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La jueza María Luisa García pide más sensibilidad a jueces y políticos con las víctimas del franquismo

Cree que el Supremo no cierra las puertas a la averiguación

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La jueza de Almazán, María Luisa García, en su despacho.

SEVILLA.- María Luisa García es una joven jueza con ocho años de experiencia que ha instruido hasta donde le han permitido sus limitaciones un caso de recuperación de la memoria histórica, ordenando una investigación sobre el fusilamiento de diez jóvenes sorianos en agosto de 1936, que ella califica como "asesinatos" extrajudiciales.

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La jueza García muestra en la primera entrevista que concede a un periodista una especial empatía por las víctimas. Ha conseguido poner nombres y apellidos a los responsables políticos y militares de la represión en Soria, ha avalado la exhumación y la identificación con ADN de los restos de seis de las víctimas (la segunda fosa con los otros cuatro aún no se ha encontrado) y ha lamentado en su auto de sobreseimiento no haber podido hacer más por los familiares, esperando "haber satisfecho en la medida de lo posible sus ansias de conocimiento y restaurar, aunque sea ínfimamente, su honor".

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Cree que el Supremo no cierra las puertas a la averiguación

La asociación soriana Dignidad y Memoria realizó un extraordinario trabajo de documentación —y lo sigue haciendo—, siguió acumulando pruebas de tal modo que en marzo solicitó la reapertura del caso y la jueza no sólo reabrió el procedimiento en marzo de 2015, sino que también admitió que se practicaran muchas de las diligencias solicitadas.

El mal trago del archivo de la causa por falta de documentos

Pese al cúmulo de pruebas testificales, documentales y periciales, la jueza tuvo que cerrar el caso, ya que no encontró a nadie a quien acusar del delito. "Fue para mí —se lamenta— un mal trago inevitable, ya que aunque sospechaba desde el inicio cuál iba a ser el desenlace final, al menos está la esperanza de haber satisfecho mínimamente el disgusto de las familias de las víctimas, que por lo menos han recuperado sus cuerpos, tienen un sitio exacto y concreto al que pueden ir a rezar o a llorar. Sabiendo que mis funciones son muy limitadas, he llegado hasta donde he podido".

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Tareas de exhumación en la fosa de Barcones por los expertos de la sociedad Aranzadi.

A la pregunta de si entiende como delitos de lesa humanidad los que investigó en Soria, la joven jueza admite que "podrían encardinarse como tales, aunque habría que verlo, porque la ley penal no se puede aplicar con carácter retroactivo. Habría que juzgarlos sobre la base de los delitos existentes en el momento de su comisión. Las leyes internacionales miran hacia el futuro, no hacia el pasado". E insiste en que el problema fundamental es el mucho tiempo transcurrido, "ya que no hay nadie vivo que pueda responder de ninguno de los hechos ocurridos. Ese es el principal escollo".

La inspiración de Garzón y el lamento por no haber pisado la fosa

Finalmente la única jueza que ha iniciado una investigación sobre crímenes del franquismo después de la intentona fallida del Garzón responde a si la actuación del exmagistrado de la Audiencia Nacional le inspiró en su actuación. Tras reconocer que él "puso el tema en boca de todo el mundo y lo hizo asequible a todos los ciudadanos, habiendo incluso cruzado fronteras", asegura que intentó "en la medida de lo posible dar satisfacción a los familiares las víctimas" y que "es un respaldo agradable pensar que otros que te han precedido y lo han intentado".

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