El nuevo desplante de Junts al Gobierno preocupa a los aliados y deja tocada la imagen del bloque de investidura
ERC, EH Bildu o BNG piden a Sánchez que extreme el trabajo de negociación con los distintos grupos parlamentarios antes de llevar votaciones a pleno. Fuentes del Ejecutivo le quitan hierro.
Madrid-Actualizado a
Junts per Catalunya vive con un pie dentro del bloque de investidura y otro fuera. Es el eslabón más incómodo de la cadena y lo volvió a demostrar este martes, cuando tumbó de forma repentina las objetivos de déficit —el primer paso para aprobar los Presupuestos— que llevó a pleno el Gobierno. No es una grave estocada a Pedro Sánchez ni la legislatura corre peligro, pero sí queda tocada la imagen de la mayoría de investidura. Las negociaciones in extremis habituales en este curso político han acabado, muchas de ellas, en fracaso y es una tónica que empieza a preocupar a los aliados parlamentarios del Ejecutivo.
"El PSOE no puede volver a llevar iniciativas al Congreso de los Diputados que no sepan de antemano que van a ser aprobadas porque si no nos vamos a encontrar una y otra vez con este escenario", explican fuentes de EH Bildu: "Va a haber partidos como Junts, Podemos o cualquiera que van a utilizar la manera de presionar hasta el final para intentar ganar a la corta alguna votación".
Lo que le piden los aliados al Gobierno es que no lleve los temas a la Cámara Baja sin tenerlos totalmente atados. Varias voces consultadas por Público se quejan de la imagen de inestabilidad que aportan jornadas como la del martes. "Tienen que entender que no tienen mayoría", insiste una fuente de Esquerra Republicana (ERC).
El azar quiso, en añadidura, que un micrófono abierto captara una conversación entre el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y el diputado de ERC Francesc-Marc Álvaro. Fue un descuido, pero da claves. El ministro confiesa a Álvaro que "en este Consejo de Ministros nos han dicho que lo tenían atado y, después, resulta que no", en referencia a la senda de déficit que no prosperó por el voto en contra de Junts. "Es una hostia para el Gobierno", reconoce.
La conversación da muestras de las altas cotas de imprevisibilidad que pueden alcanzar los posconvergentes, que, según declaró el diputado Josep Maria Cruset en una comparecencia breve también en el patio del Congreso, tumbaron los objetivos de déficit porque consideran muy negativo el tratamiento económico del Gobierno a Catalunya. Acusó a Sánchez de transmitir un discurso falso sobre sus planes a nivel de financiación con Catalunya y comparó el 212% de ejecución presupuestaria en la Comunidad de Madrid o el 115% en Castilla-La Mancha, con el 45% en Catalunya.
Dijo, también, que "Junts no forma parte de ningún bloque de investidura" y que si el Ejecutivo quiere aprobar los Presupuestos Generales, deberá constreñirlos entre sus líneas rojas.
Así, se llegó al Congreso sin acuerdo sobre el techo de gasto y sin acuerdo terminó la jornada. En la misma línea que ERC, el Bloque Nacionalista Galego (BNG) pide un compromiso al Gobierno para evitar fracasos como el del martes. "No es la primera vez que pierden una votación por no haber negociado", deslizan.
Los aliados, en cualquier caso, se encuentran especialmente molestos por el torpedeo por parte de PP, Vox y Junts de la ley de extranjería. Sitúan la culpa en el tejado de las derechas, especialmente del PP —"alinearte con la extrema derecha de Vox en contra de los derechos humanos te hace igual de ultra que ellos", deslizan desde ERC—, pero también avisan al Gobierno que no debe actuar como si tuviera mayoría. Además, lanzan el mensaje de que no solo está Junts al otro lado de la mesa de negociación, sino que Esquerra también pone sus votos en juego para "conseguir mejoras para Catalunya".
El Gobierno cree que es gesticulación
En el entorno socialista del Congreso se comentaba, a principios de junio, que tanto las medidas de regeneración democrática que iba a proponer Sánchez, como una serie de éxitos parlamentarios podrían funcionar como una especie de broche para este primer tramo de la legislatura, que todos coinciden en que ha sido muy turbulento. Pero lo cierto es que las dos derrotas abultadas de esta semana —objetivos de déficit y ley de extranjería—, además de la reacción poco entusiasta de los aliados a las medidas de regeneración han tenido el efecto contrario. Cualquier posibilidad de pasar un verano mínimamente tranquilo está totalmente descartada para Sánchez.
De todas formas, fuentes del Ejecutivo quitan hierro al asunto y lo entienden como una gesticulación de Junts. No creen que la aprobación de los Presupuestos de 2025 corra peligro. En esa línea, dan un valor absoluto al acuerdo que previsiblemente va acercándose para que ERC aúpe a Illa a la presidencia de la Generalitat. Cuando eso ocurra, según deslizan dichas fuentes, Junts necesitará mantener la fuerza en el Congreso, donde es imprescindible para el Gobierno, con tal de mantenerse determinante en términos políticos, habida cuenta de que, en la Generalitat, Illa podrá jugar con distintas mayorías. Eso funcionaría como una especie de seguro para atar los Presupuestos y en ningún caso dejar caer la legislatura.
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