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El cambio climático y el regadío esquilman el Ebro

El cambio climático reducirá un 20% los recursos hídricos este siglo

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El río Cinca, el principal afluente del Ebro por su volumen de agua, bajaba así esta semana a su paso por Aínsa, en el Pirineo oscense.

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@e_bayona

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Las tablas de aforos del Ministerio de Medio Ambiente dan fe de cómo, en un proceso largo y sostenido, los caudales que el río aporta al Mediterráneo van menguando: la media se sitúa esta década en el entorno de los 10.000, tras no haber alcanzado los 9.000 en la anterior ni en la última del año pasado. Por el contrario, en los años 70 superaba los 14.000, en los 60 se acercó a los 17.000 y en los 50 rondó los 13.000. En las dos primeras décadas de este siglo era frecuente que superara los 20.000, e incluso, como ocurrió en 1915, los 30.000

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El cambio climático reducirá un 20% los recursos hídricos este siglo

El Inventario de Recursos Hídricos del Ebro recoge cómo desde 1996 “se ha constatado una disminución de las aportaciones de los ríos, que se ha justificado por el aumento de los consumos de regadío en la cuenca”. Estos han aumentado de menos de 700.000 hectáreas a más de 900.000 en apenas quince años, lo que sitúa su demanda en 7.681 hectómetros, a la que se suman 147 para usos industriales, 385 para áreas urbanas y las 138 de los ocho trasvases.

El río Cinca, uno de los afluentes más castigados por la bajada del volumen del agua.

No obstante, los técnicos de la CHE apuntan otras razones para ese descenso de los recursos hídricos, como “ligeros descensos de la escorrentía en las cabeceras de los ríos” por el incremento de la superficie forestal en esas zonas –causado a su vez, por el declive de la agricultura de montaña- y una “apreciable disminución del carácter nivopluvial de los ríos pirenaicos”. Es decir, que nieva y llueve menos y los bosques retienen una mayor cantidad de agua.

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Once ríos en situación de emergencia o de alerta

El último año hidrológico fue especialmente irregular, con un episodio de sequía en pleno invierno y una inusual escasez de precipitaciones en verano que llegó a secar los pastos en el Pirineo y que hizo que algunos ríos no alcanzaran el caudal ecológico en el mes de septiembre.

“Llega menos agua porque la usamos más”

“Llega menos agua a la desembocadura porque la usamos más”, dice Francisco Pellicer, director del Centro Ambiental del Ebro, que llama la atención acerca de que los datos de las aportaciones del Ebro “no son de hidrología natural sino alterada. Prefiero hablar de cambio ambiental, que es un término que reúne los efectos del climático y del antropogénico; es decir, las modificaciones provocadas por la acción del hombre”.

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