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Pedro Sánchez afronta una investidura casi imposible en la
que tenderá la mano a la izquierda

Insistirá en que debe haber un Gobierno de cambio que expulse al Partido Popular del Gobierno cuanto antes. No se descartan sorpresas en su discurso, con claros guiños al partido de Pablo Iglesias

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.- REUTERS

MANUEL SÁNCHEZ

MADRID.- Hace menos de cuatro años estaba de “falso autónomo” y casi decidido a dejar la política. Pero en la tarde de este martes, Pedro Sánchez se subirá a la tribuna del Congreso para defender su investidura a la Presidencia del Gobierno, aunque se antoja casi imposible y todo apunta a que puede ser la primera “fallida” en democracia.

Fuentes del PSOE aportan como pistas ante su discurso que será “fresco y dinámico”, pero el líder socialista sabe que se la juega y va a arriesgar más. No se descarta algún conejo en la chistera pero, sobre todo, quiere visualizar un claro guiño a los partidos de izquierdas, a los que necesita en la segunda votación.

Así, Sánchez tenderá la mano a Podemos y a sus llamadas “confluencias”, a Compromís y a IU-UP, sin dejar de recordarles que su voto contrario a la investidura de un presidente socialista no sólo es el mismo que el del Partido Popular, sino que permite que Mariano Rajoy continúe en La Moncloa.

El candidato a la Presidencia del Gobierno jugará con esta doble baraja con mucho equilibrio, porque, aunque sabe que el miércoles no será presidente del Gobierno, aún confía en serlo el próximo viernes.

En lo demás, Sánchez parece tan previsible como Rajoy. Explicará por qué aceptó el encargo del jefe del Estado, su deseo de un acuerdo trasversal a derecha e izquierda, será duro con la corrupción del PP y las políticas de Mariano Rajoy, y explicará el acuerdo de las 200 medidas alcanzadas con Ciudadanos para “mejorar España”.

Sánchez tendrá todo el protagonismo mediático porque hasta el miércoles no hablarán los otros partidos

También se comprometerá a un Gobierno “progresista, reformista y de izquierdas”, dando a entender que lo que no se alcance por la vía del Ejecutivo, se puede impulsar a través de propuestas legislativas en el Congreso.

Sánchez ultimará en la mañana del martes lo que puede ser el discurso de su vida, que ha consultado con muchos dirigentes del partido y con su equipo de máxima confianza, porque en la segunda sesión de investidura tendrá sólo diez minutos para conseguir la cuadratura del círculo, y allí ya quedará poco que decir.

Además, tendrá todo el protagonismo mediático, porque como se ha regulado la sesión de investidura, hasta el miércoles no tendrá nadie de la oposición que le conteste. Pero, desde el mismo momento en que acabe el discurso, el PSOE intentará seguir negociando con las llamadas fuerzas del cambio para lograr un pacto una noche del viernes que le permita llegar a La Moncloa.

En el PSOE, no lo ocultan, cada vez ven más complicada la investidura; pero ponen sonrisa maliciosa cuando se les pregunta si pasarán cosas importantes en estos cuatro días.
Sánchez está, una vez más, ante un momento crucial y donde sabe que su futuro político no estará tan sólo en conseguir ser presidente del Gobierno, sino también en el liderazgo del PSOE, porque la ofensiva contra su continuidad como secretario general está servida de no lograr ser presidente del Gobierno.

Algunas fuentes apuntan a que puede haber segunda vuelta y otra oportunidad para el líder del PSOE tras el próximo viernes. Se da por hecho que Sánchez lo podría volver a intentar y se abrirán nuevas negociaciones. Pero el acuerdo “casi imposible” sigue condicionándolo todo. Si es así, al menos Sánchez podrá contar a sus hijas que un “falso autónomo” un día intentó ser investido presidente del Gobierno.


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