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València, ante el reto de alejar para siempre el legado de Rita Barberá

Con el gobierno de La Nau, València ha vivido cuatro años de transformaciones visibles. Las fuerzas progresistas buscan sumar de nuevo este domingo para profundizar en el cambio iniciado en 2015 y alejar para siempre la larga etapa déspota de Rita Barberá.

Candidatos a la alcaldía de València Joan Ribó, María Oliver, María José Catalá, Sandra Gómez y Fernando Giner | À Punt

A pesar de que el comportamiento electoral se muestra divergente en cada una de las citas en las urnas, las 2.300 papeletas de más que obtuvo en la ciudad de València el trinomio de la derecha en la batalla autonómica de hace un mes, debería ser motivo de preocupación entre los integrantes del gobierno de La Nau (Compromís, PSPV-PSOE y Unides Podem). Si bien todos los sondeos publicados desde aquella fecha no han dejado de dibujar un triunfo holgado de las fuerzas progresistas en las municipales, los comicios autonómicos, última gran encuesta real de gran volumen, son reflejo de la disputa y la tensión con que se afronta este asalto por las actas del consistorio de la capital del Turia.

Un asalto que se distingue como una "segunda vuelta" después de aquel casi superdomingo del 28 de abril, en que el gobierno del Botànic aseguró por los pelos su reedición. Justo estos días, los representantes autonómicos teatralizan unas primerizas negociaciones que no pasarán de lo meramente simbólico hasta que los comicios municipales de este domingo emitan luz. De hecho, en la baraja de esas negociaciones, también pueden acabar colándose las cartas de las alcaldías y las deseadas diputaciones, de elección indirecta, como amuletos de cesiones y contrapartidas. Sin duda, la capital valenciana es la joya de la corona. El escenario predilecto que se prepara para una disputa de alto voltaje.

Compromís parte con ventaja en las encuestas. También la extrapolación de los resultados autonómicos convierte a la coalición valencianista en la fuerza con más votos de la ciudad. La formación de Joan Ribó se impuso en ocho distritos, entre los cuales se encuentra el de Poblats Marítims. Precisamente en estas zonas es donde las críticas al gobierno de La Nau encabezado por Compromís han sido más visibles. En El Cabanyal, sin ir más lejos, está por ver si la lentitud de la administración ante la prometida regeneración del barrio y la presentación de un plan especial para la zona muy cuestionado por los movimientos sociales puede pasar factura a La Nau. Los buenos resultados cosechados por Mónica Oltra (y también por los socialistas) en la contienda autonómica no tienen por qué reflejarse en una cita electoral mucho más emocional.

Lo mismo ocurre con tantos otros focos de los que se deberá estar pendiente para certificar si hay trasvase de votos intrabloque. Unides Podem-Esquerra Unida, a priori, debería capitalizar esos descontentos ante la gestión de las áreas que han ocupado Compromís y PSPV en La Nau. La formación morada, con Maria Oliver como candidata, insistió hace unos días en Benimaclet en la reversión del PAI que afecta a este distrito y que mantiene a los colectivos en pie de guerra contra la construcción de edificios de diferentes alturas. Compromís y PSPV sumaron en este distrito casi la mitad de las papeletas en las autonómicas pero la incertidumbre marca el voto en clave local. El modelo urbanístico se ha convertido, de hecho, en el eje central donde Unides Podem aflora las grietas de sus socios mayores. Su crítica persistente durante todo el mandato a la ampliación de la ZAL del puerto de València puede calar en zonas como Natzaret o La Punta, especialmente afectadas por un proyecto que vuelve a los tribunales y que recuerda a los tiempos más arrolladores del PP.

A su favor, Joan Ribó puede presumir de un balance positivo de La Nau en movilidad sostenible, memoria histórica o reducción de la deuda, banderas de la gestión post-Rita Barberá. En los sondeos, muy cerca del que ha sido alcalde del cap i casal durante estos últimos cuatro años, se sitúa Sandra Gómez, candidata del PSPV, dispuesta a revertir los pésimos resultados de su partido en 2015 y, sobre la cresta del efecto Sánchez, arrebatar la preciada alcaldía a Compromís. Su campaña va de eso: marcar distancias con los valencianistas y apelar a que el orden de los factores sí altera el producto. Este, junto con la posterior batalla por las áreas clave, es uno de los enigmas de la noche del 26: ¿se alterará el orden de la ecuación en el tripartito de La Nau?

