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Castilla-La Mancha, tu destino de turismo activo en el puente de Todos los Santos 

Castilla-La Mancha es una región que se lo ofrece todo a sus visitantes y que apuesta especialmente por el turismo activo. Sus parajes naturales privilegiados y una gastronomía única la convierten en un destino perfecto también para una escapada de cuatro

© Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

L. M. G.

Está ahí mismo y lo ofrece todo. Así es Castilla-La Mancha, una región privilegiada en cuanto a sus espacios naturales, que siempre sorprenden al viajero. Alberga lugares de una gran biodiversidad, donde quizás puedas cruzarte con la especie más amenazada del planeta, el lince; contemplar cascadas, hayedos, dehesas centenarias, antiguos volcanes, cañones fluviales… 

La lista de especies y enclaves naturales de Castilla-La Mancha resulta casi infinita. Lugares asombrosos y cautivadores, destinos idóneos de ecoturismo, alejados del ajetreo y el ruido de las grandes urbes, donde es posible desconectar de verdad y disfrutar con los cinco sentidos de su naturaleza excepcional.

Parques con personalidad propia

Por su innegable relevancia, resulta imprescindible conocer dos Parques Nacionales como los de las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, de especial atractivo en años de grandes lluvias, y Cabañeros, entre Ciudad Real y Toledo, donde se entremezclan amplias dehesas y un denso monte mediterráneo, en un excelente estado de conservación.

No menos interesantes resultan los siete Parques Naturales de la región. En las Lagunas de Ruidera, un rosario de humedales entre las provincias de Albacete y Ciudad Real, te encandilarán las mil y una tonalidades de azules y turquesas de sus limpias aguas, donde es posible practicar el submarinismo. Un paisaje bien diferente, pero no menos sorprendente, te encontrarás en el Alto Tajo, donde son protagonistas los imponentes cortados rocosos de areniscas y calizas.

La Serranía de Cuenca, tierra de densos pinares y escarpados roquedos, constituye un apreciado destino para el senderismo. La Sierra Norte de Guadalajara acoge las cumbres más altas de la región, además de bosques relictos y preciosos pueblos. Y en el Valle de Alcudia y Sierra Madrona, en el extremo meridional de Ciudad Real, te sentirás abrumado ante la visión de sus magníficas dehesas, que se extienden casi hasta donde alcanza la vista.

Castilla-La Mancha es un destino de naturaleza y ecoturismo y en estos lugares podrás observar más de 350 especies de aves, practicar senderismo y microturismo, especialmente tras las últimas lluvias, espeleología, rutas en agua, rappel, y después reponer fuerzas en los numerosos establecimientos gastronómicos que hablan como nadie de una región que combina tradición y vanguardia gastronómica.

© Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

Cielos privilegiados 

La región castellanomanchega cuenta igualmente con unos cielos privilegiados. A diferencia de las grandes ciudades o las zonas costeras, donde es difícil poder apreciar las estrellas, Castilla-La Mancha ofrece un escenario inmejorable para la contemplación y disfrute de la bóveda celeste, lejos de los principales focos de contaminación lumínica.

Cada vez más las personas encandiladas por el astroturismo o turismo de estrellas visita la región para observar sus cielos. Se trata de una modalidad del ecoturismo en auge durante los últimos años. Es tal la importancia de la región castellanomanchega, en el ámbito del astroturismo, que diversos espacios naturales y otros enclaves han sido declarados como Destinos Turísticos Starlight, contando por ello con el apoyo y el respaldo de la Unesco, de la Unión Astronómica Internacional y de la Organización Mundial de Turismo.

La Serranía de Cuenca, el Valle de Alcudia y Sierra Madrona (Ciudad Real), la Sierra de Alcaraz y Campo de Montiel (Albacete) y la Sierra del Segura (Albacete) figuran en esta privilegiada selección de destinos, sin olvidarnos de espacios donde se aprecia como en ningún otro lugar el cielo nocturno, como son Cabañeros y los Montes de Toledo.

