido de carbono del que se absorbe y bueno, tenemos un problema llamado aceleración del "calentamiento global".
Y cuando decimos que no son incendios, sino que es capitalismo, podemos dar nombres concretos de multinacionales vinculadas con esta devastación.
Mighty Earth, una ONG ecologista, publicó en 2019 una extensa investigación titulada Cargill, la peor compañía del mundo. En ese informe con un título que deja tan poco lugar al suspense, responsabiliza a la corporación estadounidense Cargill de ser una de las principales causantes de la deforestación de América del Sur. Pero ¿les suena de algo Cargill? Si piensas en nombres de grandes multinacionales alimentarias, no sé, se te ocurren Nestlé, Danone… Pues resulta que Cargill es la compañía de alimentos más grande del mundo. Sorprendente, ¿no?
El caso es que siempre ha funcionado como intermediaria: comprando cosechas a agricultores y vendiéndoselas a productores de alimentos. Cargill ayuda a establecer plantaciones de soja en la Amazonía y junto con otras dos empresas norteamericanas, AMD y Bunge, controla el 60% de la soja brasileña. Además, controlan una parte importante de la trituración de soja en Europa.
El ganado y las aves alimentadas con esta soja (pollos, cerdos, vacas) terminan en nuestros supermercados y en los mostradores de empresas que ya nos resultan más conocidas, como KFC, Burger King o McDonalds.
Esto no estaría ocurriendo en Brasil y Bolivia sin compañías como Cargill, Bunge y sus clientes, corporaciones como McDonald’s, Burger King, Walmart y Sysco. Son estas empresas las que crean la demanda internacional que financia los incendios y la deforestación. No son precisamente pequeños agricultores ilegales, son multinacionales poderosas.
Cargill también fue acusado de impulsar la deforestación y los incendios en la sabana del Cerrado en Brasil. Una investigación periodística de The Guardian e ITV News reveló que unos 800 kilómetros están deforestados y que se han registrado alrededor de 12.000 incendios desde 2015. Según ese informe periodístico, las cosechas de la soja que reciben los pollos de McDonalds podrían proceder justo de la sabana del Cerrado.
En Colombia, la deforestación también es lo que más contribuye al cambio climático. Durante su campaña presidencial Gustavo Petro denunció la destrucción de centenares de miles de hectáreas de selva amazónica y decía que esto era responsabilidad de grandes capitales.
Pero el cultivo de soja no es la única causa de incendios en la Amazonía. Esta parte del planeta también se ha convertido en un espacio rentable para el negocio maderero, de ahí que prolifere la tala ilegal. Las maderas de alto valor, como la caoba, por ejemplo, se usan para fabricar muebles de alta gama y son muy valoradas en los mercados europeos.
Todos estos intereses económicos alimentan la corrupción en la industria forestal e impulsan la tala ilegal. Cuando se talan árboles, se altera el ciclo hídrico, es decir, llueve menos, el suelo es más seco y las hojas de las plantas hacen que las llamas se expandan más rápido.
Todo esto nos lleva a otra información que no tiene relación directa con el calentamiento global, pero sí con el tipo de capitalismo que impera en el mundo. América Latina ostenta el título de la región más mortífera para los defensores ambientales desde hace una década. Colombia y Brasil son líderes en el triste ranking de mayor número de asesinatos de defensores del medio ambiente. Los principales detonantes de esos ataques, según varias ONG, son la agroindustria, la minería y la industria maderera.
Como ven, los incendios, el calentamiento global y el impacto en el medio ambiente son el resultado del modelo productivo desenfrenado que impera en la zona. Las vidas destrozadas, los desplazamientos de comunidades enteras de sus hábitats tradicionales, la contaminación de ríos y del aire producto de la minería es algo que ni tocamos en esta sección.
Como no nos impacta directamente o no nos impacta de la misma forma que el calentamiento global, pues no lo comentamos tanto. Pero todo eso está ahí y es algo igual o más grave que el propio calentamiento global.
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