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El abuelo del 15-M no se retira

Mientras otros jubilados juegan a las cartas, ven medrar las obras o pasean a los nietos, Francisco Román Oter no se pierde a sus ochenta años ninguna manifestación en Madrid.

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Francisco Román Oter alza el puño en la Puerta del Sol, donde se gestó el 15-M. / HENRIQUE MARIÑO

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Llega puntual a la cita y le toca esperar. Está acostumbrado, porque es lo que lleva haciendo desde hace décadas, pero la Tercera República no llega.

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Quiso ser botones del Banco Español de Crédito, trabajó en Calzados Penalva, hizo la mili en Hoyo de Manzanares y dos años después regresó, ya para siempre, a Madrid. “Lo primero que hice fue sacarme la cartilla del taxis”, recuerda Román, matrícula 8393, cuarenta años de peseta y vecino de la Colonia de los Taxistas de San Blas. “Cuando me jubilé, vendí la licencia porque no quería que mis hijos tomaran el testigo. Ellos tenían un pequeño estudio y yo había sufrido al volante. No era capaz de callarme y tuve discusiones terroríficas con la extrema”. Se come la palabra derecha. “Tengo que estar muy acojonado para no decir la verdad”. La suya: “El franquismo sigue intacto desde 1939. Hay que limpiar este país”.

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