Este artículo se publicó hace 2 años.
Radiografía de las movilizaciones en Francia
Sara Serrano
Madrid-
Ayer Francia salió a la calle para reclamar subidas salariales ante el aumento del coste de vida. Esta es la primera gran movilización que se produce como respuesta al régimen de guerra impuesto en Europa. En total, en la jornada de ayer se produjeron cerca de 150 concentraciones en todo el país. Participaron unas 100.000 personas, según el Ministerio del Interior, y unas 300.000, según el sindicato CGT.
Los paros han tenido un 10% de seguimiento en la enseñanza secundaria; un 50% de seguimiento en el servicio de trenes regionales y un 30% en los autobuses y cercanías de París. Además, 11 de las 19 centrales nucleares francesas se han sumado a la huelga, según ha informado CGT.
Los miles de sindicalistas y estudiantes que han salido a la calle están exigiendo al Gobierno aumentar el salario mínimo. El objetivo es llegar a los 2.000 euros mensuales frente a los 1.700 actuales e indexar el resto de sueldos con la inflación, para evitar que se pierda poder adquisitivo. Tras el pico registrado en el mes de julio (cuando la inflación alcanzó el 6,8% en Francia) en el mes de septiembre la tasa de inflación se situó en el 6,2%. Esta cifra contrasta con la media del 10% alcanzada en la zona euro (o el pico del 10,7% alcanzado por España en el mes de julio).
Esta diferencia se explica entre otras cosas, por la baja dependencia que tiene la economía francesa del gas ruso. En concreto, el consumo de gas representa cerca del 20% del consumo final de energía y en la generación de electricidad tan sólo se emplea un 7% de gas. Muy lejos del 48% que emplea Italia o el 17% de Alemania. En el caso francés, la matriz energética es mucho más dependiente de la nuclear que del gas y esto ha permitido amortiguar el impacto de los cortes de suministro rusos. Sin embargo, la generación de energía nuclear no atraviesa su mejor momento. Por un lado, las sequías que está sufriendo el país, (las peores desde los años sesenta), están poniendo en riesgo el sistema de refrigeración de los reactores nucleares, esenciales para su funcionamiento. Y por otro, casi la mitad de los reactores nucleares se encuentran actualmente fuera de servicio, ya sea por tareas de mantenimiento o por cierres planificados.
La huelga convocada ayer se suma a los paros de TotalEnergies, la mayor refinería de Francia que se vienen produciendo en las últimas semanas. Los trabajadores del sector petrolero llevan en huelga desde el pasado 29 de septiembre. Reclaman un aumento del 10% de sus salarios para compensar el aumento de la inflación. Además señalan que, (a pesar de la crisis energética y gracias al alza de los precios de los hidrocarburos), TotalEnergies no sólo no ha perdido dinero sino que ha obtenido beneficios millonarios. En concreto en 2021, obtuvo 16.000 millones de dólares de beneficios netos.
Los paros del sector han provocado, (según datos del Gobierno francés), que el 30% de las estaciones de servicio del país (cifra que se eleva al 40% en la región parisina) estén afectadas por la escasez.
En este contexto, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, ha pedido movilizar las reservas estratégicas de carburante, ha iniciado negociaciones con la patronal petrolera y ha decretado las requisiciones del personal.
El procedimiento de requisiciones obliga a los trabajadores a ir a su puesto de trabajo e implica seis meses de cárcel y hasta 10.000 euros de multa para aquellos huelguistas que se nieguen a cumplirlas. Esta medida se creó en 1938 en los albores de la segunda guerra mundial para "garantizar la organización general de la nación" en tiempos de guerra y se recuperó en 2003 con la excusa de responder a situaciones de excepcionalidad como catástrofes naturales o industriales. Pero en la práctica, esto permite extender el uso de las requisiciones a los conflictos sociales y dinamitar huelgas.
Más allá de las dificultades que está generando la guerra en el suministro de energía y materias primas, la izquierda francesa está planteando que hay una cuestión estructural que pone límites objetivos a nuestro modo de vida: el agotamiento de los recursos fósiles y el cambio climático. Frente a esto, la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon está exigiendo que se tomen medidas urgentes para frenar el cambio climático. De hecho, uno de sus lemas en estas movilizaciones es: "Contra el encarecimiento de la vida y el cambio climático". El pasado domingo, la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES), de la que forma parte la Francia Insumisa, logró juntar a más de 100.000 personas en una gran marcha contra la inacción climática en París.
La debilidad relativa de Macron en la Asamblea Nacional está generando grandes dificultades al presidente francés para aprobar los Presupuestos Generales de 2023. Macron no sólo no cuenta con la mayoría parlamentaria, sino que ha perdido varios aliados ubicados en el centro político que han votado en contra de sus propuestas presupuestarias en las últimas semanas. En este contexto, la primera ministra, Élisabeth Borne, ha anunciado que podría recurrir al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar los presupuestos por decreto saltándose así la tramitación parlamentaria.
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