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Proyecto ‘Arquímedes’: ¿cómo se detectan las altas capacidades en alumnos precoces?

El proyecto ‘Arquimedes’ impulsado por todas las asociaciones de altas capacidades de Castilla y León es una de las últimas iniciativas que surgen en nuestro país para detectar las altas capacidades de los alumnos precoces, una asignatura pendiente de nuestro sistema educativo que supone la necesidad de remar en la misma dirección tanto a profesores, como pediatras y psicólogos, así como a los propios padres y la administración. 

A continuación, te explicamos en qué consiste este ambicioso proyecto para el tratamiento de la súper capacitación en las aulas, así como las diferentes maneras en las que se expresa la alta capacidad intelectual y las fórmulas para detectarla.  

Proyecto ‘Arquímedes’, normalizando a los ‘superdotados’ 

Un niño - Fuente: Pexels
Un niño – Fuente: Pexels

Decía el doctor en psicología y experto en altas capacidades Françoys Gagné que el término “superdotado” era erróneo porque “transforma la alta capacidad intelectual en una hipérbole”. Hoy en día se trata de un término en desuso en el ámbito profesional pero aún común a nivel social, uno de los primeros equívocos que complica la interpretación y el conocimiento de estos niños con altas capacidades.  

Son tantos los tópicos y estereotipos con los que tienen que batallar tanto ellos como sus familias, que proyectos como Arquímedes siempre son recibidos con ilusión. Y es que el número de niños con altas capacidades que pasa desapercibido es muy elevado, no llegando aún al 2% de la población escolar que estiman desde la propia Asociación de Castilla y León de Altas Capacidades (ACYLAC) 

ACYLAC es una de las entidades que impulsan Arquímedes, un programa que recoge cuatro puntos básicos para el correcto tratamiento dentro de las aulas de los niños con súper capacitación: 

  • Identificación y diferenciación por sexo en las evaluaciones: actualmente, de los casos detectados en la Castilla y León, las niñas solo representan el 22%. 
  • La admisión de evaluaciones de psicólogos clínicos sanitarios. 
  • La aplicación de la legislación y de las medidas educativas establecidas.
  • La formación del equipo educativo y de orientación del centro. 

Y es que la ausencia de formación especializada ahonda en un grave problema que afrontan muchos niños con altas capacidades. Según los datos que manejaba el Ministerio de Educación y Ciencia, el 70% de los alumnos con altas capacidades presentan bajo rendimiento escolar, y entre el 30-50%, fracaso escolar.  

Como señalaba este artículo de Anales de Pediatría Continuada, las causas de este bajo rendimiento escolar hay que buscarlas en las propias características del niño (inestabilidad emocional, falta de confianza, efecto Pigmalión), el desconocimiento del tema por parte de los profesionales (escasa identificación de estos niños), el nivel socioeconómico (los más desfavorecidos presentan mayor riesgo de fracaso escolar) y la ausencia de un tratamiento psicopedagógico apropiado (adaptación curricular), sin olvidarnos del acoso escolar que deriva de los estereotipos asociados a este perfil de alumnos, tal y como indican los responsables de Arquímedes. 

Cómo se expresa la alta capacidad en los niños 

Leyendo - Fuente: Pexels
Leyendo – Fuente: Pexels

Definir de forma concreta la alta capacidad intelectual, especialmente cuando hablamos de niños, es tarea difícil, pero desde el Instituto de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado lo concretan de esta forma: “conjunto de manifestaciones y rasgos conductuales que se derivan de la mayor capacidad intelectual de una persona respecto a la norma de los compañeros de su edad”. 

Según esta misma fuente, las características que deben darse necesariamente para que se considere a un alumno como superiormente dotado a nivel intelectual son: 

  • Inteligencia general superior a la media.
  • Clara motivación hacia el aprendizaje plasmada en buen rendimiento académico (si no existen problemas que puedan condicionarlo negativamente). 
  • Talentos específicos y/o capacidad de pensamiento divergente (creatividad). 

En este sentido, también se define a los niños y adolescentes con altas capacidades como aquellos que muestran una elevada capacidad de rendimiento en las áreas intelectual, creativa y/o artística, sin olvidarnos de que las características psiconeurológicas, de su entorno sociocultural y de su personalidad, pueden llevar a la aparición de problemas en la esfera personal, social y académica, como hemos referido previamente. 

