Este artículo se publicó hace 3 años.
Educación en Madrid tras Filomena: crónica de un despropósito anunciado
La Comunidad de Madrid ha cambiado la fecha de inicio del curso escolar tras la nevada en cuatro ocasiones en algo más de una semana. Profesores y sindicatos de enseñanza muestran su indignación por la falta de previsión y por la desidia del Gobierno regi
Marisa Kohan
Madrid-
El pasado lunes por la noche la Comunidad de Madrid anunció que la vuelta al colegio de los estudiantes de 3º y 4º de la ESO, así como los de Bachillerato, se adelantaba un día. En lugar de hacerlo el jueves 21, como se había anunciado, los centros que lo desearan y reunieran las condiciones, podían hacerlo el mismo miércoles. Un anuncio que llegaba poco más de 24 horas antes de que los centros educativos tuvieran que abrir sus puertas. Se trata, tal como denuncian profesores y sindicatos de la enseñanza, de la tónica habitual con la que el Gobierno de Madrid ha gestionado la crisis de Filomena, que califican como "nefasta".
Esta comunicación, la última conocida hasta el cierre de esta información, supone el cuarto cambio de fechas en algo más de una semana que ha realizado la Comunidad de Madrid desde la gran nevada que dejó Filomena en la región.
La veda de comunicados se abrió en la tarde del pasado viernes 8 de enero, cuando la Consejería de Educación y Juventud solicitó a los centros educativos que dejaran encendida la calefacción todo el fin de semana para mitigar los efectos de lo que ya se comprobaba que era la mayor nevada en varias décadas. En un tuit de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, publicado en su red social ese mismo viernes a las 6.26 de la tarde, afirmaba que había "dado la orden de dejar la calefacción puesta en todos los colegios, institutos, escuelas infantiles y demás centros durante todo el fin de semana, de cara al lunes". Para entonces, ya era imposible acceder a muchos de los centros educativos debido a la intensidad de la nevada, que estaba dejando miles de vehículos varados en las carreteras y en las vías de circunvalación de la capital. El caos comenzaba a ser notable, pero Madrid se resistió a posponer el inicio de las clases.
El sábado 9, sólo 48 horas antes del comienzo del curso tras las vacaciones de Navidad, el Gobierno de Madrid anunció que posponía el inicio de las clases dos días. Es decir, que lunes y martes no habría clases y que el primer día lectivo sería el 13 de enero. Sin embargo, el mismo día 11 la Consejería de Educación volvió a anunciar un retraso de las clases presenciales. En este caso se posponía la vuelta al colegio hasta el 18 de enero. El lunes 15, el departamento que dirige el consejero Enrique Osorio volvió a cambiar las fechas. En esta ocasión anunció un nuevo retraso para las vuelta a las aulas y dijo que esta se produciría de forma algo escalonada: los alumnos y alumnas de Infantil, Primaria y los primeros dos cursos de la ESO volverían presencialmente a clase el día 20 de enero, mientras que el estudiantado del resto de la ESO, Bachillerato y la Formación Profesional lo haría el jueves 21.
"Lo que estamos viviendo es una serie de negligencias administrativas por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid que son casi delictivas", afirma un profesor de secundaria de un instituto madrileño que no da su identidad porque la propia Comunidad de Madrid no permite a los docentes dar su opinión a los medios de comunicación. "Los docentes estamos secuestrados desde septiembre, mes en el que el Gobierno de Madrid nos prohibió que habláramos con los medios de comunicación. Preveían que sería un años con muchas negligencias y querían dificultarnos la labor de informar a la prensa", añade el docente.
Según este y otros profesores consultados por Público en calidad de anonimato, lo que está pasando en Madrid viene más atrás de Filomena, pero la tremenda nevada que dejó consigo la borrasca ha puesto mucho más en evidencia las carencias e improvisaciones en la gestión de la Educación en la Comunidad de Madrid. "Con el tema de Filomena no hay ninguna organización por parte de la administración. Nos informan de todo con 24 o 48 horas de antelación, lo que significa no entender cómo funciona el sistema educativo, ni los tiempos necesarios para preparar una clase, planificar un trimestre, fijar fechas de exámenes, fijar fechas de entregas… Que me digan por tercera vez en seis días que cambias las fechas de incorporación a clase es un desastre. Implica contactar con 100 alumnos y sus familias, cambiar planes, preparar clases online...", señala uno de los docentes.