Sigüenza habla por Guadalajara 

'Perderse' por el Alto Tajo resulta siempre una experiencia inolvidable, al igual que por la Sierra Norte hasta llegar a Sigüenza, un enclave de Guadalajara plagado de historia y, como no, de una excelente gastronomía. Sigüenza es una ciudad situada estratégicamente para controlar el paso del alto Henares y los valles de los ríos Dulce y Salado. Visitar Sigüenza es empaparse de sus vestigios celtíberos, romanos, visigodos y árabes. Además, forma parte desde este mes de octubre de la red Best Tourism by UNWTO, que reconoce a la localidad por su compromiso con la innovación y la sostenibilidad desde todos los aspectos: económico, social y ambiental, y su dedicación al fomento del turismo en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El castillo, hoy convertido en Parador, domina la ciudad; la Casa del Doncel es de obligada visita, como la Iglesia de San Vicente o de Santiago y los restos de murallas imbricados por la ciudad. Su catedral supone es una visita imprescindible, con su presencia cisterciense o primer gótico. Conviene no perderse la parte renacentista y barroca que se imprime en las calles y plazas, que se ve en palacios y casas, que se percibe en conventos y ermitas. Esta Sigüenza la encontramos en la Plaza Mayor o el Barrio Humanista, en la casa Plateresca o el Palacio Episcopal, en el Convento de San Francisco o Nuestra Señora de los Huertos. Tres son los espacios naturales protegidos en esta comarca: el Parque Natural del Río Dulce, el Lugar de Interés Comunitario del Río Salado y la Microrreserva de los Saladares del Río Salado.

En cuanto a gastronomía de Sigüenza y su entorno, destaca su gran calidad, tradición y buenas manos, basada en productos de la zona. Destacan el asado de cordero o de cabrito, las migas acompañadas con chorizo, torreznos, la sopa castellana, los productos de caza o matanza, la trucha escabechada o con jamón y, como postres, no se pueden dejar pasar las yemas del Doncel, los bizcochos borrachos y los elaborados con miel. Además, Sigüenza atesora nada menos ue dos establecimientos con una estrella Michelín cada uno: el Restaurante El Doncel y Molino de Alcuneza.

Cuenca no defrauda 

En Cuenta se funden la naturaleza, el arte y la vanguardia. Es ciudad para olvidarse de las prisas, para relajarse y olvidarse de las visitas apresuradas. Sus calles y rincones monumentales son excepcionales, especialmente cuando se iluminan por las noches, y descubrir escondidos secretos de callejones, fachadas y callejuelas. Su catedral y su Plaza Mayor hablan por una ciudad que se asoma al Júcar colgada desde la pared que la sustenta, un Patrimonio de la Humanidad que invita desde su percha a transitarla la urbe con calma, degustarla y llevársela prendida.

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Especialmente dignos de mención son el Museo Paleontológico y el Museo de las Ciencias. Y es que la cultura y el arte se respiran por cada rincón de esta ciudad, con museos de referencia nacional como el Museo de Arte Abstracto, situado en las Casas Colgadas, que exhibe de forma permanente una colección de pinturas y esculturas de artistas españoles de la generación abstracta de los años 50 y 60, que configuraron algunas de las tendencias más significativas del arte en España a mediados del siglo XX.

La provincia de Cuenca posee una belleza extraordinaria con pueblos como Belmonte y su imponente Castillo, una edificación del año 1400 que conserva detalles mudéjares, góticos y elementos originales de cinco siglos atrás. Y en la Puerta de la Serranía se sitúa Priego, que conserva una riqueza arquitectónica reconocida en la provincia de Cuenca. Si eres amante de la naturaleza no puedes perderte el Parque Natural de la Serranía de Cuenca y el Parque Cinético de El Hosquillo, y a la hora de probar la gastronomía tradicional conquense, tan variada como su geografía, no te pierdas el morteruelo, ajo arriero, chorizos, zarajos, cordero, perdices, truchas, quesos y alajú. Mención especial merecen los excelentes vinos de la tierra y digestivos licores, como el Resoli y el Aguardiente de la Sierra, que pueden degustarse en enclaves como el restaurante Casas Colgadas, que se ubica en las propias Casas Colgadas. Qué mejor nombre.

Toledo lo tiene todo 

Otro enclave castellanomanchego que derrocha historia y goza del reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad es Toledo, que mezcla tiempos y pobladores, culturas y religiones. Todos los estilos están en sus monumentos. Toledo no deja indiferente y se nos clava en la memoria como el lugar al que volver siempre y que nunca terminaremos de conocer.

El Torno del Tajo siempre fue un lugar de privilegio y en Toledo queda patente por construcciones como el Alcázar, la Catedral, las murallas o el Castillo de San Servando, y la Mezquita del Cristo de la Luz, la Sinagoga de Santa María La Blanca y la Sinagoga del Tránsito, que aclaran por qué Toledo es conocida como sobrenombre de Ciudad de las Tres Culturas.

En Toledo no podemos dejar de visitar la Sierra de San Vicente, y en la visita a la provincia un punto imprescindible es Consuegra, con su conjunto de Molinos de viento, que se alza como el mejor conservado de España y donde puedes ver los 12 que todavía se conservan, en alguno de ellos con su mecanismo completo. Otra parada obligada es Oropesa y su Castillo, uno de los principales atractivos de la localidad. Está formado por dos castillos, uno más antiguo de origen árabe entre los siglos XII y XIII y otro más nuevo construido por los Condes de Oropesa durante el siglo XV.

