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Robert Merriman El héroe estadounidense de la guerra civil española que no aparece

El estudiante Milton Zerman recaudó más de mil dólares para instalar una placa conmemorativa en honor al brigadista Robert Merriman, excomandante del Batallón Abraham Lincoln y cuyo cuerpo sigue desaparecido.

Milton Zerman posa junto a la placa conmemorativa de Robert Merriman colocada en la fachada del antiguo hogar de los Merriman en Berkeley.
Milton Zerman posa junto a la placa conmemorativa de Robert Merriman colocada en la fachada del antiguo hogar de los Merriman en Berkeley.

Antes de convertirse en comandante del Batallón Abraham Lincoln y estado mayor de la XV Brigada Internacional, el estadounidense Robert Hale Merriman recorría los pasillos y las aulas de la Universidad de California en Berkeley, donde cursaba estudios de posgrado mientras impartía clases de economía. Eran los años 30 y, ya en aquella época, florecía en la institución académica el activismo estudiantil que hoy en día la caracteriza.

Ahora, más de ocho décadas después, esos mismos pasillos los recorre a diario Milton Zerman, un estudiante de historia de 21 años, que por primera vez escuchó las hazañas de Merriman en una de las asignaturas que cursó el año pasado: "La Historia del Fascismo".

Fue en esta clase donde Zerman descubrió España en el Corazón: La Historia de los Brigadistas Americanos en la Guerra Civil Española. un libro del catedrático y periodista estadounidense Adam Hochschild que recoge el sentir, los testimonios y contratiempos de Merriman y otros voluntarios que entregaron su vida defendiendo la República Española.

"El libro se centra bastante en la historia de Robert, pero, además, tiempo después supe que él también había sido una de las principales inspiraciones –o la principal inspiración– que dio vida al personaje de Robert Jordan en la novela Por Quién Doblan las Campanas, de Ernest Hemingway", explica Zerman en entrevista con Público.

Merriman encarnaba: un deseo de libertad y democracia que también impulsó a otra decena de estudiantes de UC Berkeley a integrar las Brigadas Internacionales y combatir contra las fuerzas franquistas

De padre judío, madre persa y con un abuelo que luchó contra las fuerzas de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, a Zerman le "fascinó" el deseo por la libertad y la democracia que Merriman encarnaba: un deseo que también impulsó a otra decena de estudiantes de UC Berkeley a integrar las Brigadas Internacionales y combatir contra las fuerzas franquistas durante la Guerra Civil Española (1936-1939).

En 1935, a las puertas de terminar el Doctorado en Economía, Merriman y su mujer, Marion, pusieron rumbo a Rusia. Allí el profesor tenía previsto investigar el modelo económico del sector agrícola soviético y escribir su tesis doctoral sobre el tema. Así lo describe Marion en Un Comandante Americano en España, un libro que junto a Warren Lerude, excatedrático de periodismo de la Universidad de Nevada en Reno y ganador de un Premio Pulitzer, publicaron en 1986.

Con el estallido de la guerra civil española, Merriman decidió sumarse a las brigadas internacionales en diciembre de 1936 y aportar a la causa republicana su experiencia como teniente de la reserva del ejército estadounidense.

"Su mujer decía que los americanos tenían que ganarles la batalla a los fascistas en España si la gente no quería ver morir a sus hijos en Alemania", recuerda Zerman.

Pero en febrero de 1937, Merriman recibió un disparo en el hombro durante la sangrienta Batalla del Jarama. Marion, que por entonces se encontraba en Moscú, viajó inmediatamente a España para cuidarlo y para asumir las funciones administrativas del batallón.

Unos seis meses después, Merriman le pidió a su mujer que regresara a EEUU y que recaudara fondos para la causa. Ella lo hizo a regañadientes, consciente de que Merriman no quería que siguiera arriesgando su vida.

En marzo de 1938, como estado mayor del XV Batallón Internacional, el combatiente lideró a sus tropas en la Batalla de Teruel. Pero, el 2 abril de ese año, tras una emboscada en Corbera de Ebro (Tarragona), desapareció.

