Las aguas marinas se convierten en un caldo a punto de hervir: estas son las consecuencias
Toda la superficie oceánica libre de hielo ha alcanzado las temperaturas más elevadas desde que hay registros.
Alejandro Tena
Madrid-Actualizado a
Las aguas marinas, independientemente de la zona del planeta, se han convertido en una sopa que hierve a fuego lento. En el mes de mayo toda la superficie oceánica libre de hielo alcanzó las temperaturas más elevadas desde que hay registros para esa época del año, según los datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S) de la Unión Europea. Un mes después, la tendencia sigue al alza y, con el verano por delante, todos los pronósticos son desalentadores.
Los datos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA) y la Universidad de Maine revelan que la temperatura media de todas las aguas marinas lleva durante todo 2023 muy por encima del promedio 1982-2011 y también supera los registros de 2022, que fue especialmente cálido.
"En estos últimos tiempos hemos tenido el fenómeno de la Niña, que ha enmascarado o camuflado este gran calentamiento oceánico. Esto ha hecho que aunque la temperatura media del planeta haya ido subiendo, la Niña contenía esta subida, ya que, como sabemos, La Niña produce un enfriamiento a gran escala de las aguas de la superficie oceánica en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial", explica Mar Gómez, doctora en física y meteoróloga del portal eltiempo.es.
"Al desaparecer este fenómeno estamos viendo todo lo que se había ocultado más el propio aumento de las temperaturas del planeta y la llegada de El Niño", añade.
El Niño es un fenómeno meteorológico cíclico, explica Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), que acontece de manera cíclica, en un periodo de tiempo que puede oscilar entre los dos y los siete años, y que "debilita los vientos alisios, lo que se traduce que en estos no enfríen de la misma forma el agua".
Todo ello produce una fluctuación de las temperaturas del océano central y oriental del Pacífico, pero las consecuencias se perciben a escala mundial.
En el Atlántico Norte, según los datos de la NOAA y la Universidad de Maine, la diferencia de temperatura del mar respecto al promedio histórico 1982-2011 es ya de más de un grado. Y no es la única zona que registra anomalías térmicas importantes.
En España, las temperaturas de todas las aguas que rodean al país están "claramente más cálidas de lo normal", informa Del Campo. "Esto es algo que ya pasó el año pasado, que se cerró con todas las zonas con temperaturas por encima de lo habitual y con los valores más altos desde al menos 1940, año en el que comenzaron los registros", agrega el experto.
Según los datos de la Aemet, actualmente las anomalías térmicas son generalizadas en todo el país, pero destaca la situación del Cantábrico, donde los termómetros están entre 3ºC y 4ºC por encima de lo normal. "Es algo muy marcado", incide Del Campo.
"En las Islas Canarias, las temperaturas de la zona marítima de primavera fueron las más altas desde 1940, con 2ºC-3ºC de anomalía, y en el Mediterráneo están actualmente alrededor de 2ºC por encima de lo habitual", añade.
Más olas de calor marino, menos salud, menos pesca
El hecho de que las aguas se estén elevando de manera paulatina podría generar consecuencias tan variadas como negativas. En términos climáticos y atmosféricos, el auge del termómetro oceánico, tiene repercusiones importantes.
"El agua de mar caliente es el combustible ideal para los ciclones tropicales y, en el caso de España, para intensificar las precipitaciones en las DANAS o gotas frías. Hay que entender que la temperatura alta del mar por sí sola no desencadena tormentas, lo que hace es que agranda las consecuencias en caso de que haya precipitaciones porque hace que haya un mayor contenido de agua evaporada en la atmósfera", desarrolla Del Campo.
Es decir, el océano se está convirtiendo en un caldo a punto de entrar en ebullición. Cualquier chispa meteorológica podría desencadenar episodios de lluvias torrenciales intensas, huracanes en el caso de la costas norteamericanas y episodios de gota fría en el Mediterráneo.
Gómez, por su parte, destaca que las aguas cálidas tienen un impacto directo en la biodiversidad. "A largo plazo, puede afectar a especies, sobre todo las más sensibles como los corales, y puede generar migraciones hacia otras zonas", narra.
Todo ello se traduce en daños económicos para el sector pesquero. De hecho, un estudio realizado por el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC concluyó en 2022 que las olas de calor marino provocan mortalidad masiva de peces en el Mediterráneo.
El mar es, sobre todo durante los meses de verano, el aliado contra el calor. Las aguas son un factor determinante para enfriar las temperaturas atmosféricas durante el periodo estival y rebajar las temperaturas mínimas que se registran durante las noches. Sin embargo, con los termómetros disparados, las aguas no consiguen enfriar el ambiente, más bien al contrario.
El mar cálido se convierte así en un elemento que ayuda a que las noches sean más insoportables desde el punto de vista del confort y liberan un calor húmedo que hace que, en las zonas costeras, sea más fácil registrar episodios de noches tórridas –aquellas con más de 20ºC de mínimas– y noches tropicales –aquellas con más de 25ºC de mínimas–.
Ambas se presentan como factor de riesgo de mortalidad en las capas de población más vulnerables, según diversos estudios científicos.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.