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La difícil hazaña de salir vivo de la perrera

Después de las Navidades, aumenta el número de abandonos de perros y gatos. Para muchos, su vida acaba en el momento en el que sus dueños se desprenden de ellos. Pero veterinarios, protectoras y voluntarios luchan para que estos animales abandonados —y casi siempre maltratados— tengan una segunda oportunidad.

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Un perro abandonado en una perrera de Madrid.

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MADRID.- Los vecinos de un bloque de pisos de Pinto (Madrid) alertaron de los ladridos desesperados de una perrita que durante días no calló hasta que el cansancio, el hambre y la sed pudieron con ella. Y se hizo el silencio. El animal ya no molestó, los vecinos se olvidaron y volvieron a sus vidas. Pero Lula —una perra de 12 kilos — seguía en el edificio.

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Para prevenir comportamientos indeseados, y por tanto el abandono y la eutanasia, un estudio propone medicalizar y esterilizar a los animales

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A pesar de todo, Lula se recuperó de las secuelas físicas y psicológicas. “Estaba muy falta de cariño y tenía miedo porque probablemente fue golpeada”, añade Ortiz. Después de tres meses de acogida en una familia, ya vive en su nuevo hogar. Pero no todos los animales maltratados y abandonados corren la misma suerte.

Gatos abandonados.

Según el trabajo, en el que participaron más de 400 veterinarios, los dueños se quejaban de sus perros porque destruían cosas, agredían y orinaban en la casa. En el caso de los gatos, se deshacían de ellos por orinar en el hogar, arañar los muebles, maullar, gruñir o ronronear en exceso.

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La única condición para dejarlos desde este último año en este centro es ponerles de forma obligatoria el microchip y vacunarles de la rabia. En función del centro y del ayuntamiento se cobran también algunas tasas que suelen ser simbólicas. “Pero no se les debería poner las cosas tan fáciles, aunque se corra el riesgo de que luego los abandonen en la calle”, señala Ortiz.

Los animales acogidos en todas las perreras municipales de España —salvo las de Catalunya— son sacrificados a los 10 días de su ingreso si antes no se ha localizado al dueño a través del microchip

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Según la legislación sobre protección animal, los animales acogidos en todas las perreras municipales de España —salvo las de Catalunya— son sacrificados a los 10 días de su ingreso si antes no se ha localizado al dueño a través del microchip. En el centro madrileño, uno de cada cuatro perros es sacrificado. En el caso de los gatos, la cifra es muy superior: casi el 80% es eutanasiado —2.511 felinos en 2013, una media de 10 al día—.

Perros en la perrera.

Su compromiso —que le costó el puesto— fue tratar a los animales enfermos y buscarles una segunda oportunidad. “Yo no los sacrifico”, dice el veterinario, fiel a sus creencias con el respaldo de la protectora. “El sacrificio debe ser una ayuda a un animal que está sufriendo sin solución para que tenga una muerte digna”, manifiesta.

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En la mayor perrera de Madrid, uno de cada cuatro perros es sacrificado. En el caso de los gatos, la cifra es muy superior: casi el 80%

“Estamos a la expectativa de lo que necesiten”, informa el veterinario, que únicamente cobra a las asociaciones los medicamentos y lo que entra dentro de la producción de la empresa. Ningún veterinario que trabaja con protectoras pide por ello honorarios. Pero “la mayoría de los animales llegan en malas condiciones”, subraya Ortiz.

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La gran mayoría de protectoras logran que todos los perros y gatos de los que se hacen cargo encuentren un nuevo hogar, pero en el extranjero. “Un 80% son adoptados en Alemania, Bélgica y Holanda, donde se involucran más”, apunta Marta Gil. En España, “sólo se adoptan entre el 5% y el 6% de los animales”, asegura Gil.

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