El caos llegó hasta tal nivel, denuncian diversos profesores, que el miércoles 13 de enero un tuit de Díaz Ayuso afirmaba que las clases presenciales se reiniciarían el 18 de enero y que desde ese mismo miércoles se harían de forma telemática cuando la realidad es que las clases telemáticas habían comenzado ya desde el lunes 11. El anuncio de que la Comunidad planeaba ampliar las clases tres días en junio para recuperar horas lectivas fue la gota que colmó el vaso de la indignación para muchos y muchas docentes. "El anuncio de Ayuso no solo contribuye a la desinformación y al caos, sino que además supone un desprestigio del profesorado, porque trasmite a la población la idea de que no hemos estado haciendo nada, cuando esto no es cierto", afirma otro profesor madrileño.
Los problemas de la enseñanza en Madrid vienen arrastrándose desde hace años, afirman los docentes consultados. Desde tiempos de Esperanza Aguirre, cuando se comenzó a primar a la Educación privada y concertada sobre la pública, "robando o restando fondos para premiar a la concertada", lo que, afirman, genera una sensación a la ciudadanía de que la enseñanza pública funciona mal y que hay que llevar a los niños a la concertada.
EducaMadrid, un sistema que no funciona
Esta idea, afirman diversas fuentes, es la que se manifiesta a través de la plataforma EducaMadrid, el sistema telemático de educación a distancia que la escuela pública está obligada a utilizar. Profesores y sindicatos denuncian que la plataforma no funcionó la primera semana, sufriendo caídas constantes que hacían imposible dar clases. Algunos profesores confiesan que la única manera que tienen para intentar asegurar que sus alumnos pueden ver las clases es grabarlas por sus propios medios y subirlas a la plataforma para que sean accesibles en momentos en que la plataforma no esté caída. Si bien reconocen que en los últimos días da menos fallos, afirman que ha sido prácticamente imposible seguir las clases durante la mayor parte del tiempo. Otros confiesan que, aunque no esté permitido hacen uso de otras plataformas con tal de conseguir avanzar en las asignaturas.
"La acción educativa se ha mantenida a base de ampliar las jornadas laborales, conectarse en horarios muy tempranos por la mañana y tarde por la noche con mucho esfuerzo de los equipos docentes y de los alumnos", afirma Isabel Galvín, Secretaria General Enseñanza CCOO Madrid. Tanto este sindicato como diversos profesores coinciden en afirmar que la plataforma de educación a distancia EducaMadrid no ha funcionado ni estaba preparada para las clases no presenciales, a pesar que desde marzo pasado, durante el Estado de Alarma, se habían detectado importantes fallos del sistema que la Comunidad se comprometió a solucionar.
Esta sindicalista afirma que la Comunidad de Madrid tampoco había solventado las necesidades de los alumnos en materia de brecha digital, "por lo que las diferencias en el acceso siguen existiendo y no todos los alumnos podían conectarse. "Lo que ya pasó en marzo sigue pasando un año después porque no se ha abordado la situación. Se han dedicado a otras cosas".
Otra marca de la casa del Gobierno de Madrid, afirman varias fuentes consultadas, es la obsesión por pasar la responsabilidad a profesores y directores de centros educativos. Galvín afirma que se cargó a los directores toda la responsabilidad de subsanar los desperfectos de los centros y que "sólo tras una importante ola de críticas y protestas la Comunidad ha firmado un acuerdo con el Colegio de Aparejadores, que están yendo a los centros a certificar las condiciones". Estos especialistas, afirma el sindicato, sólo han llegado a revisar unos 900 centros y los informes que realizan los aparejadores "los tiene que pagar cada centro porque la Consejería de Educación mira para otro lado".
Pasada la borrasca, y en espera de que las lluvias se lleven por fin las montañas de hielo apiladas en los municipios madrileños, los y las estudiantes regresarán a sus aulas esta semana en unas condiciones que, según alerta Galvín, son cualquier cosa menos seguras: "Volvemos a las aulas en pleno invierno, en lo peor de la pandemia y sin que los equipos de medición del aire, filtrado y aclimatación se hayan instalado. Aún no hemos visto los equipos que se nos prometió que estarían instalados a finales del trimestre". Y los datos facilitados por algunos centros son para preocuparse: "nos dicen que el número de casos notificados por las familias es el más alto desde marzo", señalan desde CCOO. "Pero sobre esto no se informa. No hay cifras oficiales. Como no ha habido docencia presencial, no ha sido preciso cerrar los centros. Pero la percepción general es que los datos son más elevados que en la primera y la segunda ola".
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