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Sánchez intenta cicatrizar las bases más enfrentadas del PSOE de Sevilla

El secretario general reúne a sanchistas y susanistas en la misma explanada junto al Guadalquivir donde cerró la campaña a las primarias hace ocho meses.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto con la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, durante la asamblea abierta a militantes y simpatizantes del partido en Sevilla. EFE/ Pepo Herrera

DANIEL CELA

La Asamblea Abierta de Pedro Sánchez en Sevilla capital es distinta al resto, está cargada de simbolismo. El secretario general del PSOE se ha reencontrado con la militancia socialista en los bajos de Marqués de Contadero, frente al río, el mismo lugar donde hace ocho meses cerró una durísima campaña a las primarias contra Susana Díaz.

El acto estaba lleno entonces y lo ha estado ahora (no cabe un alfiler, unas 500 personas según los organizadores), pero el PSOE ya no está partido en dos. Sánchez ganó la batalla orgánica a Díaz. Luego Díaz ganó el congreso andaluz y todos los provinciales a los sanchistas. Después de ocho meses ignorándose, el primero ha entendido que no puede avanzar hacia Moncloa esquivando Andalucía, la comunidad con la federación más sólida y con más militantes, la región donde el PSOE es más fuerte y donde los socialistas llevan 35 años ininterrumpidos gobernando.

Por la tarde ese armisticio se ha trasladado a las bases, algo complicado porque la militancia sevillana es, probablemente, la que ha quedado más dividida y enfrentada tras las primarias del PSOE. Los sanchistas ganaron en Madrid, pero perdieron en Sevilla, donde Díaz siguió mandando al día siguiente y al siguiente y al siguiente. En las agrupaciones locales, donde todos se conocen, volvieron sanchistas y susanistas tras el pulso orgánico, mirándose con recelo aunque sus jefes ya hablaban de concordia y reconciliación. “Es más difícil cicatrizar por abajo que por arriba”, dice uno de los pilares de Pedro Sánchez en Andalucía.

La militancia sevillana ha arropado al líder socialista con entusiasmo, con aplausos y gritos de júbilo. Los teloneros de Sánchez han sido susanistas ortodoxos: el alcalde de la ciudad, Juan Espadas, y la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, a quien los sanchistas aún recuerdan a las puertas de Ferraz proclamándose “la única autoridad” del partido, tras el violento comité federal que acabó con la dimisión forzada de Sánchez. Hoy todos han sido elogios y alabanzas con el líder.

Ese PSOE es el pasado y el líder socialista ha puesto interés hoy en pasar página y mirar adelante. La imagen de armisticio y confraternidad con Díaz es el principal mensaje que ha venido a trasladar Sánchez a Andalucía, un territorio estratégico para el partido de cara a las próximas citas electorales. La región donde el PSOE es más fuerte, donde la federación es más numerosa, donde llevan 35 años ininterrumpidos gobernando. Dentro de ese mapa, Sevilla es clave: es la capital con más militantes socialistas (unos 10.000), y gobiernan en el 82% de municipios de la provincia (72 alcaldías de 105 pueblos).

Los militantes han ido tomando la palabra, casi todos para defender la marca PSOE, algunos más entusiastas con Sánchez y otros menos, pero nadie se ha salido del guión acotado por los organizadores. Nadie ha usado el micrófono para quejarse de lo que se queja en privado. Las intervenciones más duras han ido contra el PP y contra Rajoy y, por lo demás, todos han mostrado empatía con el secretario general. Una militante, Matilde, preguntó directamente: “¿Cómo vamos a ganarnos al votante de Podemos? Cómo vamos a vencer a nuestro principal enemigo: Podemos y Pablo Iglesias, y cómo vamos a derrotar a nuestro principal adversario, Mariano Rajoy?”.

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