"No sé sabe si murió en combate o ejecutado por las fuerzas franquistas", explica Zerman

"No sé sabe si murió en combate o ejecutado por las fuerzas franquistas", explica Zerman. "Hay quienes aseguran que lo vieron morir, pero no se sabe con certeza qué pasó".

En su libro, Hochschild cuenta que, décadas después de la muerte de Merriman, Marion recibió una carta de otro combatiente de su batallón, Fausto Villar Esteban, en la que éste aseguraba que el profesor había muerto a su lado, bajo fuego enemigo.

En la primavera de 1998, la revista de los Archivos de las Brigadas Abraham Lincoln (ALBA), The Volunteer, publicó una carta atribuida a Villar en la que éste relataba la muerte de Merriman.

"Ocurrió cerca de mí, a unos dos metros, cerca de mi jefe de mando, James Cody, que murió tratando de alcanzar Gandesa (no la carretera de Corbera como muchos han afirmado), durante la retirada de Aragón, luchando continuamente en desventaja, contra los ejércitos de Franco, Hitler y Mussolini, que nos rodearon de manera desafortunada aquel día", reza el texto.

"Creo que la elección heroica de Merriman de quedarse con sus soldados del Batallón Lincoln y no con su personal fue un gesto estupendo".

El cuerpo del voluntario jamás fue encontrado, ni siquiera tras los tres intentos de su esposa por localizarlo en España. Las investigaciones realizadas por el grupo DIDPATRI de la Universidad de Barcelona resultaron también infructuosas.

El 7 de abril de 2018, una placa conmemorativa diseñada por la escultora Mar Hernández Pongiluppi fue colocada en Corbera de Ebro

Pero a pesar de que su desaparición siga en el aire, el mito del brigadista no ha dejado de crecer. El 7 de abril de 2018, una placa conmemorativa diseñada por la escultora Mar Hernández Pongiluppi fue colocada en Corbera de Ebro, en el lugar donde se piensa que Merriman falleció.

El pasado 25 de enero, a iniciativa de Zerman, se inauguró una segunda placa en honor al combatiente en la fachada del que fuera el hogar de los Merriman en la calle Virginia en Berkeley.

"Él representaba la esencia de Berkeley: el entusiasmo por el activismo que nos acompaña después de graduarnos", explica Zerman.

"Aunque las brigadas internacionales no ganaran frente a Franco y éste acabara en el poder, los voluntarios realizaron un esfuerzo muy noble para luchar contra una ideología malvada en una época en la que ésta era popular y era promulgada por Italia y Alemania".

Para financiar la instalación de la placa, Milton contó con la ayuda del Proyecto de Placas Históricas de Berkeley e inició una campaña en GoFundMe, la cual le permitió recaudar 1.430 dólares.

"Al principio recibí pocas donaciones y pensé que no podría reunir el dinero que necesitaba, pero la comunidad comenzó a movilizarse y otros estudiantes, mi profesor y amigos empezaron a apoyarme", explica Milton.

Entre los donantes se encuentran también simpatizantes españoles y estadounidenses del bando republicano, así como los hijos y nietos de brigadistas del Batallón Abraham Lincoln.

Simpatizantes españoles y estadounidenses del bando republicano participaron con donaciones en la inauguración de una segunda placa en honor a Merriman

"En cuanto supe que Zerman estaba buscando fondos, hice una donación", asegura la española Victoria Párraga, hija de la feminista y miliciana republicana "Tellito". "También le dije que podía venir a casa cuando quisiera para ver los libros que tengo sobre la Guerra Civil".

Para Milton, la placa es el primer paso dentro de un objetivo más ambicioso: lograr que los nombres de los más de diez estudiantes de Berkeley que lucharon voluntariamente contra el franquismo en España se publiquen en una página web de la universidad y que ésta alce un monumento en su honor.

Pero también aspira a que se divulguen las historias del resto de brigadistas estadounidenses que se atrevieron a plantarle cara al fascismo.

"Las historias de los casi 3.000 americanos que fueron a la guerra civil española no se han contado, especialmente en América. Son sólo un pie de página en los libros de historia y se merecen, al igual que Merriman, un mayor reconocimiento", reivindica. "Contar sus historias es la mejor justicia que podemos darles". 

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