Hay un interrogante similar dentro del bloque de derechas con respecto a Ciudadanos y Partido Popular. De entrada, todos los sondeos alejan con creces de la mayoría absoluta al flanco compuesto por estos dos partidos y la formación ultraderechista Vox. Pero la duda es si Ciudadanos logrará consumar su sorpasso al PP en el feudo predominante del partido de la gaviota durante 24 años. El candidato naranja, Fernando Giner, mira de reojo las urnas autonómicas, en las que Toni Cantó se impuso en la ciudad con 2.500 avales más que el PP. El único distrito en que Ciudadanos quedó en primera posición fue en Campanar, zona presionada por el expansionismo urbanístico que ha desembocado en un aumento poblacional, con edificios de nuevo ladrillo asomándose sobre las hanegadas de huerta. Al PP, con la exconsellera de Educación María José Català al frente, le queda la esperanza de resistir en los cinco distritos que les sonrieron en las autonómicas, especialmente en Pla del Real, L’Eixample y Ciutat Vella, zonas de concentración de las rentas altas.

¿Es posible la entrada de Vox en la casa consistorial? En las autonómicas, el 10,68% de los votos en la capital valenciana fueron para los de Abascal. En la urna del Congreso, ese mismo día, obtuvo un 1,08% más de apoyos. Está por verse el comportamiento del próximo día 26 en los diferentes distritos y barrios de la ciudad. Sin embargo, los comicios del pasado 28 de abril ya sirvieron para tumbar algunas de las falacias que suelen asociarse a la extrema derecha. En una radiografía del voto a Vox en València realizada por Pau Tobar y Aure S. Romero publicada por L’Accent, teniendo como referencia, en este caso, las papeletas al Congreso, se apunta que en los cuatro distritos postales más acomodados (Pla del Remei, los barrios de Sant Francesc y parte de Xerea, Pla del Real y Gran Via) los votos a Vox se dispararon respecto a las cuatro zonas que representan las rentas más bajas (Benimàmet, Benicalap, Creu Coberta y Natzaret). Asimismo, los autores han demostrado que en los cuatro códigos postales con mayor apoyo social al partido de extrema derecha, los habitantes que tienen estudios superiores son el 70% o más, en comparación con las zonas con menos apoyo para Vox, donde los vecinos sin estudios superiores son mayoría. Ni con pocos estudios ni de clase obrera. Así es cómo se perfila al votante de Vox en la capital del Turia.

Movilidad, vivienda y turismo

Según Greenpeace, València es la segunda ciudad del Estado español mejor valorada en movilidad sostenible. Para la derecha valenciana, València es un caos. Este es el tema estrella de la campaña. La bicicleta y el transporte público se imponen en los programas después de cuatro años de apuesta por un transporte eficiente que la oposición parece querer revertir. En las últimas horas, Ribó ha anunciado que la próxima legislatura será la del transporte público y ha prometido la creación de una plataforma de movilidad para dispositivos móviles que integre todo el transporte público de la ciudad. El PSPV pide más diálogo entre socios en esta cuestión. Para Ciudadanos, la prioridad es rebajar tiempos de espera y potenciar la intermodalidad en el área metropolitana.

Pero no solo de carril bici se alimenta el debate. El acceso a la vivienda y la persecución de los pisos turísticos hace tiempo que entraron en la agenda de la ciudad. La falta de vivienda social, la tibia actitud ante la proliferación de pisos turísticos, la creación de una tasa turística, las ayudas a jóvenes para alquilar y la necesidad de un límite legal al precio de la vivienda se colaron en el debate que protagonizaron los candidatos hace unas horas en la televisión pública valenciana.

En los últimos días, el PP ha insistido en bajar el IBI a más de 250.000 comercios y empresas, además de una línea de ayuda de 500.000 euros para empresas que apuesten por flexibilizar la jornada de trabajo para favorecer la natalidad. Por su parte, el PSPV ha propuesto una tarjeta cultural con 100 euros para los jóvenes que cumplan 18 años. También la apertura de una sede GAMA para víctimas de violencia de género. Unides Podem, siguiendo el ejemplo de Palma, ha puesto el acento en la creación de una mesa entre la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento. Ciudadanos se ha comprometido a impulsar un centro de especialidades en el antiguo hospital de La Fe y Compromís ha propuesto una web municipal para facilitar la adopción de animales abandonados.

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