Hallan restos de pesticidas ilegales en la orina de menores españoles
Incluso después de haber sido prohibidos por su peligro para la salud humana, ciertos pesticidas siguen contaminando los alimentos que consumimos.
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"El 60% de los niños y niñas tenían restos de diazinón en la orina", explica a Público la doctora en Ciencias Ambientales e investigadora de la Universidad de Granada Carmen Freire, coautora de un trabajo donde se analizaban muestras de 606 niñas y 933 niños entre siete y 11 años de distintas zonas urbanas y rurales de España.
El hallazgo, publicado en la revista científica Environmental Pollution este año, es grave por varios factores. Primero, por la elevada genotoxicidad de este insecticida organofosforado, empleado para el control de plagas en la agricultura y de reconocidos efectos carcinógenos, según admite la OMS desde 2015.
Y, segundo, porque resulta que el diazinón fue prohibido el 7 de junio de 2007 en la Unión Europea para su uso agrícola –y para su uso en collares antipulgas para mascotas en 2013–, precisamente, por su peligrosidad para la salud. ¿Qué hacía ahí, en el organismo de esos niños, un tóxico que es ilegal en nuestro país desde hace años?
Frutas y verduras contaminadas
"Se están usando en el campo compuestos que no son legales. Lo que no sabemos es la magnitud", señala Freire. Una buena prueba son los resultados de sus analíticas, con muestras que fueron tomadas entre 2010 y 2016.
Hay una correlación entre la presencia de pesticidas en el organismo de los menores y el adelanto de la pubertad
"Los residuos en la orina delatan una exposición muy reciente, de no más de 24 o 48 horas", apunta. A esto se añade la presencia de plaguicidas no permitidos en la Unión Europea en productos que importamos de terceros países –África, Asia, América Latina–.
El problema, según esta experta, no es la ingesta puntual, sino el cóctel que ingerimos a diario de todos esas sustancias tóxicas. "La exposición es continua", recalca. De hecho, otros pesticidas hallados en las muestras de los menores fueron fungicidas como el cancerígeno mancozeb –en el 50% de los casos– e insecticidas organofosforados como el clorpirifós –el 40% de los menores lo tenían–.
Ambos han sido prohibidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) por sus riesgos para la salud humana, en 2021 y 2020, respectivamente.
"Son compuestos neurotóxicos, carcinógenos y disruptores endocrinos", indica Freire. Entre otros efectos, su equipo del CIBERESP (Consorcio de Investigación Biométdica en Red de Epidemiología y Salud Pública) ha documentado una correlación entre la presencia de pesticidas en el organismo de los menores y el adelanto de la pubertad, ya que se trata de unos contaminantes ambientales con alta actividad hormonal.
"Los pediatras está viendo cómo en sus consultas cada vez son más frecuentes los casos de niñas de seis o siete años en esta situación", comenta.
Aparte de las implicaciones psicológicas que puede traer a una niña tener la menstruación con seis años, peor aún son sus consecuencias para la salud a largo plazo.
"Aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares y de cáncer de mama", advierte Freire. Lo mismo ocurre con los varones. "La pubertad temprana se ha relacionado con cáncer de testículos, próstata, alteraciones óseas y peor calidad seminal", añade.
Niños, más vulnerables
Aunque los pesticidas presentes en los alimentos nos afectan a todos, los niños son los más vulnerables, desde el estado fetal a la adolescencia.
Alrededor del 30% de la carga global de enfermedades en la infancia guarda relación con factores ambientales
Como nos recuerda Carlos de Prada, experto en contaminación ambiental y autor del libro Infancia sin pesticidas (Ediciones i, 2020), "los niños comen, beben y respiran más en proporción a su peso y su tamaño. Además, los mecanismos de desintoxicación de su sistema inmune aún no han madurado del todo, con lo que tienen más dificultad para eliminar esos pesticidas".
De hecho, según datos del Centro para el Control de Enfermedades de EEUU, se ha hallado una proporción mucho mayor de estas sustancias en niños de seis a 11 años que en adultos. Por algo, según la OMS, alrededor del 30% de la carga global de enfermedades en la infancia guarda relación con factores ambientales.
Más concretamente, "los plaguicidas están vinculados con enfermedades crónicas en los niños", denuncia este organismo en su Atlas sobre Salud Infantil y Medioambiente.
Pagar por el “lujo” de comer sin pesticidas
España es el mayor consumidor de pesticidas de la Unión Europea
"La exposición aumenta con el consumo de frutas y verduras frescas y crudas, más cuanto más próximo esté a la recolección", avisa Freire. La solución, según esta experta, pasa por "convencer a los gobiernos y a quienes toman las decisiones de que hay que promover modelos de producción agrícola que sean menos dependientes de estas sustancias tóxicas". No va a ser tarea fácil, ya que España es el mayor consumidor de pesticidas de la Unión Europea.
Mientras tanto, solo nos queda recurrir a las frutas y verduras ecológicas pagando de nuestro propio bolsillo el "lujo" de comer sin pesticidas.
Según señala De Prada, "hay diferentes estudios científicos que demuestran que cuando una persona pasa de comer convencional a comer ecológico, la presencia de los metabolitos de pesticidas cae espectacularmente en cuestión de pocos días".
En los casos en que esto no sea posible, Freire nos recomienda algunos trucos para reducir la exposición, como "retirar la piel, lavar bien los productos antes de ponerlos en el fruto o en el frigorífico".
Aunque no son garantía de eliminar los contaminantes por completo –algunos, por ejemplo, son absorbidos por el fruto y siguen ahí aunque los pelemos–, limitan su cantidad. En otros casos, cocinarlos hace que se degraden los pesticidas y pierdan toxicidad.
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