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Igualdad España es el país europeo con menos mujeres en las cúpulas judiciales, sólo superada por Malta, Albania o Turquía

Las mujeres acceden a la cúpula judicial europea cuando existe un verdadero concurso de méritos, mientras que tienen menos presencia cuando la elección depende de decisiones políticas. Portugal, Túnez y Grecia están a la cabeza de juezas en sus altos tribunales

De izqda. a dcha., las magistradas Clara Sottomayor (Portugal), Hannah Okwengu (Kenia), Sofia Magoula (Grecia), Gloria Poyatos (España), Ines Cherichi (Francia), Saida Chebili (Túnez), Karen Bildan y Rasha Hammad (Palestina) en un reciente congreso internacional celebrado en Canarias.

julia pérez

España es el país europeo que cuenta con menos mujeres en el Tribunal Supremo, sólo superada por Malta, Albania, Turquía, Islandia y la República Checa. De los 5.419 jueces en activo, las juezas suponen más de la mitad de la carrera judicial (el 54%). Pero, a medida que se asciende en la escala de poder, la presencia de mujeres cae drásticamente.

Así, las mujeres son mayoría en los órganos unipersonales -juzgados de lo penal, primera instancia, instrucción…-, pero tan sólo llegan al 29% en los órganos centrales, como son el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional.

Este techo de cristal también existe en las cúpulas judiciales territoriales. La escasa presencia de mujeres es escasa entre los presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia: la presidenta del TSJ de la Comunidad Valenciana, Pilar de la Oliva, era la única magistrada de los 17 presidentes existentes hasta que el pasado jueves fue elegida María Félix Tena como presidenta del TSJ de Extremadura. Y en las Audiencias Provinciales sólo hay ocho presidentas de un total de 47.

En España la elección de los magistrados del Supremo recae en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), un órgano constitucional cuyos 20 vocales son elegidos por los grupos políticos presentes en el Parlamento.

A pesar de las medidas de igualdad de género introducidas en la legislación española, en el CGPJ no se cumplen criterios de selección paritaria de las ternas de candidatos a las plazas del Supremo. E, incluso, se han llegado a descartar a mujeres que tenían un curriculum vitae igual o superior que los finalmente elegidos.

En un país de cultura jurídica homologable como es portugal, avanza la presencia de la mujer en su cúpula judicial. Allí el acceso al Tribunal Supremo es por concurso de méritos y no existen medidas de discriminación positiva.

En Portugal, las mujeres representan cerca del 30% de los jueces del Supremo, muy por delante del caso español, que a comienzos de año estaba en cerca del 19% en cuanto a la presencia de mujeres en el Supremo y que ha caído tras los últimos nombramientos.

En el Tribunal Supremo portugués hay 18 juezas de un total de 57.

Clara Sottomayor, magistrada del Tribunal Supremo de Portugal y exmagistrada del Constitucional portugués, cree que la clave del avance portugués reside en la apertura a la sociedad.

"En Portugal nunca ha habido cuotas para mujeres o medidas de discriminación positiva. El acceso a la cúpula judicial es por concurso público”, destaca.

¿Cuál es la razón del avance portugués respeto al retroceso español en cuanto a la presencia de juezas en el Tribunal Supremo?

Sottomayor piensa que la “apertura de las oposiciones para los juristas de mérito reclutados de la academia ha aumentado el porcentaje de mujeres en el Supremo” de Portugal. En España, se siguen prefiriendo a hombres en el acceso de académicos y profesores de reconocida competencia en el Supremo (el llamado quinto turno). 

En la cuota de juristas del Supremo portugués, hay actualmente 12 jueces consejeros que concurrieron por esa vía: 8 mujeres y 4 hombres.

Este concurso era posible para juristas con 20 años de carrera. Y permitía la entrada a juristas a una edad temprana. Ahora, se ha alterado este criterio y sólo se admiten en el concurso de méritos a juristas con más de 30 años de trayectoria profesional, explica Sottomayor.

El cambio portugués ha sido muy rápido. Sottomayor lo recuerda: “Cuando tomé posesión, en septiembre de 2012, éramos cinco mujeres contando conmigo. En Portugal -explica- algunas juezas piensan que la maternidad dificulta las promociones de las mujeres y que la entrada de las mujeres en el Tribunal Superior de Justicia portugués podría haber sido más rápido”.

El techo de cristal para las juezas europeas es un problema común, al igual que las dificultades de ascenso por cuestiones de maternidad o familiares dado que no se introducen elementos de corrección.

Pero en Túnez y Grecia la presencia de mujeres en las cortes supremas también ha crecido en los últimos años.

En Túnez, las juezas en el Tribunal Supremo avanzan. Así, en 2017 en Túnez había 82 mujeres jueces y 86 hombres jueces en su Corte Suprema.

Saida Chebili preside la Asociación de Mujeres juezas de Túnez y considera que las juezas “van a ser más numerosas en los próximos años porque hay más mujeres que hombres en las siguientes promociones”.

Chebili es, junto a la española Gloria Poyatos, codirectora de la Región de Europa, oriente medio y norte de África de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ).

En Túnez “no hay medidas excepcionales para ayudar a las mujeres a acceder a la Corte Suprema”, explica Chebili, quien defiende la necesidad de motivar a las juezas para que trabajen “en la Corte Suprema a causa de la importancia de su papel en la igualdad de oportunidades y en la interpretación de las leyes en una perspectiva de género”.

España tiene un sistema de gobierno de la administración de Justicia similar a Italia, no en vano el CGPJ se copió del Consejo Superior de la Magistratura italiano.

