Vox, en apuros: sin gobiernos, con las filas mermadas y la sombra de Orbán en sus cuentas
Las cuentas anuales del partido de ultraderecha revelan que el dinero percibido a través de las cuotas de afiliados ha menguado. El endurecimiento del discurso de Feijóo en materia migratoria ha desdibujado a la formación de Abascal.
Madrid-Actualizado a
Después de las elecciones europeas del mes de junio, Santiago Abascal dio un volantazo al rumbo de Vox: salió de los gobiernos de coalición con el Partido Popular y abandonó también el eurogrupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) para pasarse a Patriotas por Europa, un nuevo grupo impulsado por el ultra húngaro Viktor Orbán. Se hizo evidente que la extrema derecha española había recibido el mensaje de las urnas en el último ciclo electoral —se hundió en las generales de 2023 y, aunque resistió el embiste del PP en las vascas y catalanes, en las europeas no fue capaz de copiar el éxito de sus homólogos europeos— y buscaba redefinir su estrategia de derecha populista radical con Alvise Pérez recién aterrizado en el tablero. Pero el arranque de curso no ha sido el mejor.
El PP se ha puesto a competir con la ultraderecha en materia migratoria y los de Abascal están desdibujados desde hace semanas. Aunque siguen cargando contra Alberto Núñez Feijóo —cada vez más— y amenazando a los gobiernos autonómicos del PP con no aprobar sus presupuestos si pactan con el Gobierno la reubicación de los menores migrantes no acompañados, su capacidad de marcar el debate se ha reducido. En Génova lo celebran.
La cúpula de Vox se ha dado cuenta de esto y este lunes han anunciado la creación de una nueva portavocía nacional para inmigración, interior y seguridad. La asumirá Samuel Vázquez, expolicía nacional y presidente de la asociación policial Una Policía para el Siglo XXI. Con Feijóo viajando a Grecia para reunirse con su primer ministro y poniendo como ejemplo a Giorgia Meloni —la gran referencia ultra en Europa para un sector de Vox—, Abascal está en apuros.
La sombra de Orbán
También este lunes el diario El País adelantaba que Vox recibió el año pasado un préstamo de 9,2 millones de euros para sufragar su campaña en las elecciones municipales y generales de una entidad que oculta. Sería la primera vez en diez años que la formación de Abascal recurre a un préstamo y, según esta información, "fuentes del entorno de la formación señalan a una entidad financiera húngara próxima al primer ministro Viktor Orbán como concesionaria de los créditos a Vox".
Se recuerda además que en 2022 la ultraderechista francesa Marine Le Pen recibió un préstamos de 10,6 millones de euros de un banco húngaro. En concreto fue la entidad MKB, propiedad de Lőrinc Mészáros, amigo del primer ministro Viktor Orbán y uno de los hombres más ricos de Hungría. La justicia francesa está investigando a Le Pen por presunta financiación irregular durante esa campaña presidencial. Reagrupamiento Nacional, el partido de Le Pen, también se ha pasado al nuevo eurogrupo de Orbán tras las últimas europeas.
Tal y como cuenta el mismo diario, la dirección de Vox asegura que no hacen pública la entidad emisora del préstamo "para no contribuir a la demonización de bancos concretos por haber prestado dinero a Vox". Esto incumple la ley de financiación de partidos.
Más afiliados pero estampida de cargos
Otro dato que arrojan las cuentas anuales de 2023 declaradas por Vox es que el dinero percibido a través de las cuotas de afiliados ha menguado. En concreto, en 2023 han ingresado por este concepto algo más de cuatro millones y medio de euros, medio millón de euros menos que en 2022. En general, el dinero aportado por afiliados, adheridos y simpatizantes ha sido de casi setecientos mil euros menos.
La situación interna del partido de Abascal es tormentosa desde hace tiempo y la sangría de cargos es imparable pese a que las cuentas anuales reflejan un incremento de los afiliados: en 2023 se habrían dado de baja de la formación 6.850 personas, pero hubo 7.740 altas, lo que eleva la cifra de afiliados 66.059 de los que 35.901 no están al corriente de pago.
Entre esas bajas está la de Mazaly Aguilar, exvicepresidenta de la Comisión de Agricultura de la Eurocámara y una de las fundadoras de Vox. Rompió el carné de afiliada en el mes de agosto después de quedarse fuera de las listas para las elecciones europeas. En el entorno de Abascal tampoco descartan que la siguiente pueda ser Rocío Monasterio, cuya salida se barrunta desde la de su marido Iván Espinosa de los Monteros.
Mientras, Abascal y su reducida cúpula miran a Estados Unidos esperando la victoria de Donald Trump. Si vuelve a la Casa Blanca el impulso para la alianza ultraderechista mundial sería enorme.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.