Dependiendo de la edad del niño, existen unos indicios comunes que nos pueden indicar una alta capacidad: 

  • Entre 1 y 4 años: desarrollo precoz del lenguaje, capacidad para mantener una conversación con 2 años, elevada memoria, capacidad para leer con facilidad antes de los 4 años. 
  • Entre 4 y 6 años: orientación social hacia los adultos, con facilidad y rapidez para la comprensión de conceptos. 
  • A partir de los 6 años: riqueza léxica, comprensión, manejo y conexión de conceptos complejos y placer en plantear y resolver nuevos problemas, talento en áreas específicas como matemáticas, dibujo o música pero mostrando despistes en tareas rutinarias e irrelevantes para ellos. Además, muestran intereses en temas trascendentales, como la justicia o la moralidad. 

Cómo se detectan las altas capacidades en niños 

Una clase
Una clase – Fuente: Pexels

Teniendo en cuenta que un estudio publicado hace años por el Centro de Investigación y Documentación Educativa de Madrid decía que un 99% de los alumnos “superdotados” nunca serán identificados, es evidente que aún queda mucho camino por recorrer para detectar las altas capacidades en niños.

De cualquier forma, todos los agentes implicados en la educación y la salud mental, incluyendo profesores, orientadores, pediatras y psicólogos infantiles coinciden en que la evaluación completa de un niño con alta capacidad no se debe realizar tanto para lograr una identificación, una “etiqueta”, sino para determinar las necesidades educativas que presentan estos alumnos y dar respuesta a las mismas facilitando el máximo desarrollo de sus capacidades

En este sentido, INTEF señala que para evaluar y detectar a los niños con altas capacidades se deben realizar tres operaciones: observar sistemáticamente, realizar un análisis de las producciones y aplicar pruebas psicométricas. 

Así mismo, la recogida de información sobre el alumno es muy importante, tanto a nivel escolar, como familiar, social y personal, realizando el propio alumno autoinformes sobre sus intereses, aspiraciones y aficiones. 

En cuanto a las características psiconeurológicas, son los pediatras y los psicólogos infantiles los que deben intervenir para evaluar a los niños con el apoyo de padres y profesores poniendo especial atención en aspectos como los siguientes: 

  • A pesar de sentirse “diferentes” en ocasiones desean ser como los demás, por ello pueden ocultar su talento en clase para evitar celos, envidias y competencia, con la finalidad de ganar amigos y ser aceptados en el grupo: es el referido efecto Pigmalión. 
  • Experimentan emociones fuertes, reaccionando a situaciones que pasan inadvertidas para otros. Esta aparente sensibilidad es el producto de un desarrollo asincrónico, es decir, ideas y conceptos adelantados a emociones propias a su edad. 
  • Personalidad perfeccionista que puede llegar a ser extenuante, en particular, por el miedo al fracaso ante objetivos elevados. Por ello, suelen evitar tomar decisiones importantes para no correr riesgos. 

¿Cuáles son las necesidades de un niño con altas capacidades? 

Un niño - Fuente: Pexels
Un niño – Fuente: Pexels

Una vez que se haya identificado correctamente a un niño con alta capacidad, es el momento de evaluar sus necesidades especiales, objetivo final de todo de este proceso. Como decíamos, no se trata de etiquetar, sino de actuar en su propio beneficio haciendo un seguimiento de la evolución del niño: de nada sirve catalogar a un niño como superdotado, si luego no se hace nada al respecto, si no se detectan también sus necesidades. Y es aquí donde se percibe que cada niño, incluso con alta capacidad, es diferente y tiene necesidades diversas: 

  • Necesidades psicológicas, tanto en el ámbito personal, como académico o afectivo. Así, por ejemplo, se puede fomentar una flexibilidad en su horario académico que le permita trabajar en tareas en las que se sientan más satisfechos. 
  • Necesidades sociales. Se trata de que el niño se sienta aceptado, y aunque sea consciente de ser “diferente” a la mayoría, eso no suponga estar apartado del grupo, un aspecto complejo de tratar a la hora de integrar otras necesidades como las referidas anteriormente. Por ello, no debe permanecer apartado del grupo demasiado tiempo. 
  • Necesidades intelectuales, con facilidad para el acceso a recursos adicionales y complementarios de información, estímulos para desarrollar la creatividad y oportunidades para resolver problemas y realizar investigaciones más allá de los programas ordinarios. 


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