Carla Lendaro preside la Asociación de mujeres juezas de Italia, que está desarrollando “una fuerte batalla por una mayor presencia femenina en los roles directivos y semidirectivos” en los tribunales de apelación y casación para lograr una mayor representación de género. En especial en el Consejo Superior de la Magistratura donde sólo han sido elegidas 28 mujeres frente a casi 500 hombres -apenas el 5%- desde finales de la década de los años 80.

Al igual que en España, las juezas son mayoría en la carrera judicial de Italia. Suponen el 53% del total de 8.900 magistrados italianos. La edad media es de 45 años.

A la Corte de Casación de Italia se accede sólo por un concurso interno y la elección la realiza el Consejo Superior de la Magistratura. Se publican los puestos libres -como en España- y se valoran los títulos judiciales, la antigüedad de la carrera y la puntuación de una evaluación técnica de la calidad de las sentencias.

En Italia las mujeres de la Corte Casacional no superan el 30% y los presidentes de sección de Casación son cerca del 22-25% del número total de presidentes.

La Corte Constitucional italiana, por ley, está compuesta por 15 jueces que son nombrados 1/3 por el presidente de la República, otro por, el Parlamento en sesión conjunta y 1/3 de los tribunales superiores ordinarios y administrativos (art 135.1 de la Constitución italiana). Actualmente hay 3 mujeres de un total de 15 jueces.

En total las mujeres han sido 5 del total de 106 jueces nombrados en 60 años en la Cortes Constitucional italiana. Cuatro han sido nombradas por el presidente de la República y una por el Parlamento. Los jueces del Constitucional pueden ser jueces, académicos o abogados.

Falta de transparencia e influencia política

Alemania tiene más mujeres en su cúpula judicial frente a España. Pero Karen Bilda, del Tribunal de Distrito de Hamburgo, siente vergüenza al explica la baja presencia de las juezas alemanas en los tribunales federales.

"No hay una razón oficial de la infrarrepresentación de las mujeres en las cortes superiores federales. Los jueces son elegidos por unos comités de selección judicial. La mitad de los miembros de estos comités representan los ministerios y la otra mitad al Bundestag”, explica.

En marzo de 2019, estos comités eligieron 22 jueces para los principales tribunales de la Federación alemana (el Tribunal Supremo, el Tribunal Federal Administrativo y el Tribunal Federal Fiscal). Esas 22 plazas fueron para 14 hombres y sólo ocho mujeres.

De esas 22 plazas, 18 eran para el Tribunal Supremo. Y sólo se eligieron a 7 magistradas en este alto tribunal.

“No es posible concursar para conseguir estos cargos, ya que los jueces de estas cortes son propuestos por los miembros de dicho comité”, aclara Bilda.

El proceso de selección alemán ha sido criticado, explica Karen Bilda, “por su falta de transparencia y la influencia de los partidos políticos debido a la participación de miembros del Bundestag”.

“Tampoco hay planes para reformar este procedimiento de selección y, por lo tanto, aumentar el porcentaje de mujeres juezas en las cortes federales. Desde hace décadas el Gobierno es criticado”, concluye Bilda.

Anomalía democrática

Gloria Poyatos considera que la escasa presencia de mujeres en la cúpula judicial de España es “una anomalía democrática que redunda en la calidad de la justicia porque no es una justicia realmente representativa de toda la sociedad sino de una mitad lo que se traduce en que las aspiraciones, experiencias y preocupaciones de las mujeres no están representadas de igual forma en la jurisprudencia, a las experiencias masculinas”.

Poyatos, codirectora de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ) en Europa, Oriente Medio y norte de África, destaca que en España sólo hay 15 mujeres entre los 80 magistrados del Tribunal Supremo. Y en las Salas de lo Civil y de lo Militar solo hay una magistrada.

Entre los doce miembros del Tribunal Constitucional, sólo hay dos mujeres. Desde 1981 en que se constituyó el TC español, de un total de 64 integrantes solo 6 tienen nombre de mujer.

Gloria Poyatos tiene una explicación sobre la razón por la cual son excluídas las mujeres cuando no hay un concurso de méritos puro y duro. Opina que existe una razón más profunda: "el estereotipo de la inferioridad intelectual de las mujeres late en el proceso de toma de decisiones de quienes eligen estos cargos discreccionales como ocurre en España".

Dos presidentas de Supremo en Grecia

Una situación muy diferente a la de Grecia, que ya ha tenido dos presidentas del Tribunal Supremo mujeres, además de una Fiscal General.

En Grecia, los más altos tribunales del Poder Judicial son el Consejo de Estado Helénico - el tribunal supremo en la jurisdicción contenciosa-, la Corte Suprema de Casación Civil y Penal (Areios Pagos) y el Tribunal de Cuentas (Elegktiko Synedrio).

Sofia Magoula es magistrada de la Corte Suprema de Grecia. Allí, las mujeres son mayoría entre los vicepresidentes: de un total de 10 miembros, siete son mujeres y 3 son hombres. Sus integrantes son elegidos por el Gobierno entre jueces senior.

En el Tribunal Supremo también las mujeres juezas superan a los hombres. De un total de 65 integrantes, 38 son mujeres y 27 son hombres.

Los griegos fueron los primeros en tener una presidenta de Tribunal Supremo mujer. Fue en el año 2011 cuando se eligió a Rena Asimakopoulou como presidenta (2011– 2013). Posteriormente hubo otra presidenta, Vassiliki Thanou-Christophilou (2015-2017).

Los jueces del Supremo (areopagites) son elegidos por un Consejo Judicial que se forma por 15 jueces de la Corte Suprema seleccionados por sorteo.

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