Con ‘ley mordaza’ no hay “regeneración” que valga, por Ana Pardo de Vera
publicado el 19 de Julio de 2024
Termina el curso político y al mismo tiempo que suben las temperaturas a máximos, se desinflan nuestras expectativas sobre las medidas de “regeneración democrática” a las que se comprometió el presidente del Gobierno cuando terminó su reflexión aislada de cinco días.
Es verdad que Pedro Sánchez abrió un debate imprescindible en democracia sobre la evolución o el retroceso de ésta al tiempo que avanzan arrolladora y globalmente sistemas tecnológicos complejos, de inteligencia artificial potentísima, de redes sociales desatadas, … Todo ello que necesita un control ético proporcional a su impacto en todos los ámbitos, infinito. Eso, claro, si no queremos, como tantos poderes insaciables, que tales avances sean utilizados en contra de los derechos humanos y, por tanto, de las propias democracias, como ocurre con la información y la desinformación, el terreno que nos es propio en este oficio; el terreno por el que nos corresponde trabajar desde Público, defendiéndolo con tanta humildad como firmeza.
Es verdad que si Sánchez hubiera propuesto medidas más concretas esta semana en el Congreso, nos habría dejado muy confundidas -incluso, a algunos y algunas cabreadas- por la falta de trabajo y debate con los socios parlamentarios y, no digamos, con los sectores civiles implicados.
Ya sé, ya sé que derecha y ultraderecha se han rasgado las vestiduras porque, entre las escasas concreciones que hizo, el presidente ha comprometido 100 millones de euros a los medios para contribuir en su desarrollo tecnológico. Como si otras empresas, organizaciones, administraciones por supuesto, no las recibieran. ¿Por qué no los medios? ¿Acaso creen la extrema derecha y la derecha extrema que todos son de la condición de sus gobiernos gallego y madrileño, por ejemplo, gracias a los que los medios son regados de dinero público si cumplen unas condiciones a mayor gloria del que entrega el dinero?
Vamos a ver si empezamos a entender la cosa de la transparencia y la legitimidad: el problema no es que los medios dispongamos de publicidad institucional o ayudas como la citada para la tecnologización, un reto diario. La cuestión es bajo qué parámetros se dan esas ayudas y a cambio de qué: ¿Se da dinero a medios que no son medios y solo propagan mentiras y manipulaciones del interés del pagador? ¿Se financia a medios que sí son medios reconocidos pero que garantizan así hacer la vista gorda con determinados y oscuros asuntos? Señalen esas ayudas con una transparencia obligatoria, porque no es cuestión de izquierdas o de derechas, sino de mala praxis y peor decencia.
Todos y todas conocemos el dicho “Cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo”, y parece que en el Congreso o estamos rodeadas de necios o nadie ha entendido la base de la necesidad de nuestras democracias: la lucha contra la mentira como herramienta de destrucción masiva que se difunde a unas velocidades contra las que no hay antídoto. Y arrasa con todos los valores inherentes a las democracias
Así que tomemos nota para septiembre, si de verdad queremos regeneración democrática: el falso periodismo es un problema, sí, y hay que resolverlo desde el periodismo y desde las instituciones, con transparencia, decimos. ¿Pero y las grandes plataformas digitales que difunden información y desinformación de todo tipo y al mismo nivel? ¿Y esa ‘ley mordaza’ que impide el acceso a hechos reales o censura posibles denuncias por el riesgo de sanciones sin control? Esa ley infame da veracidad de fe al agente policial solo por serlo y permite que quien que se erige como vigilante del ejercicio de derechos fundamentales ejerza de juez y parte cuando comete un exceso. ¿Qué información nos da eso? La duda, como mínimo, que también corroe las instituciones.
No, no confundan a la gente ni nos tomen por ingenuas: si no vamos al corazón de un sistema donde anidan los peores depredadores de la democracia, los fabricantes y difusores de mentiras a gran escala y generosamente financiados por los poderes más oscuros (ya saben, sigan la pista del dinero), otra victoria de Trump nos va a parecer el menor de nuestros problemas. Piénsenlo bien, responsables y afectados. Nos vemos en septiembre.