Ciudad Real activa 

En Ciudad Real hay numerosas poblaciones que sorprenden al viajero, comenzando por En Ciudad Real destaca igualmente Almadén y su Parque Minero, que es patrimonio de la humanidad por la Unesco; o Almagro, en el Campo de Calatrava. Almagro está el centro mismo de la provincia , lo cual la convierte en un magnífico destino para tomarlo como punto de partida a otras zonas de la provincia. Almagro es la ciudad del teatro de corral y alberga el único Corral de Comedias, que se ha mantenido intacto y en activo desde principios del siglo XVII hasta nuestros días, y que es, en buena parte, el emblema de la ciudad.

Pero Almagro no es sólo el Corral de Comedias o la actividad que de él se deriva. Declarada Conjunto Histórico Artístico, la ciudad entera nos envuelve en cultura, arte, tradición y sabor castellano. El paseo por sus calles nos obsequiará con el deleite de cada uno de sus rincones, abriendo la mirada que inquieta no sabrá donde elegir posarse. La Plaza Mayor, monumental y amplia, destaca por los soportales repechados tras las columnas toscanas de piedra, que sostienen unas galerías cubiertas que la hacen única en su clase.

Obras civiles, detalles en las fachadas, conjuntos urbanos y el propio trazado de la villa, se alían para seducirnos entre innumerables deleites de caminos, descansos, actividad y contemplación, que hará que nos sintamos reconfortados en la visita y nostálgicos al partir. Pasear por las calles de Almagro constituye una invitación a sumergirnos en su pasado, en la leyenda de monjes guerreros y caballeros, en la grandiosidad de sus iglesias y conventos, o en la perfecta traza de su inalterado Barrio Noble.

Albacete, moderna, bulliciosa y limpia 

Albacete es la ciudad más poblada de Castilla-La Mancha. Es una capital moderna, alegre y bulliciosa con grandes espacios para el viandante, con muchas calles peatonales e innumerables parques y jardines. Además, se encuentra entre las ciudades de más de 100.000 habitantes con menor presencia de contaminación de toda Europa. Su situación llana y la eliminación de barreras arquitectónicas han propiciado asimismo que sea una de las urbes con mayor accesibilidad.

Muestra de la importancia de la industria y el comercio en la ciudad es su Barrio de la Industria, nacido a consecuencia del crecimiento de la localidad. Y el Pasaje Lodares, una galería comercial y residencial ejemplo de arquitectura modernista de principios del siglo XX. Si nos centramos en patrimonio artístico, no podemos dejar de visitar la Catedral de San Juan Bautista, su Teatro Circo, el único de España y declarado bien de interés cultural; o su atractivo Museo Arqueológico, sin olvidarnos del Museo de la Cuchillería, todo un clásico en un enclave mundialmente conocido por sus navajas y cuchillos.

La provincia ofrece el paisaje típico de la llanura manchega que contrasta con el terreno montañoso de las Sierras de Alcaraz y del Segura. Cuenta con dos parques naturales, que son el Parque Natural de los Calares del Río Mundo y la Sima y las Lagunas de Ruidera. La provincia cuenta con municipios de interés como Alcalá del Júcar, Almansa, Alcaraz, Chinchilla de Montearagón, Letur, Villarrobledo y Hellín. 

Una región para chuparse los dedos

Castilla-La Mancha cuesta con establecimientos gastronómicos únicos, algunos de ellos presentes en guías gastronómica nacionales o internacionales o premiados en categorías profesionales. La región cuenta con grandes chefs galardonados con Soles Repsol y Estrellas Michelín, que defienden el producto de proximidad y apuestan por la vanguardia sin olvidarse de las raíces de la tierra. Repartidos por restaurantes de referencia de las cinco provincias, los puedes encontrar en la página web de Raíz Culinaria Castilla-La Mancha.

Y sin soles ni estrellas, pero también brillando en el universo gastronómico de Castilla-La Mancha, hay cientos de restaurantes de las cinco provincias castellanomanchegas que ofrecen al viajero platos de siempre y de ahora, cocinados con mimo y esmero para deleitar cuando se sientan a la mesa a quienes visitan la región.

Tampoco podemos olvidarnos de las Rutas del Vino y sus viñedos que crecen sobre la caliza y arcillosa llanura manchega, en una región donde los caldos adquieren dimensión internacional, ni del propio Museo Torre del Vino, que se encuentra en la localidad de Socuéllamos.

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