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Las Antígonas colombianas se suben a las tablas para pedir justicia

En el mandato de Álvaro Uribe

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'Antígona', símbolo de la mujer rebelde, que lucha contra el poderoso tirano para conseguir una sepultura digna para su hermano Polinises, se ha convertido también en bandera de las madres de Soacha.

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MADRID.- “¿No ha juzgado Creonte digno de honores sepulcrales a uno de nuestros hermanos y al otro tiene en cambio deshonrado?”. Antígona, símbolo de la mujer rebelde que lucha contra el poderoso tirano para conseguir una sepultura digna para su hermano Polinises se ha convertido también en bandera de las madres de Soacha, mujeres que se enfrentan desde hace años al Ejército y el Estado colombianos, intentando reparar la inocencia de sus hijos desaparecidos en una batalla por recuperar sus restos y poder llorarles y por la justicia.

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“Las mujeres somos botín de guerra en Colombia”, sentencia Luz Marina Bernal Parra, madre de uno de los miles de jóvenes secuestrados, torturados y asesinados por el Ejército Colombiano bajo el mandato de Álvaro Uribe. Es uno de los casos conocidos como falsos positivos, inocentes —algunos niños— acusados de pertenecer a la guerrilla y, como tales, abatidos. Números para abultar los resultados y cobrar el dinero que se concede por “bajas en combate”, además de otras prebendas, como medallas, ascensos, permisos…

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En el mandato de Álvaro Uribe

Philip Alston, el relator especial de las Naciones Unidas sobre las ejecuciones extrajudiciales, aseguró que en Colombia el 98,5% de estas muertes han quedado impunes y que una gran cantidad de ellas se cometieron durante el mandato de Álvaro Uribe Vélez.

Crímenes de Lesa Humanidad

Crimen de Lesa Humanidad es lo que sentenció el magistrado en el caso de la desaparición y asesinato de Fair Leonardo Porras Bernal, hijo de Luz Marina Bernal. El joven, un hombre de 26 años que detuvo su desarrollo en los ocho años y que no sabía leer ni escribir y tenía graves deficiencias motoras, fue acusado por el Ejército de ser cabecilla de una organización guerrillera. Los militares descargaron 13 balas en su cuerpo destrozando parte de su rostro. “Fue asesinado por el Ejército Nacional de Colombia en el municipio de Ocaña (Norte de Santander), al Noreste del país. Le enterraron en una fosa común. Me han entregado la mitad de sus restos, sigo luchando porque me entreguen todo”, cuenta su madre.

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"No veo sino impunidad"

El hijo de María Ubilerma Sanabria López, otra de las valientes madres de Soacha, tenía 16 años cuando desapareció. “Le asesinaron y lanzaron a una fosa común. Le acusaron de narcoguerrillero. Han pasado ocho años. Con unas tretas y otras, el Estado me impide el acceso a la justicia. No veo sino impunidad. Ahora, con el teatro, llevo ocho años contando lo que le pasó a mi hijo por colegios, universidades, escenarios, para que no le suceda a nadie más”. Su crónica termina en inevitable llanto: “Nunca pensamos que fuera por medio del arte que íbamos a denunciar”.

"Rebeldía contra el poder"

Son víctimas de un conflicto e involuntarias herramientas de un sistema que las ha utilizado para apoyar el 'no' en el plebiscito sobre el proceso de paz. “Han utilizado una supuesta ideología de género como arma. El procurador general Ordoñez, los grupos ultracatólicos y muchos más han llegado a decir que en ellas se veía la presencia de Satán. Es un argumento que consiguieron que calara en el imaginario popular. Es la falta de pedagogía. Hay que explicar lo que está pasando con estos crímenes de Lesa Humanidad”, dice Garzón.

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