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Samaniego, la única e inesperada mancha del “acuerdo global” entre PNV y PSE

El edil de la formación socialista permitió con su voto que Pili Garmendia, de EH Bildu, se convierta en la nueva alcaldesa de este pequeño municipio alavés. La nueva responsable municipal aún no sale de su asombro.  

Imagen de archivo de Samaniego. AYUNTAMIENTO DE SAMANIEGO

DANILO ALBIN

El bodeguero Eduardo Pascual recibirá en las próximas horas una carta. Llevará el sello del Partido Socialista de Euskadi (PSE) y significará, en resumidas cuentas, el fin de su fugaz carrera política. La razón: Pascual ha decidido saltarse el pacto entre los socialistas y el PNV y ha dado la alcaldía a EH Bildu en Samaniego. Toda una bomba informativa en las calles de este pequeño pueblo alavés.

“Cosas que pasan en los pueblos…”, reflexionaban a media mañana en EH Bildu, que de forma inesperada ha anunciado que Samaniego pasaba a engrosar el listado de alcaldías abertzales. En las elecciones del pasado 26 de mayo, el PNV se había impuesto en las urnas con 86 votos (44,1%) y tres concejales. El segundo lugar correspondió a EH Bildu, que recogió 66 sufragios y otros tres ediles.

El desempate quedaba en manos del PSE, que recibió 37 votos en las urnas, logrando así un edil en el nuevo consistorio. De esa manera, Eduardo Pascual, que figuraba como independiente, no sólo se convertía en concejal, sino que adquiría un protagonismo central para la vida municipal de este pueblo: su voto lo decidiría todo.

El acuerdo firmado entre PNV y PSE a nivel de Euskadi indicaba claramente cuál debía ser su actitud. Según el texto de ese pacto, “cuando la lista más votada sea del PSE-EE o EAJ-PNV, los concejales del otro partido permitirán que el candidato de dicha formación sea elegido Alcalde”. Pascual ha hecho justamente lo contrario.

“Ha sido una sorpresa. No me lo esperaba”, afirmó a Cadena Ser Vitoria la nueva alcaldesa de EH Bildu, Pili Garmendia. “La sensación que había en el pueblo era que se quería un cambio. No sé si habrá sido ese el motivo”, decía, aún sorprendida, la recién designada regidora. En cualquier caso, negó que la polémica se deba a rencillas personales entre los candidatos. También dejó entrever que allí no existía ningún acuerdo con el concejal del PSE, quien habría tomado su inesperada decisión por su propia cuenta.

Nada más conocerse este embrollo, fuentes del PSE se apresuraron a remarcar que su concejal en Samaniego era un “independiente” y que, por tanto, solo podían pedirle el acta. Desde el PNV, por su parte, reconocieron que la actitud del edil suponía una vulneración del pacto firmado días atrás a nivel de toda la Comunidad Autónoma Vasca.

Calma generalizada

En cualquier caso, Samaniego ha sido el único sobresalto que han vivido en las sedes de PNV y PSE. El pacto global ha funcionado sin problemas en el resto del mapa vasco, donde se han ayudado mutuamente para acceder a los bastones de mando. Había ciertos temores en Andoain, donde hace cuatro años un concejal nacionalista se desmarcó de la posición oficial del partido y permitió un gobierno de EH Bildu. Esta vez, por si acaso, nacionalistas y socialistas llegaron al pleno de ese municipio guipuzcoano con un acuerdo firmado. Allí no ha habido sorpresas.

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