La cara más desconocida de la industria del huevo en España: el 70% de las gallinas llegan al matadero hacinadas
56 millones de gallinas continúan explotadas en cárceles diminutas en España. El fotoperiodista Aitor Garmendia documenta, en colaboración con Animal Save Movement, cómo actúa la industria del huevo en la Península.
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Sobre suelos de alambre y en un espacio similar al de un folio malviven otro año más el 70% de las gallinas enjauladas en España. Tras una vida de padecimientos, la industria mutila el pico de estos animales y los introduce en otras jaulas, aplastados unos contra otros. Cargadas en un camión, las gallinas tienen un solo destino: el matadero. Allí, los ganaderos meten sus cabezas en un baño de agua eléctrica o las someten a gases asfixiantes para, finalmente, cortarlas el cuello. Así lo ha vivido y contado a Público, Aitor Garmendia, fotoperiodista y autor del documental Huevo.
Según los cálculos del Sistema Integral de Trazabilidad Animal (SITRAN), el censo de gallinas explotadas (de producción y reproducción) por el sector del huevo español es de 56 millones. De la población destinada a la producción —que asciende a 47 millones de aves—, 34 millones de ellas viven hacinadas en jaulas. Las otras 9 millones restantes corresponden con las gallinas destinadas a la reproducción. Estos datos colocan a España como el segundo país de la Unión Europea con mayor número de gallinas explotadas, muy por encima de la gran mayoría de países miembros europeos.
Garmendia narra en su documental, en colaboración con Animal Save Movement, cómo actúa la industria del huevo en España. Entre 2018 y 2022, el fotoperiodista ha logrado acceder a las granjas de uno de los mayores productores de huevos en España con el objeto de aportar información al creciente debate social sobre la ganadería industrial.https://youtu.be/hgnfUko0yKM38 millones de pollos son triturados vivos
La industria de la granja, debido a la presión ejercida para producir huevos, al hacinamiento y a las condiciones ambientales, genera múltiples enfermedades y patologías en las gallinas. Muchas de ellas mueren antes de llegar al matadero y sus cadáveres pueden permanecer en el suelo de la jaula, junto al resto de gallinas vivas, durante días o semanas.
“Si aceptamos el consumo de huevos como parte de nuestra dieta, tenemos que asumir nuestra complicidad con los abusos”
En el caso de los machos, la industria los separa de las hembras —mediante el procedimiento sexado—, para después matarlos. Actualmente, en torno a 38 millones de pollos machos son triturados vivos o gaseados cada año en España. “Si aceptamos el consumo de huevos como parte de nuestra dieta, tenemos que asumir nuestra complicidad con los abusos. No existe lo uno sin lo otro. El maltrato, la explotación y la muerte sistemática son consustanciales a su consumo”, declara Garmendia en su investigación. Pasillo de una de las naves de la explotación. Aitor Garmendia.Dolor crónico y fracturas en los huesos
El 1 de enero del año 2012 entró en vigor la normativa comunitaria que obligaba, entre otros requerimientos, a ampliar el espacio de las jaulas (de 550 centímetros cuadrados a 750 por gallina). Esto supuso cambiar todas las jaulas existentes. El documental de Garmendia señala que el porcentaje de granjas dedicadas a la producción con sistema de jaulas se ha reducido casi a la mitad, pasando de suponer el 60,5% del total en 2013, al 31,61% en 2021. Sin embargo, los datos del estudio confirman que el número de gallinas que viven en jaulas supone el 70% del total.
El autor de la investigación cuenta que las gallinas ven frustrados sus comportamientos naturales dentro de las jaulas: “Muchas de ellas, debido a la presión productiva para la puesta de huevos, sufren debilidad ósea, dolor crónico y fracturas en sus huesos”. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) expone a través de un informe que las gallinas hacinadas están más expuestas a bacterias, niveles de microorganismos y amoníaco y una tasa de mortalidad mayor.
En estos sistemas los animales también tienen brotes de canibalismo donde se picotean la cabeza, la espalda, la cloaca, se arrancan las plumas y, todo ello, puede acabar desembocando en muerte. Actualmente, 10 millones de gallinas malviven en sistemas alternativos como el campero, en suelo y el ecológico. Ocultar información al consumidor
La producción intensiva de pollo es una de las más importantes para la industria española, pero también una de las más desconocidas para la ciudadanía. “La industria ganadera es hermética y trata de ocultar sus actividades al consumidor”, asegura el autor de la investigación. El fotoperiodista añade que la imagen que proyecta la empresa mediante sus campañas de publicidad y propaganda dista mucho de la realidad. “Con esto, impide el derecho de acceso al consumidor y la toma de decisiones libres e informadas”, dice.
En 2020, Público pudo adentrarse en el interior de uno de los centros donde se maltratan gallinas y comprobar cómo los pollos viven en una continua tortura.
“Estas fábricas de carne concentran toda la crueldad de la que es capaz el ser humano por amasar dinero: tortura animal, matanzas en masa, mutaciones genéticas, insalubridad...”, cuenta Ana Pardo de Vera, directora de relaciones institucionales de este diario, que colaboró en aquel reportaje. Pardo de Vera asegura que en estos centros maltratan y torturan impunemente a los animales. “Invito a que vayan a ver esas cámaras de tortura, a ver si siguen comiendo esa pseudocarne infeliz. Yo, desde luego, no pude”, declara.https://www.youtube.com/watch?v=aOue7r6s4bE&ab_channel=DiarioP%C3%BAblico
De acuerdo con la información del último Eurobarómetro sobre las actitudes de los europeos hacia el bienestar de los animales, cada vez hay más conciencia sobre el trato que reciben los animales en granjas y más personas que exigen información.
“Los animales no tienen derechos, tan solo medidas que regulan su maltrato. La gran mayoría de la violencia que sufren es completamente legal”
Actualmente, la legislación europea permite la explotación de los animales en todos los sistemas: jaulas, suelo, campera y ecológica. “Si nos ponemos en el lugar de los animales, la legislación en España no ha avanzado en los últimos años. La ley tiene muy poca utilidad. Los animales no tienen derechos, tan solo medidas que regulan su maltrato. La gran mayoría de la violencia que sufren es completamente legal”, opina Garmendia.
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