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Un policía que facilitó datos a la red de Villarejo dice que no sabía que eran para sus negocios privados

El inspector jubilado Constancio Riaño se presenta como víctima del comisario Enrique García Castaño, que le ordenó una investigación completa de un bufete de patentes para un encargo de las empresas de Villarejo.

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El inspector de policía jubilado Constancio Riaño. — Audiencia Nacional

madrid, Actualizado:

El inspector jubilado Constancio Riaño, exjefe de la sección operativa en la Comisaría General de Información de la Policía, ha derivado toda la responsabilidad sobre los trabajos que realizó presuntamente para la trama delictiva dirigida por el comisario Villarejo en la persona del que era su superior en 2013, el comisario Enrique García Castaño. Riaño está acusado de cohecho, falsedad y revelación de secretos en la pieza 3 de la causa 'Tándem', bautizada como 'Iron'. 

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En la sesión de este martes del juicio por las piezas 'Land', 'Iron' y 'Pintor', Riaño, jubilado en 2016, se ha retractado de su declaración ante el juez instructor, en 2019, en el sentido de no admitir, como hizo entonces, que se le encomendó recabar datos "fuera de las vías oficiales" . El inspector llegó a decir que García Castaño, que en 2013 era el jefe de la Unidad de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía, le pidió datos de terceras personas por cauces extraoficiales, mediante pósits, para encargos del comisario Villarejo.

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Este martes, ante el tribunal que le juzga, Riaño, que en 2013 fue jefe de la Sección Operativa en la Comisaría General de Información (CGI), los pósits amarillos ya no eran tal, sino papeles en blanco. El inspector jubilado se ha presentado como víctima de su superior, García Castaño, justamente sentado detrás suyo. Riaño sólo se ha negado a contestar a las preguntas del letrado de García Castaño, del que ha dicho que no se fiaba de él. "Sí tuve recompensas: las visitas al hospital psiquiátrico y un bonus para comprar pastillas", ha dicho Riaño en respuesta a la pregunta de su letrada sobre si ciertamente obtuvo dádivas por participar en la supuesta trama en 2013, como indica el auto de procesamiento. 

Constancio Riaño ha desvelado que el comisario Enrique García Castaño le ordenó "un completo de Balder", es decir, "mirar todo, todas las fuentes de información" sobre ese despacho que investigaba el comisario Villarejo siguiendo el encargo que le hizo el despacho Herrero y Asociados, hechos que se juzgan en la pieza 3 del caso Villarejo. Riaño ha reconocido que reclamó a un banco datos relativos a las cuentas del despacho Balder. Sobre el tráfico de llamadas, el inspector ha dicho que García Castaño le pedía esas labores a un subinspector que tenía todos los contactos con las compañías telefónicas y que ese subalterno no le daba explicaciones a Riaño, que era su superior. 

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Riaño ha sostenido respecto a ese trabajo sobre el despacho Balder que "actuó cumpliendo órdenes de sus superiores, bajo la creencia de que eran para investigaciones oficiales, no para el comisario Villarejo, del que ha dicho que  "todos pensaban que estaba autorizado por altos cargos políticos por sus trabajos para el Estado" y que tenían "una buena impresión, una consideración fantástica, y la sigo teniendo". Sobre Enrique García Castaño ha dicho que "manejaba todos los servicios secretos del mundo, podía pedir cualquier cosa. Somos un cuerpo jerárquico, yo obedecía nada más".

El inspector jubilado ha relatado que en la época de los hechos él dirigía la sección de relaciones institucionales de la UCAO, que se encargaba de "mantener contactos con todas las empresas e instituciones que pudieran ayudar en la lucha antiterrorista. No éramos una sección de investigación, éramos un grupo de encargo, recibíamos peticiones". Ha explicado que su equipo buscaba en bases policiales la información que le solicitaban otras unidades o su jefe inmediato".

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"Cuando se me acusa de la investigación de Balder, mi jefe dijo que no me lo había ordenado. Era su palabra contra la mía, y miré a ver si alguien había apuntado algo en el ordenador del equipo, y efectivamente estaba ahí", ha manifestado el inspector. No obstante, su nombre aparece como el que ordenó junto con Enrique García Castaño el acceso a la base de datos de Balder, algo que él niega.  

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