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El calvario de un español que trabajó para Apple: "Se convirtió en una pesadilla"

Álvaro Girona ha relatado que ha recibido varios tratamientos antidepresivos y que aún no se ha curado de las secuelas.

Imagen del logo de Apple en su sede de Manhattan, en Nueva York.
Imagen del logo de Apple en su sede de Manhattan, en Nueva York. Reuters

Un español que ha trabajado para Apple durante tres años ha relatado en su perfil de Linkedin lo que vivió durante su etapa en la empresa. "Lo que para muchos sería un sueño, no tardó mucho en convertirse una pesadilla para mí", ha señalado el joven.

El extrabajador, Álvaro Girona, ha señalado que, a pesar de haber dejado la empresa hace año y medio, aún no se ha recuperado de los daños causados: "Mi vida durante los últimos dos años ha pasado por diferentes tratamientos antidepresivos y he sobrevivido a varios intentos de suicidio".

El joven ha afirmado que trabajó durante más de tres semanas seguidas incluyendo fines de semana y festivos en jornadas de más de 16 horas de media, y que podían alcanzar las 20 horas. Ha relatado que se iba a dormir a las siete de la mañana y se levantaba tres horas después con mensajes de sus directivos "exigiendo que trabajase más duro" porque iban "con retraso".

Llegó a perder 16 kilos 

El ingeniero ha subrayado que "llegó a tener casi el triple de contribuciones en commits y cambios en líneas de código que cualquier otra persona en el equipo".

Asimismo, ha recalcado las secuelas que le dejó en su cuerpo el trabajar para Apple: "Llegué a perder 16kg de peso, pasando de 80 kilos a 64 en pocos meses". "Midiendo 1,90 recuerdo la forma exagerada en la que se me marcaban los huesos y las costillas", ha añadido. Le negaron el acceso al presupuesto de formación, dado que "Apple paga bien" y tuvo que abonar los gastos de su bolsillo.

Su salud no aguantaba más

Girona ha denunciado que en verano le impidieron tomarse unas vacaciones y tuvo que cubrir él solo el mes de agosto. "Me dijisteis que no iba a poder disfrutar de mis días de vacaciones en lo que quedaba de año porque no daba tiempo y las iba a perder", ha mantenido. 

"Este esfuerzo inhumano no sólo nunca me fue reconocido ni retribuido, sino que los abusos y malos tratos en al ámbito laboral fueron cada vez a más, hasta el punto de destrozarme completamente", ha agregado.

El joven ha señalado que tuvo que salir de aquel lugar y decidió "pedir una excedencia voluntaria que finalizó hace dos semanas", dado que su salud y su cuerpo no daban más de sí. Girona sentencia con que por su parte está "mucho más cerca de salir del pozo de mierda y depresión" y "sin miedo a hablar públicamente".

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