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Atravesar Madrid en silla de ruedas: un viacrucis inaccesible

La Asociación de Lesionados Medulares invita a recorrer la ciudad en silla de ruedas para sensibilizar sobre las barreras que se encuentran a su paso.

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EFE

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MADRID.- Tu madre te ha dicho desde pequeño que la vida es una carrera de obstáculos, pero desde aquí abajo esa vida parece distinta. Todo resulta grande, como si hubiesen rehidratado la realidad, y eso que cuando vivía allá arriba rozaba la talla mínima para ser base de baloncesto y la visión holgada que te permite ver un concierto desde la barra sin asegurarte una tortícolis. Aquí abajo, ya digo, transcurre un mundo paralelo en el que hasta esa anciana encorvada resulta inasequible y los iguales son los críos (que ahora deben de estar recogidos en la guardería), los perros que alivian sus necesidades y sospecho que algún gato callejero, que en el centro de Madrid cada vez parecen ser menos.

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Me han traído hasta aquí para que entienda qué se siente al ir (no se me ocurre otro verbo: trasladar suena a bulto; desplazar, a medio de transporte) en silla de ruedas por una ciudad. Decir atravesarla resulta pretencioso, porque cuando todo comienza a dar vueltas es la urbe quien te atraviesa a ti. Antes, me han sujetado las piernas con una cinta, para no hacer trampa, porque los pies van por libre y siempre quieren tocar suelo. “Pareces una maestra de bondage”, ironiza Gustavo mientras Susana Brunel me ata. Es la responsable de prensa de Aspaym, que significa Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos. Cuando lleguen las cuestas, Carmen Vila, que trabaja con ella, será mi motor. Después dicen de los periodistas…

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