Este artículo se publicó hace 16 años.
La última insubordinación del ex preso etarra
Iñaki de Juana desoye la 'sugerencia' de ETA de ir al juzgado y asumir la carta.
"De Juana siempre ha ido por libre". La frase es de un alto responsable del Ministerio del Interior, alguien que cuando el martes por la mañana aún se cruzaban rumores sobre la comparecencia o no del ex preso de ETA ante la Audiencia Nacional afirmaba sin temor a equivocarse que "no lo hará por mucho que se lo ordene la banda o Batasuna".
Acertó. Y ello a pesar, de que como insinuaban sus palabras y ha podido confirmar Público en fuentes políticas vascas, la izquierda abertzale había transmitido en los últimos días en círculos políticos de Euskadi su certeza de que De Juana acudiría a su enésima cita con la Justicia. Y, además, para asumir como propia la carta leída en el homenaje que se le brindó en San Sebastián a su salida de prisión.
Lo cierto es que De Juana sí tenía decidido acudir a la Audiencia Nacional, pero para negar ser el autor del discurso, como adelantó en una carta enviada al juez el 30 de octubre. Le daba lo mismo que un reciente informe de la Guardia Civil le adjudicase la responsabilidad del mismo con "alta probabilidad". Él lo iba a negar. Sin embargo, la sugerencia recibida desde ETA para que asumiera como propias aquellas líneas le hizo cambiar de idea, y así se lo hizo llegar a su círculo más cercano, según fuentes policiales: "Les dijo que si iba era para negar ser el autor y que, por tanto, temía que la banda tomase represalias contra él".
La sugerencia recibida desde ETA para que asumiera como propias aquellas líneas le hizo cambiar de ideaDe este modo, De Juana se ha convertido, otra vez, en un quebradero de cabeza para todos. Para la Policía, que tendrá que capturarlo. Y para la propia ETA, cuya autoridad vuelve a poner en entredicho. Algo que ya hizo en numerosas ocasiones durante su estancia en prisión. Fuentes penitenciarias recuerdan que se saltaba habitualmente las directrices con las que la banda intentaba mantener como un bloque al colectivo. "Consideraba que con su historial de atentados él no debía recibir órdenes, sino darlas", recuerda un funcionario.
Una insubordinación que tuvo su punto culminante durante el último proceso de paz, cuando una decisión suya fue capaz de poner a éste contra las cuerdas. Sin consultarlo con nadie, se puso en dos ocasiones en huelga de hambre y, además, para pedir algo para él, y no para el colectivo, como dicta ETA. De nada sirvió que Arnaldo Otegi, en una visita que le hizo durante el ayuno al hospital de San Sebastián le recriminara haber tensionado innecesariamente el proceso. Él siguió en sus trece y, al final, ETA decidió aprovechar el desafío en su propio beneficio para justificar la kale borroka e, incluso, un atentado si hubiera muerto.
El último ejemplo de ir por libre lo dio poco antes de salir en libertad. Se puso de nuevo en huelga de hambre para denunciar lo que calificó de "acoso" sobre su persona. Askatasuna tuvo que meter una coletilla sobre el colectivo de presos para que pareciera una decisión consensuada.
Un mando policial recuerda que en octubre de 2006, la última vez que se sentó en el banquillo por los dos artículos escritos en Gara con amenazas, De Juana llegó a negar, a preguntas del fiscal, su condición de militante etarra en activo: "No, yo fui de ETA en los ochenta". Ahora, tampoco quiere asumir la carta pese a la sugerencia de ETA.
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