Público
Público

Torres, sobre Urdangarin: "No ha dicho verdad alguna, ni por asomo"

El antiguo socio del duque defiende la validez como prueba de los cientos de  correos electrónicos que ha entregado al juez como estrategia para demostrar las falsedades del yerno del rey

ANDRÉS MUÑIZ

Diego Torres, el exsocio de Iñaki Urdangarin en el Instituto Nóos, defiende su estrategia de remitir dosificadamente correos electrónicos al juez en la necesidad de combatir lo que considera 'falsedades clamorosas' del duque de Palma. 'Si se hubiera conducido por la senda de la verdad, nada de lo que está sucediendo habría ocurrido, pero cada uno escoge de entre los posibles, el camino por el que ha de andar y, por ello, ha de asumir las consecuencias de su elección', dice en tono solemne la representación de Torres en el último escrito remitido al juez.

Mediante este documento, Torres, acusado de intentar una suerte de chantaje a la Casa Real con sus e-mails, impugna el recurso de Urdangarin para que se declaren nulos esos correos electrónicos y se expulsen de la causa, negando su valor probatorio. Su exsocio, en un escrito de 30 folios entregado esta semana al juez, rebate los argumentos del duque, y aprovecha para incluir otros cuatro correos electrónicos, dos de ellos de Urdangarin al rey y uno con mención estelar de la princesa Corinna.

En el escrito, la representación de Torres, que ejerce el abogado Manuel González Peeters, se explaya en la defensa de la lluvia de correos electrónicos que han marcado la causa, por lo menos desde el punto de vista mediático, y han apuntado a diversos miembros de la Casa del Rey y aledaños como conectados, en línea de conocimiento o asesoramiento, con Urdangarin y algunos de sus negocios.

Torres señala que actúa 'en defensa de sus legítimos derechos e intereses, entre otras razones, derivado ello de la necesidad de tener que poner de manifiesto que de adverso, no se ha dicho verdad alguna, ni por asomo, naturalmente que en uso de su legítimo derecho a no declarar contra sí mismo que posee cualquier ciudadano que ostente la condición de imputado, con independencia de su vinculación o no a determinada institución'.

'Sólo faltaba --añade-- que ahora se nos diga cómo, cuándo y dónde esta parte, en uso de su legítimo derecho de defensa, tiene que operar. En fin, hasta aquí podíamos llegar'.

'Es obvio --prosigue la representación de Torres-- que quien aporta esos datos objetivos, nunca impugnados de contrario hasta hacerlo de forma extemporánea, casi un año después, lo que no deja de ser inaudito, por ser generoso en la selección de la calificación de lo que ahora afrontamos, ha tenido, tiene y esperamos que siga teniendo, acceso a uno o a más discos duros y demás dispositivos continentes información, que se aporta cuando se estima conveniente, como es el caso, por ejemplo, cuando de contrario se falta clamorosamente a la verdad y se pretende atribuir a esta parte una responsabilidad que no le alcanza'.

'¿Qué temor tiene a ello la defensa de Iñaki Urdangarin si tan exento de mácula está su quehacer?', se pregunta el exsocio del duque.

También rechaza que esté revelando secretos o invadiendo la intimidad de nadie al remitir al juez los correos, apoyándose en jurisprudencia del Tribunal Supremo que cita. 'Diego Torres ni se ha valido de claves, ni se ha introducido en cuentas de correo electrónicos, ni nada que se le parezca. Tiene acceso a lo que le pertenece, a lo que formaba parte del quehacer diario del Instituto Nóos, a todo, y eso, ni es íntimo, ni es personal, ni es secreto'.

'Por cierto --agrega-- ¿qué de íntimo, personal o secreto contienen los documentos aportados, si resulta que estaban directa e indirectamente vinculados a la actividad? Es más, algunos de ellos revelan la absoluta complicidad de los partícipes, y se emitían o recibían, emitían y recibían, en el Instituto Nóos. Sinceramente, no se alcanza a comprender la meta que de adverso se trata de ubicar'. 

Asimismo, Torres se refiere en varias ocasiones, con preocupación y sorpresa, a la contratación por el abogado de Urdangarin de un antiguo colaborador del Centro Nacional de Inteligencia para ordenar los e-mails incautados en su día por la Policía en el Instituto Nóos.

'¿Pretende la adversa poner en entredicho lo que esta parte dice,
cuando va y contrata, si es cierto, nada más y nada menos que a un
miembro que al parecer tiene o ha tenido relación con un
determinado servicio, secreto, del Estado? --se pregunta en el escrito--. La desfachatez de la contraria soslaya generosamente, en el mejor de los casos, toda suerte de límite y provoca, sin duda, gravísima alteración, consternación y preocupación a esta defensa, sin orillar el alcance que ello pueda eventualmente tener a su integridad'.

De hecho, a continuación reconoce que si la 'parte adversa' (como se refiere a Urdangarin y a su abogado) buscaba amedrentarle, 'el objetivo desde luego está conseguido, de manera que felicidades. Es claro, o al menos eso parece, que no se escatima en recursos de todo orden, lo que es de todo punto intolerable en un Ordenamiento Jurídico como lo es el español, aunque parece que para algunos resulta indiferente, presuntamente, claro, de nuevo'.

En la parte final del escrito, se refiere a glosar los nuevos mails que adjunta, con los que intenta mostrar la relación de Urdangarin y su trabajo en Nóos con el mismo rey, o el asesor jurídico de éste, José Manuel Romero, conde de Fontao. Además, en uno de los correos del duque a su suegro, insiste en mencionar a la princesa Corinna, al informar en el mismo Urdangarin al monarca que ha enviado a la citada mujer su currículim vitae.

Torres recuerda que su línea de defensa es defender que no hizo nada malo al frente de Nóos, y que eventos como el Valencia Summit --tres ediciones, por las que el instituto cobró más de 3 millones de euros-- fueron un éxito y supusieron un beneficio extraordinario para la capital valenciana.

Así lo expresa el escrito: 'La actuación de mis representados estuvo en todo momento supervisada, guiada, validada, auspiciada, dirigida, gestionada, auxiliada y demás, por parte de un ejército de asesores de todos los niveles, que, desde siempre, desde sus inicios, durante su desarrollo y hasta su final, velaron por la pureza de ello, porque no sólo no podían mis dichos representados albergar sospecha de suerte alguna acerca de la no bondad de lo que se acometía, sino que precisamente la bondad y licitud era lo que presidía todo cuanto se llevó a efecto, de manera que no existe, ni existió, atisbo de irregularidad, ni siquiera de corte administrativo, que reprochar'.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?